Tour de Francia 2017: La Planche des Belles Filles, la subida donde siempre ocurre algo importante

La quinta etapa del Tour de Francia 2017 vivirá el juicio real y paralelo de las consecuencias de la expulsión de Peter Sagan. Pero quienes quedan en carrera se enfrentan al primer gran final en alto, y ya son los grandes favoritos quienes deben hablar en la carretera. Será también el primer día que Nairo Quintana eche realmente de menos a Alejandro Valverde o en el que se vea a un agresivo Richie Porte tratando de recuperar segundos en la general.

En esa subida de apenas seis kilómetros al ocho por ciento de desnivel medio y con último kilómetro durísimo, se prevé una exhibición del Sky o algún vago intento de mover la general. Será blanco o negro, sin medias tintas. En la tercera vez que el Tour de Francia visita esta cima, en las dos anteriores pasaron cosas relevantes: La primera demostración de que el equipo de Chris Froome, entonces trabajando para Bradley Wiggins, iba a triturar sí o sí a todos sus rivales. Sin olvidar la victoria de Vincenzo Nibali en 2014, donde se vistió de amarillo sin soltarlo ya hasta París.

En 2012 ganó Chris Froome, entonces gregario respondón de Bradley Wiggins. Fue su primera gran victoria en el Tour de Francia, aunque su equipo tal vez no le dejó ganar aquella carrera. En seis kilómetros el Sky se quedó sin rivales y sólo a duras penas aguantaron el entonces vigente campeón Cadel Evans y un inexperto Vincenzo Nibali.

Dos años después la gloria se la llevó el propio Nibali, pero en aquella décima etapa del Tour de Francia 2014 se esperaba que Alberto Contador pusiera la carrera patas arriba, pero la carretera le jugó una mala pasada al madrileño. En el descenso previo a afrontar La Planche, Contador se despistó por un momento, encontró un bache a toda velocidad y salió despedido. Rodilla ensangrentada, fractura de un hueso y vanos intentos por continuar. Aquel era su año, como semanas más tarde demostró con mucha autoridad ganando La Vuelta.

En 2017 Alberto Contador tendrá que aguantar las embestidas de Froome y el Sky, un equipo rabioso porque ya se han ido al suelo dos veces en las últimas etapas o del que ya se polemiza hasta por el tejido con el que está compuesto su ropa de competición. El campeón vigente dijo que no espera diferencias y prevé agresividad en sus rivales, aunque precisamente tendrán que ser estos quienes tengan que construir una etapa más sosegada para que, como siempre pasa en La Planche, quien gobierne en lo alto no acabe gobernando el resto del Tour.