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Blog: La penúltima bala de Peter Lim

Rubén Uría

Publicado 27/03/2017 a las 17:31 GMT+2

Mateo Alemany, nuevo Director General del VCF. Su objetivo, apagar los incendios diarios y vertebrar una entidad descabezada. Fácil de decir, difícil de hacer.

Mateu Alemany, una vida ligado al Mallorca – literal,: llegó con 18 años y se fue antes de cumplir los 50-, regresa a primera línea de fuego. Desde hoy es nuevo Director General del Valencia CF, pasando a ser máxima autoridad del club, por debajo del máximo accionista y de la presidenta. Después de dos meses de negociaciones, llega a un club varado, que sale a incendio diario y es experto en calcinar reputaciones. Peter Lim, consciente del desgaste de su figura, recurre a Alemany como bombero de emergencia. Suyo será un cargo destinado a liderar el día a día de un club que, coincidiendo con la marcha de Amadeo Salvo, Ayala, Rufete o Kempes, suspende en sentido de pertenencia. ¿Habría sido deseable que el Valencia recuperase una figura de autoridad moral entre el valencianismo, para hacer de nexo común entre aficionados y propiedad? Naturalmente. En cualquier caso, la estatura del nuevo Director General del club no se medirá por su grado de valencianismo o por si es o no valenciano, sino por su gestión. Su misión, vertebrar un club descabezado. Su objetivo, apagar los incendios diarios en una entidad desangrada por disparates deportivos y guerras intestinas. Tendrá que poner orden donde reina el caos. Fácil de decir, difícil de hacer.
Está por ver qué nivel de autonomía tendrá, cómo será su cohabitación con la presidenta o si moldeará la política de comunicación. El tiempo dirá si tiene manos libres para sacar el machete en la espesura de la jungla o si acabará convertido en florero de la dinastía Ming. A favor, su profundo conocimiento del fútbol español y su hoja de servicios. En contra, la duda de saber si podrá desarrollar su labor sin injerencias. Su hoja de ruta tiene tajo por delante. La prioridad, contratar un entrenador. Uno fiable, que conozca el fútbol español y entienda que no habrá dinero para dispendios. Ya hay varios candidatos. Alemany elegirá y después trasladará su decisión a la propiedad. No tendrá margen de error. Después de las experiencias fallidas con Nuno, Neville, Ayestarán o Prandelli, saltará sin red. No puede permitirse otro error más.
Alemany tendrá múltiples frentes abiertos. Son tiempos oscuros para la economía del Valencia. El próximo presupuesto condicionará sus decisiones. Aterriza sabiendo que el club no jugará competición europea, un lastre. Otra rémora, el descenso de ingresos por derechos televisivos. En la actualidad, el Valencia percibe unos 67 millones de euros, cifra que se verá rebajada en unos diez kilos por culpa de su mala clasificación. Es decir, aumentará la brecha respecto a Barça, Madrid o Atlético; y por otro lado, Sevilla, Athletic o Villarreal pasarán a ingresar el próximo curso más que el Valencia. Más: al finalizar la próxima temporada, Meriton comenzará a pagar el préstamo a Bankia según los plazos refinanciados. Eso, sin contar con que el club está pendiente de la resolución de la multa de Bruselas, de casi 24 kilos. O que tendrá que lidiar con un marrón de proporciones bíblicas: el club sigue sin encontrar patrocinador para su camiseta.
De propina, la plantilla. Salvo en el hipotético e improbable caso de que Lim inyecte más dinero – ya ha puesto unos 200 millones de euros-, Alemany acometerá una profunda remodelación de la plantilla, haciendo de poli malo este verano. Tendrá que vender lo más caro posible, no ejercer la opción de compra de los cedidos y aligerar masa salarial. Para fichar, cabe imaginar que seguirá su modelo del Mallorca: delegar confiando en el criterio de la dirección deportiva y del entrenador, interviniendo para rematar las negociaciones económicas cuando los fichajes estén en su recta final. Por cierto, si se ficha, será barato. A poder ser, a coste cero. La receta será muy añeja: antes de entrar, primero dejen salir. El trabajo de Alemany no será un crucero de placer. Será duro, difícil y en ocasiones, desagradable. Suerte, porque la va a necesitar. La suya, sin duda, será la del Valencia. Es la penúltima bala de Peter Lim.
Rubén Uría / Eurosport
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