Entrenando con Alberto Contador: Seguro en la carretera y seguro de volver a ganar el Tour

A Alberto Contador, como a cualquiera, se le ponen los pelos de punta cuando se entera de una triste noticia de la muerte de un ciclista, cicloturista o usuario de bicicleta debido a un atropello o a un accidente. “Es un tema de concienciación por ambas partes, ciclistas y conductores. Nosotros somos muy vulnerables y respetar el metro y de distancia es básico para la estabilidad y librarte de un golpe o del susto que te pueda provocar una caída. Y los ciclistas –añade Alberto con el rostro serio- tienen que ser conscientes de que no están solos por la carretera, que pueden ir de dos en dos, pero no de cualquier manera. Ambos tenemos tenemos que estar comprometidos”, insiste el corredor madrileño.

El doble campeón del Tour de Francia también es plenamente consciente de que su seguridad también está en riesgo en sus largas horas de entrenamiento por la carretera. Por esta razón, Alberto Contador señaló en el acto ‘123 en seguridad’ organizado por Trek Iberia, que para él o para cualquier cicloturista las medidas en este sentido deben incrementarse. Medidas como un buen casco, ropa de alta visibilidad e incluso las luces diurnas que desde hace unos años irrumpieron en el mercado de la bicicleta como un elemento básico de seguridad. “La ropa con visibilidad buena es fundamental. Nosotros tenemos un kit de entrenamiento con ropa flúor y es increíble la visibilidad. Últimamente se ha incorporado una luz, no sólo de uso nocturno. Yo la uso todos los días, pero el día que salgo y no se me ha acordado cargarla me siento más inseguro porque es impresionante cómo aumenta la visibilidad en carretera. Hasta los coches lo notan y pasan más separados de ti”, comentaba Alberto Contador.

Desde hace unos meses, el ciclista madrileño volvió a fijar su residencia habitual en Pinto, recuperando también sus zonas de entrenamiento habitual por el sur de la Comunidad de Madrid o por la Sierra del Guadarrama, al margen de las habituales concentraciones en altitud que realiza con su equipo en la isla de Tenerife. Cuando Alberto Contador sale a entrenar en bicicleta, sus paisanos no dudan en saludarle y mandarle ánimos como antaño, e incluso todos los ciclistas o cicloturistas que se cruzan con él también le jalean y él devuelve el saludo con su mejor sonrisa, la misma que –se le ve y también lo reconoce- ha recuperado en la presente temporada tras su fichaje por el Trek-Segafredo.

Equipados con una bicicleta de la firma Trek y con prendas de ropa de alta visiblidad en color amarillo flúor de la marca Bontrager (calcetines y guantes Halo, perneras y manguitos Thermal Visibility, maillot Circuit y chaleco Specter), el casco Ballista Mips –el mismo en versión aerodinámica que utiliza el equipo Trek-Segafredo- y por su puesto con las luces diurnas estrellas de la marca: Ion 100 R como luz delantera y el modelo Flare R como trasera, salimos a rodar con Alberto Contador por los alrededores de su Pinto natal. Circulando en fila de dos pegados al arcén derecho de la calzada, disminuyendo la velocidad y extremando precauciones al entrar a cada rotonda e incluso Alberto, en cabeza, señalando al resto del pelotón si había objetos o baches en la calzada.

En definitiva, rodando seguros e incluso permitiéndonos el lujo de aumentar la velocidad en el llano y elevar nuestra moral –como quien firma esta noticia- al poder seguir su rueda y no despegarnos de él durante varios kilómetros a tope.

En un plano más personal, en este encuentro con la prensa del que Eurosport fue testigo privilegiado, Contador reconoció que prefiere entrenar en buena compañía, pero que a veces es necesario salir en solitario para aumentar su concentración u optimizar sus propios registros de entrenamiento. Nada extraño en un ciclista profesional al más alto nivel, pero no deja de ser llamativo que afirme que durante esas largas horas a solas con su bicicleta, tenga tiempo para pensar e incluso para que se le ocurran buenas ideas o disfrutar la vida de otra forma.

Alberto Contador pudo haber cumplido su palabra inicial y poner fin a su carrera deportiva a final de la pasada temporada 2016. Pero su ambición por intentar volver a ganar el Tour de Francia y apostar por un proyecto deportivo que, según afirma, le convenció desde el primer momento, han supuesto la vuelta a una segunda juventud a sus 34 años. No sólo por regresar a su pueblo opor volver a montar la marca de bicicletas con la que ha conseguido sus mayores victorias en el Tour de Francia, sino por tener la seguridad dentro y fuera de la carretera de que puede volver a reinar en París.