Blog Uría: Rotterdam '97: Pep, Mou y Lucho

Lunes, 12 de mayo de 1997. Víspera de la final de la Recopa de Europa. La expedición del Barça está lista para embarcar rumbo a Holanda para medirse al PSG. El vuelo de Iberia 3026 con destino Rotterdam está listo para despegar. Ronaldo Nazario, la gran estrella del equipo, aprovecha para ponerse los auriculares y escuchar pagode, una de sus grandes pasiones. Unas butacas más adelante, Pep Guardiola, icono de La Masia, comenta a sus compañeros cómo es el estilo de juego del PSG y qué sistema utilizan. Allí escucha, atentamente, Luis Enrique, uno de los delanteros más en forma de la plantilla. Próximo a Guardiola, en primera fila, se encuentra el segundo entrenador de Sir Bobby Robson, José Mourinho. Nadie mejor que él conoce los secretos del PSG, ya que ha completado un exhaustivo informe después de una visita relámpago para espiar a los parisinos. De repente, algo pasa en ese avión. Una llamada telefónica anónima moviliza al instante a los cuerpos de seguridad del aeropuerto: ‘Hemos recibido una amenaza de bomba en el avión del Barça’.

El comandante del vuelo recibe la alerta del aeropuerto. El aparato da vueltas en círculo, para después dirigirse a una zona apartada del aeropuerto. Algo no va bien. Hristo Stoichkov se pregunta en voz alta: '¿Despegamos ya o no vamos a jugar la final?'. Se escuchan risas, pero la tensión se corta con un cuchillo. 'El avión está dando vueltas, aquí pasa algo extraño'. Mourinho se asoma por la ventanilla del avión. Advierte la presencia de un coche de la Guardia Civil y alerta a Robson. El murmullo crece. Vítor Baía se asusta. Guardiola se impacienta. El comandante maniobra para llevar el aparato a un descampado: ‘Les habla el comandante….por favor, se ruega abandonen el avión lo más rápido que les sea posible"’. Vitor Baía, portero titular del Barça, es el más preocupado. Trata de ponerse en contacto con su esposa. No tiene éxito. Giovanni, Ronaldo y Luis Figo están aún más nerviosos. En ese vuelo les acompañan sus madres. Robson, Luis Enrique, Mourinho y Guardiola parecen los menos tensos. La procesión va por dentro y el equipo comienza a desalojar el avión. Mourinho se ocupa de tranquilizar a todos los jugadores mientras abandonan el avión: ‘Tranquilos, tranquilos, no pasa nada’. Una vez desalojado el vuelo de Iberia al completo, con los pasajeros y la expedición del Barça fuera de peligro, Robson comenta con un corrillo de periodistas que sólo ha sido un susto. Un periodista le insiste y Robson rompe la tensión con su peculiar sentido del humor británico: ‘It’s a Real Madrid bomb’.

A las 19:00 de la tarde, cuatro horas después del aviso de bomba, el Barça despega de la Ciudad Condal. Falsa alarma. Cuéllar se toma el susto con humor: ‘Vamos a plantar ajos en el estadio de De Kuip, por si acaso, para evitar esto de la mala suerte y las maldiciones’. Al Barça no le hizo falta recurrir a los ajos. El informe de Mourinho sobre el PSG fue más que válido para el planteamiento de Robson, Guardiola lideró al grupo sobre el césped y con un gol de Ronaldo, de penalti, el Barça se coronó campeón en Rotterdam. Esa noche Guardiola y Mou se fundieron en un arbazo interminable, sin saber que, años más tarde, protagonizarían luchas encarnizadas en los banquillos. Y esa noche Luis Enrique fue titular y levantó el trofeo. Ni siquiera podía imaginar que algún día sería entrenador del Barça, que ganaría 8 títulos de 10 posibles en el banquillo y que tendría que remontar un 4-0 del PSG. Aquella final de Rotterdam fue un trozo de la historia del futbol.

Rubén Uría / Eurosport