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Blog Uría: ..Y Elche coreó el nombre de Luis Enrique

Rubén Uría

Actualizado 12/09/2018 a las 01:15 GMT+2

España, en una fantástica actuación, destrozó a Croacia en una exhibición de clase y pegada. Saúl y Asensio lideraron al grupo Luis Enrique, coreado en Elche.

Saul Niguez Espagne

Fuente de la imagen: Getty Images

Luis Enrique, el antimadridista, presentaba una alineación con seis madridistas en el once titular. A saber: Ramos, Carvajal, Nacho, Isco, Asensio y Ceballos. Fue una demostración de profesionalidad para todos aquellos catetos de plató que consideran que un seleccionador puede ser madridista y ser profesional cuando llega al cargo, pero no ser antimadridista y seguir siendo exactamente igual de profesional. Lucho lo fue. Hizo el equipo que creyó oportuno y su España fue un vendaval de juego y goles, de fútbol bueno, que no bonito, para convertir a la actual subcampeona del mundo, a la Croacia de Modric, en una caricatura. El público de Elche despidió una de las mejores noches de la historia contemporánea de la selección con una atronadora ovación al equipo, para después corear, durante unos minutos, el nombre del seleccionador nacional: “Luis Enrique, Luis Enrique, Luis Enrique”.
Y eso que los primeros minutos hacían presagiar una mala noche para España, porque Croacia presionó arriba, metió en apuros al combinado nacional y gozó de dos ocasiones, una marrada por Santini – ingenuo y otra, desperdiciada por Perisic, estorbado por un Carvajal que estuvo toda la noche imperial. Después, nada más conocerse la dimisión de la ministra, España descargó un Montón de goles sobre la portería croata. Fue un aluvión. El primero llevó la firma de Saúl, en su salsa, llegando desde atrás y con un martillo en la frente, para que las redes sociales festejasen de manera tradicional con aquello de “Better Call Saúl” Ya saben, ni un minuto en Rusia. Al festival se unió otra joya, Marco Asensio, con dos misiles casi consecutivos que arrasaron la meta croata como si fueran sputniks teleridigidos. En un abrir y cerrar de ojos, España demostraba que podía combinar su estilo de toque y posesión, con un fútbol vertical, directo, lleno de movilidad, de llegada y sobre todo, de pegada. Tras el segundo acto, la tormenta hispana fue todavía más perfecta. Rodrigo bordó una contra de vértigo y calidad – milagro, un contragolpe de España no considerado como una herejía-, Ramos hizo sangre con un cabezazo inapelable en una pelota parada y en la recta final, Isco culminó con un gol precioso, en una jugada colectiva de tiralíneas. Todo eso, entre gritos de "olé, olé y olé" por parte de la grada, que vibró como nunca.
Fue una actuación soberbia de España, la de Luis Enrique, la que está concentrada en no olvidar la historia para no condenarse a repetirla, pero que quiere mirar al frente y demostrar que puede, sabe y quiere jugar muy bien a fútbol. De Croacia no quedó nada. Fue sometida, destruida y por momentos, humillada. El festival coral de la selección tuvo nombres propios: Saúl fue profeta en su tierra, Asensio fue un estilete letal, Isco fue un incordio, Carvajal un puñal, Rodrigo una bala-humana, Busquets la brújula, Ramos el titán y Ceballos, entre líneas, se gustó. El partido fue una paliza de hospital para Croacia. España lo bordó. Ahora sólo falta que el periodismo, por una vez, aprenda la lección y no vuelva a envolverse por enésima vez en la bandera de la estupidez suprema del “somos favoritos para ganar lo que sea”, porque ya sabemos cómo suele acabar la historia. Somos campeones del mundo en decir que somos campeones del mundo antes de tiempo, así que humildad, paciencia y prudencia. Que algunos no aprenden. España, que jugó de maravilla al fútbol, aún no ha hecho nada. Y el primero que lo sabe es Luis Enrique, ese seleccionador del que una abrumadora mayoría de la prensa de este país renegaba por ser antimadridista, como si esa presunta condición le impidiese ser profesional en el cargo. La gente de Elche, que antes cantó el nombre de Saúl y también el de Modric, lo tenía claro. Acabó la noche entregada al seleccionador: “Luis Enrique, Luis Enrique, Luis Enrique..”.
Rubén Uría / Eurosport
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