Blog Fútbol Sala: La propina

No son de puño cerrado, sino de pie amable. Generosos, nos aportan algo que no esperábamos.

La Copa es el bote de las mejores propinas: los jugadores más talentosos de los ocho mejores equipos de España disputándose el honor en cuatro días.

Amado, Dani y compañía nos inspiraron con Caja Segovia en aquellas tres Copas consecutivas, Schumi y Marquinho dejaron la huella de la pareja perfecta, ElPozo con Vini, Kike y resto de jugones nos regalaron momentos inolvidables, El Barsa de los Torras, Lozano, Wilde…alcanzó otros tres títulos consecutivos (Segovia, Logroño y Alcalá) y en los últimos tres años de dominio del Movistar, se coló en la fiesta el Jaén para dejarnos en el mismo escenario de la presente edición, Ciudad Real, una lección de vida, a saber: gana quien más lo desea, quien más se rasca el bolsillo y deja sobre la pista más de lo que estaba pactado. La propina no es obligatoria, pero te hace llegar a ser mejor de lo que eres, te hace ser recordado para siempre.

El dinero es tecnología social, el aplauso es contagio social y la propina es agradecimiento social. La manera que tienen los mejores de agradecer al público su cariño. Es un lazo que ata al que quita el polvo de las arrugas de los ojos y al que sigue de manera incondicional el fútbol sala.

Los antiguos dejaban el último sorbo de la copa para ofrecérselo a la persona por la que brindaban. Aquello era la propina. Los grandes jugadores no terminan del todo las jugadas inolvidables. Las dejan ahí, como ese último sorbo inconcluso, para repartirlas en la memoria de los espectadores. Esto es la propina hoy en día. La recompensa lúdica de los que se inventan jugadas y acciones jamás pensadas anteriormente. Los grandes son así: les sobra magia. Y parecen decir: “Quédense con la vuelta, ese último sorbo, para ustedes”.

PD: desde éste jueves, os dejaré aquí cada día mi particular crónica de la Copa de España, que podréis disfrutar en Eurosport 2