Deportes populares
Todos los deportes
Mostrar todo
Opinion
Fútbol

Blog Uría: Casillas, blackhawk derribado

Rubén Uría

Actualizado 10/07/2015 a las 16:30 GMT+2

BlackHawk derribado. Después de tres años de insoportable turra mediática, de un tupido jardín de rencor, regado, día a día, por los germinadores del odio, Casillas, que era una solución para cada problema y ahora es un problema para cada solución, se va.

Casillas: BlackHawk derribado

Fuente de la imagen: Eurosport

BlackHawk derribado. Después de tres años de insoportable turra mediática, de un tupido jardín de rencor, regado, día a día, por los germinadores del odio, Casillas, que era una solución para cada problema y ahora es un problema para cada solución, se va. Sus inquisidores, escocidos hasta el tuétano por la fuga de Mourinho- , permitida por el presidente cuando presumía de Japiguán-, descorchan el champán. Acusaron a Casillas de estar gordo, dudaron de sus condiciones, dudaron de su profesionalidad, de sus dotes de capitán y de su fidelidad al vestuario, tachándole de ser el topo de la prensa. Sus azotadores, tenaces en su tarea preferida, la de asesinar reputaciones, están de enhorabuena. El poder les señaló un objetivo marcado y lo han abatido, como precisos francotiradores. Más de un veleta, de esos que pedía el Balón de Oro para Casillas, como en su día Mourinho, hoy está feliz porque el portero, antes intocable, ahora yace en tierra, gracias a sus homilías. Su bandera, el amor de Casillas por las pesetas. Su credo, la audiencia para mentes frágiles, radicales y por tanto, manipulables. Dichosos por la marcha de Casillas, henchidos de orgullo y encantados de haberse conocido, ahora aplaudirán, en primera fila de butaca, como focas amaestradas, el adiós del hombre al que han acosado, vilipendiado y ultrajado. Se llama cinismo. Y a los buitres, les sobra. 
Quebrantados. Así quedan los abogados defensores de Casillas, cuyas terminales siempre se prestaron a repartir sobredosis de almíbar, publirreportajes y calificativos de todo a cien. La Cofradía del Casillismo, en su indesmayable esfuerzo por convertir un portero estupendo en una reliquia divina, contribuyó a una realidad de cartón piedra: su San Iker era intocable. Aquello, lejos de reforzar al portero, le generó una legión de detractores, aficionados que, día a día, se preguntaban qué motivo existía para premiar a uno de los suyos, por mal que estuviese, con una bula papal vitalicia. De tanto repetir que hacía milagros, incluso cuando había dejado de hacerlos, los pretorianos del portero le dejaron en el peor lugar posible: en la exposición pública continua delante de una afición que exige porque paga, y que demanda mérito en el campo y no fama en los telediarios. Espoleados por su obsesión por Mourinho – algunos siguen tiroteándole con impunidad incluso cuando ya se ha ido-, y poseídos por su ansia por representar al portero como Su Santidad, los legionarios de Iker le hicieron el peor favor posible. Su sistemática defensa fue su peor lastre. Ayer brindaban con cava por la marcha de Mou. Hoy son un valle de lágrimas por San Casillas. Así es la rosa. Así es el cardo. Así es el Madrid.
Al fondo, la realidad que no milita en trincheras: se va del Madrid un grandísimo portero, dejando mil paradas de mérito, con las vitrinas llenas, con un currículum impresionante y con dos temporadas finales lejos de su mejor nivel. Se va al Oporto, un destino admisible, que le permitirá jugar Champions y le servirá para seguir en activo, con la Eurocopa como objetivo. Casillas se va porque no supo decir basta a sus aduladores, porque no puso en orden a algún telepredicador abyecto, porque prolongó su silencio y porque permitió que la batalla entre satélites informativos le hiciese perder una guerra que siempre fue suya. Se va harto de ser mártir para unos y saco de boxeo para otros. Se va porque, como en su día sucedió con Diego López, necesita minutos y está obligado a buscarlos. Casillas se va del Madrid, su equipo de toda la vida, que, dicen, le hará un homenaje, eso sí, después de pagarle para que se vaya. La historia le juzgará y permitirá que la opinión pública tenga una imagen, menos intoxicada y más fiel, de la dimensión real de Casillas. Ahora sólo hay un jardín de odio, floreciente, donde todos han plantado su semilla. BlackHawk derribado. Exclusiva: Que pase el siguiente.
Rubén Uría / Eurosport
Únete a Más de 3 millones de usuarios en la app
Mantente al día con las últimas noticias, resultados y deportes en directo
Descargar
Temas relacionados
Compartir este artículo
Anuncio
Anuncio