Opinion
FútbolEl post del postpartido: Che, que bo!
Actualizado 28/08/2017 a las 00:20 GMT+2
El legendario “Che, que bo!” (“Hombre, qué bueno” en valenciano) volvió a pronunciarse en una visita del Valencia al Bernabéu, que es el equipo che un rival incómodo habitual para el Madrid.
Sabe cómo jugarle, sabe reconocer en el estadio madridista el valor de lo añejo, su presencia rediviva de cuando era más grande que en la actualidad. Así que hubo partido, lo suele haber en los Madrid-Valencia.
El Real Madrid es un ensueño, la fábrica, pero de chocolate. Blanco. Titulares y suplentes, menuda plantilla, sancionados aparte Cristiano y Ramos. Aun así se le atragantó el hueso de un Valencia que con Marcelino ha ganado en pan y vino, en consistencia y chispa. Hay entrenadores que dejan firma. Ya lo demostró en una clase magistral para periodistas especializados a principios de año en la Agencia EFE.
En el Madrid, Asensio pudo solo. Tal cual. Que parece ir en avión y algunos otros en bicicleta con ruedines. Este chico, cuyo valor también está en el morbo de que pudo ser del Barça pero no lo fue, adelantó al Madrid con un gol de tiro colocado, como fue también el 2-2 en un libre directo. Suyo es el presente y no tiene fronteras. Como Bale, al que nadie pediría el pasaporte si se va.
Casemiro de central no cantó. Cortó, distribuyó. También sirve para eso con las salvedades propias de quien juega donde no acostumbra pero que está lleno de confianza. Jugadorazo. Pero las pifias rematadoras de Benzema (‘Benzemal’) preocuparon. Porque tuvo el partido, ese mismo que Cristiano probablemente no hubiera dejado escapar. A Zidane le ayudaron los mareos de Isco para cambiarlo por Kovacic. Verso libro por verso encadenado. No mejoró, en cambio, el Madrid ante un Valencia entregado en su proceso de conversión a sociedad no anónima deportiva. Porque está en camino de volver y dejar la clandestinidad.
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