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Blog Basket: Una Copa maravillosa, un final bochornoso

Fernando Ruiz

Actualizado 18/02/2019 a las 11:29 GMT+1

No. El Real Madrid no perdió por el arbitraje. El conjunto blanco no perdió por la jugada de Tomic con Randolph. Ni siquiera perdió el año pasado con la falta no señalada a Taylor. Tampoco consiguió su pase a las semifinales en la Copa de 2017 por la jugada del campo atrás no pitado a Llull ante el Morabanc Andorra.

Barcelona Lassa

Fuente de la imagen: EFE

Los que me conocéis sabéis perfectamente lo que pienso: hablar de jugadas puntuales en los que los árbitros no aciertan está muy bien para los aficionados. Están en su perfecto derecho de sentirse “robados”. Pagan una entrada o una suscripción a la televisión de pago para sentir emociones con el baloncesto, de manera que no somos nadie para corregirles en sus sentimientos. Se puede llegar a entender, incluso, que los jugadores en caliente actúen como Felipe Reyes ayer. Son seres humanos que trabajan muchas horas para jugarse todo en unos pocos minutos.
Los periodistas, sin embargo, estamos para otras cosas. Lo creo firmemente. En estos tiempos de bufandeos y forofismos conjugados en la misma frase de una columna de opinión, un tuit o una opinión en una tertulia, no debemos olvidar nuestra faceta de explicar a la gente qué sucede en cada momento y por qué suceden las cosas. Y eso solo puede hacerse desde un banco viendo pasar el río, no metidos en él hasta el cuello.
Siempre he defendido el arbitraje, en cualquier deporte. Con sus errores y sus aciertos. Muchos más de los segundos que de los primeros. Incluso en las ocasiones más flagrantes, he permanecido al margen. Insisto, un error arbitral te cuesta uno, dos o tres puntos. Y eso es matemáticamente así en cualquier momento del partido. Vale igual la falta antideportiva no pitada a Singleton en la acción con Randolph que otra cualquiera del mismo calibre que se haya producido en el minuto 7 del primer cuarto. Los aficionados están en su derecho de quedarse solo con la última acción. Nosotros, los periodistas, deberíamos intentar explicar que hay que ver el conjunto del partido, y que no podemos re arbitrar cada acción desde el salto inicial. Sería de locos.
Explicado el punto de partida, hoy me voy a saltar mi propia regla por primera vez. Lo hago porque entiendo la excepcionalidad del momento. Y porque también me veo en la obligación de ser justo con la gente que valora mis opiniones en el deporte donde crecí como profesional y como persona. Lo que anoche sucedió en el Wi Zink Center fue un escándalo. Un hecho gravísimo, sin precedentes, de los que piden no solo explicaciones, si no también cabezas. Alguien hizo ayer un flaco favor al baloncesto. Y debemos averiguar cada detalle para que no vuelva a abochornarnos.
Ver una jugada en el instant replay y no aplicar justicia es algo que jamás habíamos visto en un partido de baloncesto en España. Los árbitros, Juan Carlos García González, M.Á. Pérez Pérez y Benjamín Jiménez Trujillo -hay que poner sus nombres como máximos responsables de lo sucedido- deben explicar al mundo del baloncesto qué toma vieron, por qué no utilizaron otras más claras de entre las 11 cámaras que estaban cubriendo el partido. Seguro que tiene que haber una explicación que se nos escapa. El Director de Arbitraje de la ACB Paco Monjas debería comparecer con urgencia. Va en el cargo. No podemos dejar en el aire la idea de que pitaron mal para compensar el increíble error de la antideportiva no pitada a Randolph sobre Singleton. Eso se llamaría prevaricación. Y nos dejaría un panorama difícil de explicar.
La Final de Copa tiene aun por escribir un último capítulo, inesperado, inédito hasta la fecha. Un capítulo que nos ha traído a millones de opinadores, profesionales y aficionados, muchos de ellos ajenos a este deporte el resto del año, que aprovechan para subirse al carro de la mierda. La situación es tan grave que hoy nos impide hablar de uno de los mejores partidos de baloncesto de la historia en nuestro país. Un duelo emocionante, una montaña rusa de emociones impagable, que nos dejó a ambos equipos ganando y perdiendo en intervalos de apenas un par de segundos ante los “ojipláticos” espectadores que asistían, incrédulos, a semejante espectáculo. Un choque de trenes en el que ganó el Barça Lassa con toda justicia, tras haber sido capaz de remontar 17 puntos ante un rival como el Real Madrid, apoyado en las gradas por una afición espectacular, que se supera año a año. Enamorado de la Copa del Rey de basket, desde que te conocí. A pesar de todo.
Fernando Ruiz
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