Leo Messi vale por tres

Cuando parecía que Leo Messi había encontrado su techo -y se había instalado en él de nuevo tras una mala temporada el año pasado-, la realidad, y la enorme calidad técnica de un genio absuloto del fútbol, volvió a lograr lo imposible. El delantero argentino del Barcelona alcanzó un nuevo nivel con su golazo ante el Athletic (uno de los mejores de su carrera) y reafirmó que este nuevo proyecto de Luis Enrique tiene el éxito asegurado si se articula siempre alrededor de su figura.

Si algo evidenció la actuación de Leo Messi en la final de la Copa del Rey fue su nuevo rol como creador-asistente-goleador del equipo, la figura del futbolista clave elevada a la enésima potencia. Su primer gol en el partido es la máxima expresión de este nuevo papel: recibe en el centro del campo, donde se suponía iba a comenzar articular una nueva jugada combinando con sus compañeros, y sorprende a todos avanzando con el esférico hasta batir al portero dejando sentados a todos los rivales que salían a su paso. Messi debía haber atraído a rivales en esa zona de la medular, pegada a la banda, para abrir huecos a Luis Suárez y Neymar como ya hizo contra otros rivales como el PSG en Champions League, pero el orgullo fruto de la rabia por haber sufrido varias faltas previamente hizo que su instinto venciera al raciocinio optando por un gol inverosímil como forma de abrir el camino hacia el título copero para el Barcelona.

Con ese golazo Messi ya había cumplido con su papel de goleador, por lo que llegó entonces el turno de dar un inteligente paso atrás, colocarse en la zona más protegida por el Athletic y articular ahí las nuevas jugadas que iban a permitir al Barcelona aumentar su ventaja. Eso fue lo que ocurrió en el segundo gol, iniciado por el propio argentino. Leo se asoció con Rakitic con una pared en un palmo de terreno y sacó un pase al espacio que buscaba Luis Suárez para que el uruguayo dejara el gol a placer a Neymar. Messi, tras haber sido goleador, volvía a ser el creador de una jugada de peligro. Ahí, aunque no se puede decir que tratándose de Messi sea sorprendente, es donde está brillando con luz propia esta temporada.

El astro argentino, cuatro veces Balón de Oro, confirmó su gran noche marcando un gol que le hacía sumar un doblete, el número doce entre todas las competiciones esta temporada. En Liga ha logrado ocho, en Copa uno -el de la final- y dos se dieron en Champions. Ningún otro jugador de la primera categoría del fútbol español puede presumir de esa estadística, pues Cristiano Ronaldo, su archienemigo en las tablas de goleadores y Pichichi de Liga, se ha quedado en solo cinco dobletes en total, cuatro en competición liguera y uno en Champions League.

La guinda, la el tercer factor que genera un producto estatrosférico en la multiplicación de Leo Messi por sí mismo, es su faceta como asistente. En Copa del Rey Leo Messi es el que más asistencias de gol ha dado con cuatro en total; algo similar sucede en Liga (18, dos más que Cristiano Ronaldo) y en Champions League, donde domina la tabla con cinco pases de gol.

Javier Mascherano definió a su compañero como un "jugador total", y los datos y especialmente las sensaciones no hacen más que confirmarlo. Leo Messi está en el culmen de su carrera, en su versión más completa y gracias a ello, a sus cualidades como goleador, asistente y creador de juego, el Barcelona opta a un triplete que escribiría una nueva página en la historia del fútbol. Solo los grandes títulos sirven ya para definir esta gran versión de Leo. Las palabras hace ya tiempo que se agotaron.