El post del postpartido: Cuando no siempre es ganar y ganar
Actualizado 18/10/2017 a las 14:04 GMT+2
El Real Madrid y el Tottenham empataron 1-1 en la tercera jornada del Grupo H de la Champions League y dejaron la sensación de que el espectáculo triunfó por encima del resultadismo.
En un duelo con más estrellas que en el cielo, el ‘number one’ fue el árbitro, el polaco Marciniak, que se tragó lo suyo para amenazar un precioso partido con alguna decisión de despropósito.
El arranque fue potente del Madrid, con el turbo puesto como si todavía circulasen los Renault 5. Cristiano cabeceó al palo y Benzema fuera en una doble ocasión a los 4 minutos. Luego, a los 17, Cristiano lamió un poste con un lanzamiento raso. Parecía más de lo mismo, otra exhibición del implacable Madrid europeo. Pero había rival. Bastante rival.
Y ahí apareció el Tottenham enganchado a sus espuelas calientes sin Dele Alli. A Fernando Llorente y a Harry Kane (un nueve sin alma ya y un diez con alma de nueve) para sembrar el desconcierto en área enemiga. Tanto que también cayó en la trampa el colegiado, quien dejó pasar por alto un penalti de Casemiro al delantero español a los 21 minutos. El Tottenham ya sufrió un ‘des-Falco’ en el Bernabéu, cuando se le anuló incomprensiblemente un gol de cabeza a Falco en Copa de la UEFA. Fue en 1985. Leyendas europeas que siguen abiertas porque la memoria en el fútbol tiene un valor.
Hubo más de los Spurs de Pochettino, el hombre de moda, que se adelantaron en una jugada en la que Kane (quien ya avisó a los 19 minutos en un soberbio cabezazo, suerte que también trabaja) forzó para enganchar un centro de Aurier y el que se marcó sin querer en propia puerta fue Varane: 0-1 y miedo al invasor seguido de 4.000 ‘supporters’.
El Madrid, más nervioso de lo habitual, no se sentía cómodo, que esta temporada le cuesta en casa. Y así es como Cristiano le soltó un par de cachetes a Vertonghen para una amarilla que a los ingleses se les quedó escasa. Normal. Borrar a CR7 hubiera sido vital. Así que el Madrid encaró el final del primer tiempo con las ganas del luchador impenitente que es. Y le llegó la recompensa en forma de penalti de Davinson a Kroos, sinónimo de gol del portugués.
Parada voladora
En la segunda parte, la parada voladora de Lloris a cabezazo de Benzema (54’) fue de lo más plástico de la bella noche de Champions. Aunque no se le quedó corta la intervención a tirazo de Cristiano (63’). Mordía el Madrid, buscaba sediento mayor gloria europea con su tercer triunfo consecutivo, pero también se tomó un respiro que ya duraría para los restos del choque.
Kane y Eriksen fallaron lo impensable a los 71 y 73 minutos, dejando levitar esa sensación tan reconocible de haber perdonado una victoria incontestable para la historia. Todo dentro de un marco de igualdad no tan fácil de ver en un oponente en los ’90 minuti’ del Bernabéu. Con Marco Asensio y Lucas Vázquez para el último tramo, el respeto a perder, que es lícito, marcó un final sin apreturas con ambos dándose la mano tras el justo esfuerzo. Que el fútbol no siempre es ganar y ganar.
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