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Ricos, pobres y el mundo de fantasía

Rubén Uría

Actualizado 08/09/2015 a las 13:50 GMT+2

Quién sabe si por algún despiste general poco probable, si por incompetencia generalizada o por ese por ese viejo vicio de contar medias verdades - que en el fondo es un modo de contar una gran mentira -, diferentes medios de comunicación, por tierra, por mar y aire, han puesto el acento en el gran cambio (¿?) de papeles en el mercado de fichajes.

Jackson Martínez, en su presentación como nuevo jugador del Atlético

Fuente de la imagen: EFE

Primero se ha señalado que el Valencia se ha gastado 141 M€ en fichajes, una cifra a la que se le ha dado bombo y platillo, colocando al equipo ché en la cima del gasto. Y después se ha subrayado que el Atlético ha invertido la friolera de más de 130 M€ en contrataciones – cifra que no se corresponde con la realidad-, lo cual ha desatado una estela demagógica que, desde la retranca y no desde la información, se ha aprovechado para colgar al Atlético la etiqueta de “favorito”, ese término de cartón piedra que sí vende titulares y también humo. Espoleados por el desdén mediático y por la desinformación latente, los aficionados se cuestionan, a tumba abierta, cómo es posible que el Atlético, “el equipo del pueblo” – parafraseando a Simeone, al que muchos se la tienen jurada por contar las verdades del barquero- se haya pulido esa fortuna en fichajes, gastando más que el Real Madrid y el Barcelona, cuando es “el equipo que más debe a Hacienda”. Vamos a ello.
La teoría del absurdo se desmonta con dos parámetros simples: saber sumar y saber leer. La realidad es que el mercado, lejos de cambiar o de dar ese giro anunciado por los medios, sigue siendo el coto privado de Real Madrid y Barcelona que, en asuntos de dinero, están a años luz de los demás. Al grano: este verano el Real Madrid ha destinado 92 M€ en refuerzos y ha ingresado por ventas unos 20 M€. Es decir, se ha dejado en ese concepto unos 72 M€. Por su parte, el Barça, el otro mastodonte del mercado, ha desembolsado 61 M€ en fichajes, mientas que ha tenido un retorno de 46 M€ en traspasos, lo que lleva a concluir que ha invertido 15 M€ este verano. Es decir, blancos y azulgranas han gastado dinero en mejorar sus plantillas. ¿Y el Atlético? ¿Cómo ha podido gastar más que madridistas y culés? ¿Cómo es posible que el equipo del pueblo, el del presupuesto y el de la deuda haya gastado más? Sencillo. El supuesto “despilfarro” rojiblanco pasa por un concepto propio de Barrio Sésamo: compra porque vende. El Atlético ha destinado 123 M€ a compras – cifra muy importante- pero, en contrapartida, ha realizado ventas por importe de 128.5 M€. Es decir: gasta mucho porque recibe todavía más. Y no sólo eso, en el cómputo global de su verano, ha salido ganando unos 5.5 M€. ¿Cómo es posible que ningún medio de comunicación haya puesto énfasis en explicar que el Atlético se ha lanzado a comprar porque ha vendido por más dinero que por el que ha desembolsado? Fácil: eso no vende, no es popular, no da titulares. Es sorprendente que el periodismo haya contado, con profusión en el encabalgamiento, el “enorme esfuerzo financiero” del Atlético, obviando lo recaudado por sus numerosas y cuantiosas ventas. Será que no hay que dejar que la realidad estropee una buena noticia. De propina, el asunto con Hacienda. El Atlético, salvo mejor opinión, está cumpliendo con el calendario de pagos impuesto por la Agencia Tributaria, al punto que ha reducido su deuda, que era de más de 215 M€, hasta unos 70-75 M€ actuales. De ahí que, en inversión “real”, no se gaste un duro. Está pagando lo que debe.
¿Y el Valencia? Pues con Lim como propietario y Mendes al mando de un club nodriza, resulta que el periodismo también ha tenido a bien contarnos el derroche de dinero del club ché, del que media Europa, después de leer a la prensa especializada, se pregunta cómo es posible que haya sido capaz de gastarse 140 M€ en un verano, algo sólo al alcance de Madrid y Barça. La realidad es muy simple: basta con perder cinco minutos de nuestro tiempo en querer leer la letra pequeña de la realidad valencianista. De ese dinero, hasta 91 M€ pertenecen a jugadores a los que el VCF ya fichó hace un verano, con la fórmula de la cesión de compra obligatoria. Futbolistas que Meriton Holdings, la empresa de Peter Lim, cedió al Valencia y que el club debe pagar ahora. En realidad, el brutal dispendio del Valencia durante este verano ha consistido en emplear unos 50 M€ en fichajes y retornar unos 51 M€ en ventas. Es decir que, como el Atlético, este verano ha ingresado más de lo que ha gastado. Y no sólo eso, sino que, para poder seguir en la brecha, ambos han tenido que desprenderse de dos de sus máximas estrellas (Arda, 34+7 M€ - Otamendi, 45 M€), cuando ninguno de los dos clubes tenía la más mínima intención de dejar salir a ambos jugadores, claves en sus proyectos deportivos. Conclusión: mientras el mundo de color y fantasía nos cuenta que Atlético y Valencia gastan fortunas, la realidad es que venden para comprar mientras Madrid y Barça, un año más, se refuerzan sin tener que vender a sus estrellas. Pero, ya saben, eso no vende.
Hay más. Más allá del Villarreal (comido por servido: 40 M€ en compras y 39 M€ en ventas) y del Sevilla (compró poco y vendió mucho: 23 M€ por 55.5 M€), el escenario del fútbol español y su realidad este mercado de verano es el siguiente: entre 14 equipos de Primera División, Athletic (8M€+2 M€ bonus), Real Sociedad (27,2 M€), Rayo (100.000 €), Málaga (4,8 M€), Levante (3 M€), Granada (2 M€), Getafe (0,1 M€), Espanyol (1,5 M€), Eibar (300.000 €), Depor (1,5 M€), Celta (11 M€), Betis (9M€+1 bonus), Las Palmas (1,9 M€) y Sporting (0, restricciones económicas de la LFP)han gastado unos 73.4 M€. Una cifra que, paradojas de la vida, es casi idéntica al dinero invertido por el Real Madrid en fichajes este verano, unos 72 M€ (inversión de 92 M€, retorno en ventas de 20M€). Es decir, que la realidad del fútbol español es la que es: todos, salvo Madrid y Barça, están obligados a vender para poder comprar. Incluidos ese Atlético del “presunto despilfarro” y ese Valencia que “quema el dinero” que, este verano, han gastado menos por compras de lo que han cobrado por ventas. Para poder competir con los dos de siempre, ambos están obligados a vender para reinventarse. El resto de clubes lo tiene cada vez más crudo. Su tendencia, hasta la fecha, es cada verano más clara: agobiados por sus deudas, estrangulados por los acreedores y restringidos por su economía de guerra, cada vez venden más caro y compran más barato. Es decir, que nada, absolutamente nada, ha cambiado. Los ricos cada vez son más ricos y los pobres, cada vez más pobres. Aunque esto, por supuesto, no lo leerán en el mundo de color y fantasía, porque no vende.
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