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Blog García Mera: El crack, el catacrack y el moñiga

Julio García Mera

Actualizado 08/12/2017 a las 11:31 GMT+1

No hace falta que fiches a doce cracks en tu equipo. De hecho, sería contraproducente.

Ricardinho, Movistar Inter (Twitter Movistar Inter/Sandra Santiago)

Fuente de la imagen: Eurosport

Todo el mundo quiere tener a los mejores en sus equipos, pero no hace falta que fiches a todos los cracks para ganar. Además, es imposible que todos los componentes del equipo sean cracks. De hecho, sería contraproducente. A la hora de confeccionar una plantilla se debe abrir todo el abanico. Por eso es importante que sepas qué es un crack, qué es un “moñiga” y qué es un catacrack. El crack es fácil de definir. Todos lo tenemos en la mente. Es lo que nos hubiera gustado ser, pero que jamás seremos. El crack es el que resuelve los problemas irresolubles, el que se escapa con sencillez insultante de los rivales, el que no conoce el banquillo, el que más pasta gana, el supuesto líder.
El catacrack es la antítesis del crack. Ojo al fichar porque son idénticos a sus compañeros: se visten de corto y juegan a lo largo y ancho de la pista. Pero el catacrack no resuelve problemas, sino que, en su intento por ayudar al equipo, crea la mitad de los problemas que trata de resolver. El catacrack no se escapa de nadie. Eso sí, se escapa de cualquier clasificación sociológica. El catacrack nunca es requerido en sala de prensa. Su voluntad es la que debe ser: se esfuerza y lleva el cuerpo hasta la extenuación, pero lejos de mejorar el rendimiento del equipo, lo entorpece.
El “moñiga” es un término que inventó mi amigo y compañero de Selección, Alberto Riquer. La mayoría de los jugadores que componen un conjunto somos “moñigas”, aunque no lo sepamos. Alberto supo que era un “moñiga” un día en el que sucedió lo siguiente: Se acercó a un árbitro para comentar una jugada. En ese momento el crack del equipo rival estaba lanzando improperios contra el colegiado. Ante la pasividad del que estaba siendo insultado, Alberto le preguntó: «¿Pero eso no es tarjeta?». Y el árbitro le mostró la tarjeta amarilla a él. Y justo en ese instante supo a ciencia cierta que era un auténtico “moñiga”. El término tuvo éxito entre los colegas y nos dimos cuenta de que los equipos no funcionan gracias a los cracks, sino gracias a los “moñigas”. Son la clase media, los jugadores que no salen en la portada, pero que sostienen el peso de los clubes. Lo aguantan todo sin hacer ruido. Jamás piden una explicación. Para saber si eres un “moñiga” observa si en tu equipo nunca te toca la salida de emergencia en los aviones y, sin embargo, sí sueles estar cerca del motor. Si nunca sales de titular, excepto en los bolos y las pachangas; si te tienes que llevar ese trofeo que nadie quiere transportar; si tu entrenador te pone como ejemplo de lo que hay que hacer, pero luego no rascas bola en los partidos; si te dan el premio alfair playdel encuentro; entonces, querido amigo, es que eres uno de los nuestros. ¡Bienvenido a la familia!
Julio García Mera
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