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Nairo Quintana y el Tour 2018: Una reivindicación excesiva y una obligada vuelta a los orígenes

Adrián G. Roca

Actualizado 18/10/2017 a las 18:26 GMT+2

Nairo Quintana no finalizó nada satisfecho el Tour de Francia 2017. Ni consigo mismo ni con la estrategia del Movistar Team. El colombiano ya piensa en su sueño amarillo para el próximo año, aunque por el camino no haga más que reivindicarse a sí mismo como jefe de filas tras el fichaje de Mikel Landa. Aunque parece claro que será el líder, esa reiteración constante abre un interesante debate.

Nairo Quintana, en el Tour de Francia 2017

Fuente de la imagen: Getty Images

Objetivamente, la temporada 2017 no fue del todo mala para Nairo Quintana. Segundo en la general del Giro de Italia con una victoria de etapa. General y etapa en Tirreno-Adriatico y en la Vuelta a la Comunidad Valenciana y protagonista en las clásicas italianas de otoño, en las que en caso de haber mostrado un punto más de ambición podría haber subido al podio o cosechar alguna victoria.
Lo peor del año para Nairo fue su Tour de Francia. Sin gas en las etapas de montaña, superado por todos y su objetivo de doblar las dos grandes hecho añicos. A partir de ahí se abrió incluso una crisis entre el ciclista, su entorno y el equipo a la que también contribuyó el posterior anuncio del fichaje de Mikel Landa por el Movistar Team de cara a 2018.
El propio Quintana confirmó que no se movería pocas semanas después de concluir el Tour, añadiendo siempre en cada mensaje que en 2018 volvería a la carrera francesa como jefe de filas. Esos mensajes, altos y claros, volvieron a multiplicarse tras la presentación del recorrido oficial de la ronda gala. Mensajes en redes sociales y claridad meridiana en sus declaraciones a la prensa: El líder seré yo y volveré al Tour a ganarlo.
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Tour de Francia 2018: Todos los detalles de la presentación del recorrido

"Está totalmente confirmado (que seré jefe de filas). Siempre ha sido así", afirmó el boyacense, dejando claro que no hay debate interno en el seno del equipo: "Lo que hemos hablado es que iré como jefe de filas, respaldado con un gran equipo y eso me da tranquilida”, mensaje confirmado y respaldado por su director deportivo, Eusebio Unzué.
Acto seguido, se puso en manos de Dios y volvió a reivindicarse ante sus millones de fans en redes sociales, como si le hiciera falta reivindicarse ante el flamante fichaje Mikel Landa.
Cabe recordar que el vitoriano, cuarto en el pasado Tour a solo un segundo del podio y demostrando por momentos la misma o más fortaleza que su jefe de filas en Sky, Chris Froome, dijo que nunca volvería a la ronda gala como segundo espada. Dejándolo claro pero, a diferencia de Quintana, repetirlo hasta la saciedad.
Landa no quiso desvelar sus planes de competición para 2018 en una reciente entrevista que mantuvo en Planeta Eurosport, y apeló a la profundidad del calendario para fijar sus grandes objetivos, que con mucha seguridad pasarán por el Giro de Italia, su gran vuelta favorita y la que en realidad ansía ganar.
Otra opción, menos aconsejable a priori es que ambos compatibilicen el liderazgo en el próximo Tour de Francia. Una experiencia que podría recordar a las ya vividas en el seno de esta estructura en el pasado con Pedro Delgado y Miguel Indurain o con el propio Nairo Quintana y Alejandro Valverde en las últimas ediciones.
En cualquier caso, Nairo Quintana es el rival natural de Froome y en su mejor forma es muy superior a los franceses Bardet o Pinot, a los italianos Nibali y Aru y salvo en la contrarreloj al holandés Tom Dumoulin. El colombiano ha sido el rival que más complicada le ha puesto la victoria al ciclista inglés.
Estoy convencido de que se le puede ganar a Froome. El problema que tenemos que acertar es hacer un calendario bueno y llegando con buenas piernas (Nairo Quintana)
Lo que tal vez convenga a Quintana a partir del 7 de julio de 2018 sea, como él mismo afirma, replantear su calendario previo y llegar con la mejor preparación al Tour de Francia y quitarse ese corsé de ciclista demasiado conservador. Los aficionados sueñan con un estilo atacante y sin complejos, como el que mostró en su primera participación en 2013 o también como el que mostró en la etapa decisiva del Alpe D’Huez en 2015. Sólo así y tal vez con la inestimable ayuda de Landa consiga su ansiado sueño amarillo. Desde luego el espectador agradecerá más esa vuelta a sus orígenes que esa reiterada reivindicación como jefe de filas de su propio equipo.
¿Cómo ves el recorrido del Tour de Francia 2018, el primero sin Alberto Contador?



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