Blog Uría: La vergüenza nunca es TT

Llueve sobre mojado. Javier Tebas volvió a irrumpir con fuerza. Cual puntilloso registrador de la propiedad, con aire de ingenioso hidalgo y pareciera que en condición de testaferro de los intereses de los dos de siempre, el presidente de la LFP volvió a demostrar su capacidad para solucionar problemas al mismo tiempo que los crea. Anoche expuso su verdad en la Cope: “Lo importante para Liga, a nivel económico, es que Real Madrid y Barça estén arriba”. Delicioso. Sirve para ilustrar qué modelo de negocio defiende Tebas y qué sistema de competición existe en nuestro fútbol. Tebas no se puso colorado cuando dijo que lo mejor para la Liga era que los dos de siempre estuvieran arriba, porque si eso es así, el negocio crece. Nadie se alarmó, nadie protestó. Entre otras cosas, porque si a la LFP, a nivel económico, le viene de perlas que Madrid y Barça estén arriba, al negocio periodístico, también. Comparten intereses. Cuanto mejor le vaya a Madrid y Barça, más vende el periodismo. Así funciona la rueda, así está montado el tinglado, así funciona el fútbol español: importan dos, el resto es morralla.

Tebas, que suele aprovechar para enfatizar que es hincha del Madrid – está en su derecho, faltaría más-, sostiene que jamás favorecería al Real, pero tiene claro que el equipo de sus amores y el Barça tienen que ser competitivos por el bien del campeonato. Al grano: Tebas es del Madrid, no le favorece según él, pero quiere que gane la Liga y lo que favorece económicamente a la Liga es que el Madrid siempre esté arriba. Realidad para Tebas, desfachatez para los aficionados del resto de equipos. Tebas, que alterna aciertos poco reconocidos con errores groseros, que igual calza un horario diurno para un pequeño que se saca de la manga que en China se verá más un Celta-Atlético que un City-United, no se esconde. Protege el negocio. Y al negocio le viene bien que los más ricos estén lo más arriba posible. El resto, chitón y mano al botón. No es culpa de Tebas, es culpa de los clubes, de los que le pusieron ahí. De los otros 18 asociados a la LFP que han perdido la dignidad por un puñado de euros. Anoche Tebas volvió a recordarles, con claridad meridiana, su papel: comparsas destinadas a hacerle el caldo gordo al Madrid y al Barça, que, según el presidente de la LFP, tienen que estar arriba en un torneo donde el dinero prima sobre la fortaleza de la competición.

Cabe preguntarse qué dignidad tienen el resto de clubes que soportan que el presidente de la LFP diga públicamente que lo mejor para los dineros de la Liga es que siempre estén dos equipos arriba. Cabe preguntarse cómo es posible que ni un solo asociado haya elevado una queja formal sobre eso. Cabe preguntarse cómo ni un solo club de los otros 18 ha sido capaz de hacer un comunicado oficial en defensa de sus socios, exigiendo un trato equitativo. Cabe preguntarse qué pensarán los aficionados de Valencia, Atlético, Sevilla, Villarreal, Athletic, Real Sociedad, Alavés o Leganés cuando escuchan eso y ven que sus clubes no sacan la cara por ellos. Cabe preguntarse qué clase de dirigentes tienen los clubes que asumen el derecho de pernada de los dos grandes, con sus calendarios a la carta y sus horarios a medida, sabiendo que lo ideal para el negocio es que esos dos siempre estén arriba. Cabe preguntarse qué tragaderas tienen el resto de clubes por el bien del negocio, o si algún día serán capaces de plantarse y dejar que los dos que deben estar arriba jueguen entre ellos todas las semanas, durante 38 jornadas.

Cabe preguntarse si el resto de clubes, que llevan años peleándose por las migajas que se les caen de la mesa los de siempre, los que mantienen ahí a Tebas, tendrán algún día el coraje de protestar contra esta broma, alineando juveniles cada vez que les toque jugar contra los dos equipos que, según Tebas, sostienen el negocio. Será que, entre el honor y el dinero, lo segundo es lo primero. Si es así, sin duda, esta es la Liga que merecen. Les tratan como a ciudadanos de segunda, les ningunean y pisotean sus intereses. Y en lugar de rebelarse, de protestar o de impulsar un cambio radical en el negocio y en su estructura, ponen cara de empate a cero y siguen poniendo el cazo. Eso tiene un nombre. En el fútbol español, la vergüenza nunca es TT.

Rubén Uría / Eurosport