Grupo F: Así son Portugal, Islandia, Austria y Hungría

Todo empezó, precisamente, en una Eurocopa. En su tierra, en 2004, Cristiano Ronaldo se dio a conocer al mundo entero siendo el jugador revelación de a la postre subcampeona del continente. La derrota en la final ante Grecia aún es una espina que no consigue arrancarse del pecho.

Porque desde entonces, Portugal ha luchado por volver a esa final y siempre se ha dado de bruces. Alemania y España, últimas campeonas de mundo, fueron sus verdugos en cuartos y semifinales de las dos últimas ediciones. En todas ellas el cuadro luso compitó a buen nivel, se mostró sólido en defensa y cedió toda la responsabilidad del gol a su estrella.

Demasiada responsabilidad para un equipo que busca un delantero de primera categoría desde hace más de una década. Tal es la sequía que Fernando Santos solo se ha llevado a uno a Francia (Eder). Con un grupo asequible, los lusos no deberían tener problemas para llegar a octavos sin sudar. A partir de entonces, paso a paso y con buena letra, Portugal buscará su primer título europeo en la que puede ser la última oportunidad de Cristiano Ronaldo de lograr un trofeo a nivel de selección.

Va a jugar una Eurocopa. Ese país remoto rodeado de nieve y oscuridad va a participar en la máxima competición europea. Lo hará con un tipo de 37 años llamado Eidur Gudjonhsen como líder y con una fe inquebrantable en que puede hacer algo más que disputar tres partidos de una fase de grupos.

Lo hará tras acabar segundo en el grupo de República Checa, Turquía y Países Bajos, evitando una repesca que ya se le atragantó con los ojos en el Mundial de Brasil. Entonces dejaron escapar una oportunidad única. Pero Francia estaba a un paso tras ganar cinco de los seis primeros partidos de la fase de clasificación.

Ahora, bajo la batuta de Gylfi Sigurðsson (Swansea) y un puñado de jugadores totalmente desconocidos, Islandia quiere seguir haciendo historia. En un grupo con Austria y Hungría, tiene esperanza en ello.

Llevaba sin clasificarse por méritos propios desde los años sesenta. Para sacar el billete a Francia lo hizo por la puerta grande: siendo líder de su grupo con nueve victorias y un empate. Sin duda, una de las mejores selecciones de la fase de clasificación y una de las aspirantes a selección revelación en la Eurocopa.

Atrás queda su participación en la Eurocopa de 2008 de la que fue anfitrión y en la que solo lograron un punto. Con jugadores de la calidad de Alaba (uno de los mejores laterales del mundo), Fuchs (campeón de la Premier League con el Leicester), Arnautovic (11 goles con el Stoke) y Janko (20 goles esta temporada con el Basilea), los austríacos pueden dar más de un quebradero de cabeza.

Su competitividad ha aumentado con los años. 15 de los futbolistas presentes en la convocatoria juegan en Alemania, la fase de clasificación es un ejemplo claro y el rendimiento de sus jugadores también. Ahora solo queda demostrarlo en una Eurocopa plagada de oportunidades.

Lejos quedan los tiempos en los que Hungría metía miedo a sus rivales tan solo con pisar el césped. Ignoramos qué se ha hecho mal en los últimos 50 años en el país magiar para que no se haya visto siquiera un atisbo de lo que fue aquella generación irrepetible liderada por Ferenc Puskas.

Aun así, vuelven a una Eurocopa 44 años después y con la sensación de ser un histórico representado por una serie de jugadores que, lejos de ser malos futbolistas, en nada se parecen a lo que fueron sus antecesores. Los Dzsudsak, Gera, Kleinheisler, Szalai, Nemeth y compañía eliminaron a la Noruega de Odegaard en la repesca y ahora tienen ante sí un torneo que ya se les antoja irreconocible.

Recuperar el espíritu de antaño será difícil. Lo importante es competir como lo hicieron durante la fase de clasificación en un grupo más igualado de lo que parece. Todo es posible.