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Dramón de Carranza (*): ["¡Vente!"]

Rubén Uría

Actualizado 03/12/2015 a las 08:33 GMT+1

Mientras España se prepara para asistir a una sesión televisada de sadomasoquismo entre lo que queda del presidente del Gobierno y un presentador, ex cantante de rancheras, sucede lo inesperado.

Dennis Cheryshev

Fuente de la imagen: EFE

Al grano: dieciseisavos de Copa, formato descafeinado, a doble partido, porque los grandes compran el silencio de los pequeños con dinero. Hasta que la bomba informativa circula, cual reguero de pólvora, a través de ondas y redes sociales: el Madrid ha alineado como titular a Cheryshev, que arrastra un partido de sanción, traído del Villarreal. Conclusión: el Madrid podría haber incurrido en alineación indebida, lo que podría apearle de la competición. El madridismo, minuto a minuto, va encajando las noticias, que se suceden cual gota malaya, acumulando sensaciones: sobresalto, sorpresa, perplejidad, enfado y ridículo. La afición del Cádiz, más cachonda que la música de los caballitos, derrocha guasa de época. “Chendo te queremos, Chendo quédate”, "Benítez mira el Twitter", "Benítez saca a De Gea" o "que bote Cheryshev". De improviso, el Ramón de Carranza se convierte en el Dramón de Carranza (*copyright brillante del compañero José Luis Hurtado) y el Madrid, en una broma. Una chirigota gigante vestida de blanco. La Cherygota.
Increíble, pero cierto. El Madrid de Florentino, caricatura grosera de sus peores pesadillas, piñata de sus haters y pasatiempo humorístico. El Madrid, como remedio contra el aburrimiento. El Madrid, como saco de la risa. Como atracción rodante que pone un circo y al que, después de lo de Kevin Roldán, lo de De Gea, de lo de Benzema, lo de Cristiano, lo de Bale y el 0-4 del Barcelona, le crecen los enanos. El Madrid, batiendo su propia plusmarca de ridículo institucional, podría quedar apeado de la Copa por una torpeza burocrática sin precedentes en la historia blanca. Sí, en la blanca. Porque en el caso de Benítez, por lo visto, no es la primera vez. Si se confirma la alineación indebida, será la segunda en su carrera. Ya le pasó en la Copa 2001-02 cuando entrenaba al Valencia. Hay más. Al parecer, Emilio Rosanes González, ex árbitro, trató, sin éxito, de ponerse en contacto con el Madrid, para alertar al club merengue. Sorprendido por la convocatoria del futbolista ruso, sancionado con el Villarreal en su día, envió un fax a las oficinas blancas. Nadie tuvo a bien responderle. Ellos sabrán por qué.
Cuando el asunto crepitaba, Gerard Piqué, fiel a su cita con las redes sociales, que de elegancia no sabe pero de puntería sí, colocó emoticonos con carcajadas en su perfil. Normal. Era para reírse. Ni siquiera en tiempos del Atleti del finado Gil y sus calamidades se habían disparado tanto el medidor de carcajadas ajenas. En pleno desmadre, con razón, los únicos que no se reían, los madridistas, buscaban culpables: ¿El presidente? ¿El entrenador? ¿El delegado? ¿El director deportivo? ¿Quién es el director deportivo del Madrid? No deja de ser curioso que el club que presume de ser el primero de la lista de ricos de Forbes, con más de 600 millones de presupuesto, donde existe un presidente, un entrenador, un delegado y hasta un asesor arbitral ex árbitro, pueda caer eliminado así. Nada más finalizar el partido, reacciones de los protagonistas. La verdad, inclasificables: Benítez (“Nadie nos avisó”, “hubo buena fe de nuestra parte”), Butragueño (“No nos llegó nada, esa es la realidad”, “Rafa preguntaba y Miguel no sabía nada”), Isco (“por el bien del fútbol, que se juegue el partido de vuelta”, “si yo fuera el Cádiz, posiblemente denunciaría”) o Lucas Vázquez (“escuchaba algo de Cherysev, pero pensaba que sería por el gol”).
A las 00:20 de la madrugada, el presidente del Cádiz, “con todo el dolor” de su “corazón”, anunciaba que reclamaría alineación indebida del Real Madrid. De tal forma que, si el juez único de Competición estima esa denuncia, el equipo blanco quedará fuera de la Copa. Esa decisión se tomará el próximo viernes. Suceda lo que suceda, más allá de que Florentino se marque un Rajoy y reparta collejas a Benítez, Butragueño, Chendo, Megía Dávila o quien corresponda, más allá de si esta prensa tiene bemoles a recordar la que montaron a Ramón Calderón con Diarra y Huntelaar en su día, más allá de si el Madrid se libra de la eliminación por alineación indebida o no, está la imagen que ha proyectado el club en este episodio. Una imagen deplorable, lamentable, digna del esperpento más surrealista de Valle-Inclán. Una chirigota que arroja un contraste brutal: mientras el Barça es Disney, el Madrid parece una broma. Un chiste, malo, uno de Lepe. Nadie sabe si el Madrid acabará cumpliendo con aquello de ganar en primavera, pero, a día de hoy, este equipo parece un parque temático, muy caro, con vocación de cabaret. De Cherygota.
Posdata: ["Existe una campaña terrible contra Florentino Pérez. ¡Vente!"]
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