El amor propio de Pablo Urtasun: “Quería una despedida digna”

Pablo Urtasun (1980) será el maestro del Funvic Soul Carrefour en 2016. De Japón a Brasil desde Navarra, pero con un calendario europeo “de más calidad” que afrontar, después de correr con el Euskaltel-Euskadi y de sufrir la crisis ciclista en los dos últimos años. Su deseo, por fin, se ha hecho realidad y regresará a la élite el próximo año.

Urtasun dio el salto a profesionales tarde, con 25 años, por eso cuando el Euskaltel-Euskadi echó la persiana su sprint se había quedado corto. Desde entonces, el de Urdiain ha buscado terminar con orgullo su carrera, y no le ha sido fácil, con un 2014 en blanco por el fiasco del PinoRoad chileno y este año encontró un dorsal en Japón, demasiado lejos de casa. El corredor foral avanza sus expectativas y su angustia en el pasado reciente.

Un año más en activo y vuelve con el Funvic Soul Carrefour Profesional Continental.
Sí, y pienso que es un salto hacia adelante. Sobre todo porque tener un calendario europeo es lo que más ilusión me hacía. La despedida se acerca poco a poco y me gustaría decir adiós desde un calendario de más calidad, dignamente. Es lo que quería y este era el único camino que tenía.

¿Cómo llega el contacto con el Funvic Soul Carrefour?
La verdad es que ha sido todo a través de la agencia de representación de Velofutur, de Juan Campos y Jorge Quintana. Ellos me buscaron el hueco, me llamaron, y me presentaron la propuesta. El primer contacto fue en septiembre pero todo dependía de que la UCI aprobara la licencia al equipo. Yo ya había firmado un contrato Profesional Continental pero había que esperar. Correr solo en Brasil no me interesaba. La idea era venir a Europa y era la única opción que tenía. Me fui de vacaciones. Tampoco hice caso al teléfono y al día siguiente tenía doscientos whatsapp; había salido el equipo y casi no me había enterado.

¿Qué le piden que aporte desde el equipo?
Casi no he hablado con ellos. Me han pedido la talla de la bici, de la ropa y poco más. Esperan que aporte la experiencia que tengo por conocer el pasaporte biológico y correr en Europa, y enseñar a los jóvenes cómo funciona. Y si por el camino podemos sacar algún resultado y ayudar a que el equipo dé pasos adelante, mejor.

Habla de despedida, ¿con qué colgaría satisfecho la bicicleta y el dorsal?
Si el año que viene vuelvo a estar en Europa a nivel bueno, como los últimos años de Euskaltel, disputando carreras o ganando algunas. Hacer una buena temporada en definitiva. Demostraría que a pesar de todas las dificultades que he tenido, de estar un año sin competir, y otro en el extranjero, y tener 35 años he sido capaz de dar el mismo nivel o parecido. Me quedaría satisfecho si vuelvo a dar un buen nivel deportivo, no me pongo metas, no hablo de ganar tres carreras.

¿Qué calendario va a disputar el equipo?
Es muy difícil que el primer año tengamos una invitación del WorldTour. Sabemos que las invitaciones están muy caras. En las primeras carreras intentaremos hacerlo bien y dejarnos ver y dependerá de los organizadores y el nivel del equipo. Tampoco es ir por ir; si no hay nivel, quizá no merezca la pena. Veremos lo que damos y lo que los organizadores nos dan. Tal y como están las carreras que salen 90 corredores, espero no tener problema para hacer casi todo el calendario español. En Brasil tampoco tienen muchas opciones de correr y se puede decir que estamos obligados a hacer el resto de calendario en Europa, aunque tenga que ir a Brasil un par de veces. Y al final es vivir en casa, que es la gran diferencia con Japón.

Tras la desaparición por sorpresa del Euskaltel-Euskadi, ¿cómo valora la situación que se encontró después?
Cuando decidí seguir, la idea era que el ciclismo iba a mejorar: Que Fernando (Alonso) iba a sacar equipo, quizá Andalucía también, País Vasco podía volver a tener un equipo en la élite, que hace falta, de hecho se están dando los pasos con Murias… Y que en 2014 tendría mi hueco. No salieron equipos, el panorama ha seguido negro y pienso que a día de hoy está más oscuro. Ciertamente no han salido las cosas como me hubieran gustado. Una vez tomada la decisión de continuar, quería intentar acabar con un calendario digno, correr una Vuelta al País Vasco o una Vuelta a España, esa es la apuesta y en eso estamos.

El adiós del Euskaltel-Euskadi llegó en el momento dulce de su carrera.
Cuando se supone que venían los mejores años, te cierran el equipo de casa, tampoco quedaban huecos y era imposible buscar un sitio. Y no había equipos, era prácticamente imposible. Nos tocó movernos.

Y llegó el 2014 y no encontró un dorsal.
Cuando empecé a entrenar en invierno estaba el tema de PinoRoad, hasta febrero se supone que teníamos equipo, pero vino la espantada. Seguí entrenando pensando que iba a salir algo y se hace duro entrenar sin un objetivo claro. No perdí la esperanza hasta que pasó el año y no tuve la opción.

La oportunidad sí apareció en Japón este año, ¿cómo es el ciclismo japonés?
Un ciclismo diferente, mucho más de lo que pensaba en cuanto a equipos y carreras. Casi todo son critériums y en circuitos cerrados. Es un calendario que quizá no se adecúa al cien por cien a mí pero era lo que había. En total, estuve seis meses y medio allí, a 70 kilómetros de Tokyo hacia el Monte Fuji, en una zona montañosa y con un clima parecido al de aquí.  Estar tan lejos de tu mujer y tu hijo durante tanto tiempo se hace duro, aunque haces lo que te gusta. Con familia todo es mucho más duro. Te das cuenta que tu hijo solo tiene cinco años una vez y estás casi todo el año fuera. Y eso pesa mucho a la hora de continuar.

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