Iván Cortina: El otro gran nombre del relevo español que se levanta con fuerza

Iván García Cortina se fue al suelo a falta de unos cuarenta kilómetros para el final de la Gante-Wevelgem, cuando el asturiano de 21 años del equipo Bahrein-Merida estaba rodando en el pelotón principal y ayudando a su jefe de filas, el italiano Sonny Colbrelli. En primera instancia pudo esquivar esa montonera, pero como él mismo relató a Eurosport: “No sé muy bien cómo fue, la había librado más o menos y vino otro ciclista por detrás que no frenó y se me llevó por delante. Cuando ya estaba en el suelo vino el del Wanty y me dio en todas las costillas. Es la parte que más me duele, aunque la herida del brazo está un poco abierta aunque va supurando”.

Para García Cortina o para cualquier ciclista joven que está en su primera campaña de clásicas en un equipo World Tour, una caída así: rodando y viéndose entre los mejores en la fase crucial de carrera, es más dolorosa por perder esa situación de privilegio que ese golpe en el costado o la sangre de su codo. A sus 21 años su equipo le ha dado la oportunidad de correr todo el calendario de grandes clásicas belgas y no está desaprovechando la oportunidad. Tanto, que ni aun yéndose al suelo decidió abandonar y acabar como fuera esta Gante-Wevelgem.

Una lección de la que no sólo se levantó, sino de la que aprenderá tal y como señaló el exciclista especializado en este tipo de pruebas y experto de Eurosport, Juan Antonio Flecha.

El ciclista asturiano tiene ahora por delante el Tour de Flandes, el Scheldeprijs, la París-Roubaix y la Flecha Brabançona, las últimas cuatro carreras de la campaña del Norte donde seguirá acumulando kilómetros y experiencia. Y es que en lugar de lamentar su mala suerte o dolerse por esa caída, un día después de la misma ya pensaba en Flandes y en terminar la carrera en este gran escenario donde ya ocupó un puesto del top ten en categorías inferiores.

Criado deportivamente en el equipo filial del Quick Step, que es el principal y más potente equipo belga y dominador de las clásicas, prefirió la oportunidad en firme de formar parte de una nueva estructura World Tour como el Bahrein-Merida, y no estar a la sombra de otros o detener su imparable crecimiento en la formación flamenca.

Ahora trabaja para Sonny Colbrelli y es consciente de que no es lo mismo darlo todo para un líder en una etapa de una gran vuelta que en una clásica, donde “siempre se va a tope y es más difícil todo”, como señala. “Intento ayudar en todo lo que puedo. Con muchas ganas en estas carreras porque son las que me gustan y con las que más disfruto. Los que tienen fuerza están delante y los que no, están eliminados. No hay más”.

Él está demostrando pese a su insolente juventud que es de los que tiene fuerza y de los que está delante, además de tener la voluntad de levantarse y volver a pedalear. Para él vendrán más clásicas y más pronto que tarde la oportunidad de ser el líder del equipo y, por qué no, uno de los favoritos a la victoria en un terreno, los adoquines, que históricamente ha estado vetado a los ciclistas españoles salvo los casos de Juan Antonio Flecha u Óscar Freire.

En las últimas semanas los grandes titulares del relevo generacional del ciclismo español se los están llevando ciclistas como David De La Cruz o Marc Soler tras ser tercero en la Volta a Catalunya. Pero el ciclismo nacional también necesita otro tipo de héroes, como un digno heredero de Óscar Freire o un corredor dispuesto a poner muchas picas en Flandes. Iván Cortina, va camino de ello. Y si vuelve a caerse volverá a levantarse. Paciencia.

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