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Ciclismo | Juan Ayuso, ¿en la mesa de los seis magníficos?

Luis Jiménez

Publicado 02/05/2023 a las 10:29 GMT+2

Vivimos una Edad de Oro del ciclismo mundial con seis estrellas en línea, algo único en la historia de este deporte. La pregunta es obvia: ¿hay algún ciclista español capaz de colocarse cerca de la mesa en la que se sientan los llamados 6 Magníficos?

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Esta pasada semana hemos tenido la oportunidad en Eurosport de disfrutar de un esperadísimo regreso a las carreteras: Juan Ayuso. El corredor del UAE tomaba en Romandía el pulso a la lesión que le amargaba la existencia y ponía fin a una especie de maleficio que estaba torturando al joven talento español, atropello incluido, y que a todos nos tenía en vilo, ya que vivimos instalados en un calendario tan voraz que no tiene piedad con aquellos que se quedan rezagados, aunque sea por tan solo un puñado de semanas. Se puede afirmar sin ningún atisbo de duda que Ayuso ha dejado atrás todos los temores y superado todas las expectativas.
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Juan Ayuso, al igual que Remco Evenepoel, accedió al ciclismo de manera algo casual. El belga, porque se lesionó la cadera siendo jugador de fútbol, hizo la rehabilitación sobre una bici, quedó relegado al banquillo cuando se recuperó y perdió la ilusión por este deporte al descubrir que por ahí no iba a avanzar demasiado. El de Jávea se metió en el soccer en Atlanta, cuando la familia tuvo que asentarse en los Estados Unidos por la profesión de su padre; tanto en Madrid, de regreso a España, como en Jávea, el lugar en el que la familia Ayuso echó el ancla a su vida errante, siguió practicando fútbol hasta que este lateral derecho se dio cuenta de que lo del balón no era lo suyo. Y, como muchas veces sucede en la vida, las casualidades hicieron el resto, con un amigo que te presta una bici vieja y pesada, las primeras pedaladas, el inmediato enganche, para que Juan Ayuso se decantara felizmente por los pedales.
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Juan Ayuso se metió en el mundo de la bici con 11 años. Cuatro años más tarde, en su primer año como cadete, se proclamaba en Ávila campeón de España de ruta y crono. Repitió en Ourense un año después; en 2019 ganó, ya como juvenil, el título nacional, logrando otra vez el doblete en el año 2020 en Llucmajor. Vamos, que mostraba maneras desde sus inicios, como la mayoría de los ciclistas que integran este selecto club de elegidos, algo que no pasó desapercibido para aquellos equipos que tienen ojos y oídos capaces de distinguir el talento allá por dónde brilla, así que el UAE fue el equipo encargado de decidirse por el jovencísimo corredor para empezar la difícil tarea de pulir un diamante en bruto, primero cedido en equipos de formación, con los que se adjudicaría el Giro baby, hasta compartir con tan solo 18 años maillot junto a Pogacar, Roglic, Trentin o Gaviria. Estrenando mayoría de edad en el World Tour.
De nada sirve el talento sin sacrificio…y ambición
Siempre se ha dicho que la única fórmula válida, y a veces ni eso, para triunfar en cualquier actividad de la vida es trabajo, trabajo y trabajo. Si esa actividad es el deporte profesional, añadan el sacrificio como ingrediente imprescindible para acercarse al éxito. Juan Ayuso reconocía a Javier Ares en una entrevista que con 17 años pesaba toda la comida que ingería para no pasarse un gramo. Supongo que con esa edad, un chaval que entrara en cualquier templo de la comida basura lo último que pensaría es en poner una báscula para conocer el peso exacto de la Big lo que sea que estuviese a punto de ingerir. Entrenamiento y peso, los dos mantras de un profesional de 1,83 de estatura para quien el peso ideal se encuentra entre los 63 y los 63,5 kilos.
Peso lastimoso, que me diría Eduardo Chozas, a no ser que seas ciclista profesional, encadenado el nutricionista y al potenciómetro, los dos jueces implacables que, con frialdad, nada personal, solo negocios, te indican los gramos que te sobran y los vatios que te falta. Eso implica un rigor, seriedad, constancia y fuerza de voluntad al alcance de muy pocos. La cara B del profesionalismo, lo que no se ve, pero que condiciona a lo que se muestra en la carrera.
¿Y ahora qué?
Afirmar que un joven corredor que destaque será el nuevo Merckx o el nuevo Contador es, como mínimo, un ejercicio de alto riesgo. Juan Ayuso lo tiene todo, como hemos visto, para poder ser invitado en breve a esa mesa selecta, pero el deporte profesional, a pesar de ser cada día más científico, no es ni mucho menos una ciencia exacta. Pasan cosas, a veces malas y aparecen inesperados obstáculos en el camino. El de Jávea, sin ir más lejos, tuvo que parar 7 largos meses por una dolorosa lesión en un nervio que aún no tiene respuesta clara a su causa y no ha sido hasta la semana pasada cuando ha podido volver a correr con normalidad en Romandía. Caídas, lesiones, accidentes, despistes, forman parte de la vida cotidiana del corredor profesional. Si Ayuso consigue esquivarlo, no tengan la menor duda, riesgo asumido, de que puede ser un comensal más en es exquisito grupo. Al tiempo.
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