Blog Uría: Aguante Toto; adelante, Sevilla

Obligado a reinventarse cada verano, en un mar abierto rodeado entre tiburones con más recursos, avanzando sin dejar de resistir los golpes, el Sevilla FC se enfrenta a un nuevo desafío emocional. Exigido por su afición, entregada a la causa -siempre fiel y también severa-, el SFC sigue explorando sus propios límites, si es que los tiene. Pentacampeón de Europa, con un modelo económico envidiable y un gen competitivo admirable, el club se encuentra en una encrucijada. Además de tener que acoplar 10-11 caras nuevas y ensamblar esas piezas con éxito, con lo complicado que es conformar un equipo; además de tener paciencia para asumir y ejecutar las ideas de un nuevo entrenador; además de los esfuerzos de la presidencia para modernizar y prestigiar la entidad; y además de haber perdido a Monchi, el Messi de los despachos, el Sevilla FC se enfrenta ahora a un reto mayúsculo, mantener intacto el proyecto después de conocer la enfermedad de Eduardo Berizzo. Ningún club está preparado para eso. Ningún presidente, director deportivo, ejecutivo, jugador, peñista o aficionado puede esquivar el mazazo de un impacto de esta naturaleza. De ahí que el club se haya unido, haya cerrado filas y esté dando una lección de responsabilidad, marcando los tiempos y tratando de blindar la intimidad de su entrenador, receptor de miles de muestras de cariño.

Eduardo Berizzo, al que cierto sector periodístico local despellejó vivo, con gratuidad y sin base, en estos primeros meses, ha pasado por el quirófano, está dispuesto a luchar por su salud y seguirá, en su proceso de rehabilitación, pendiente del SFC. Berizzo dejó una hoja de ruta, un método de trabajo y unas instrucciones detalladas para que tanto cuerpo técnico como jugadores noten, lo menos posible, la sensación de vacío y ausencia de liderazgo. Marcucci, su segundo, se hará cargo de la nave. Necesitará apoyo y respaldo. Y los jugadores, que se han abonado a la épica con sendas remontadas, siguen peleando por alcanzar los objetivos. En Europa y en España. Sin embargo, la enfermedad de Berizzo pone en jaque al club y alerta al sevillismo. Mientras el entrenador siga peleando – Aguante, Toto-, el equipo tendrá que continuar la vida sin su gran referencia. La postura de Berizzo está siendo admirable. Lejos de haberse encerrado en sí mismo – algo que nadie podría reprocharle-, está contribuyendo a rebajar el tono de alarmismo entre la afición. En vez de ser el receptor de la energía positiva, ha preferido ser él quien de energía al grupo, alentando al club y apelando a la profesionalidad de sus futbolistas. Eso se llama fortaleza.Y exige respeto y merece adhesión.

Naturalmente, amén de la exigencia del sector crítico de la prensa – la crítica, cuando no es destructiva, siempre ayuda a crecer-, el club, cuerpo técnico y jugadores van a dar lo mejor que tengan para intentar, todos unidos, que el golpe anímico no sea determinante para seguir creciendo. No será fácil. Será necesaria la unión de todo el sevillismo. Resulta imposible saber si el SFC frenará su progresión o si seguirá arriba compitiendo con éxito, dando normalidad a una situación anormal. Lo que uno sí sabe, con certeza, es que el gran secreto del Sevilla FC, la clave de su grandeza, es que es un club unido, una pequeña gran familia, una institución dirigida por gente cercana, sencilla y que, incluso al calor de los éxitos deportivos, no ha perdido la humildad. Desde el presidente hasta el primer utilero, pasando por el primer peñista hasta el último futbolista, todos, saben qué significa la leyenda que sostiene la identidad de Nervión. Su leyenda, pegada a su piel, parte de su escudo y como reza su himno, no miente: Dicen que nunca se rinde. Berizzo no lo hará. Y el Sevilla FC, una pequeña gran familia, tampoco. De las dificultades nacen grandes milagros. Aguante, Toto. Adelante, Sevilla.

Rubén Uría / Eurosport