Las razones por las que al Real Madrid no le conviene confiarse nada tras el Clásico

El Real Madrid está clasificado de forma matemática para octavos de final de Champions League, pero si quiere ser primero de grupo y jugar la vuelta de la primera eliminatoria en casa, tiene que ganar sí o sí a un peligroso rival como el Borussia de Dortmund. Al equipo alemán le vale con sacar un empate para liderar el grupo y aunque muchos rivales de entidad como Manchester City e incluso Bayern de Múnich pueden ser segundos, no se conciben unos octavos sin que los de Zidane jueguen la vuelta en el Bernabéu para posibles remontadas, o para que el bombo les sonría en el próximo sorteo.

Apenas sin descanso, el sábado 10 de diciembre el Deportivo de La Coruña visita el Bernabéu a las 20:45 horas. A priori, un partido asequible ante un rival asequible aunque siempre incómodo y peligroso por su historia reciente. El punto sumado en el Camp Nou podría no servir de nada si el Real no despide el año 2016 con la máxima renta posible sobre Barça y Atlético.

Los jugadores de Zidane, pese a las muchas lesiones, no están mal físicamente y están demostrando que acaban muy enteros los partidos pese a las exigencias del calendario. Ya saben que no contarán con Bale hasta abril, pero Casemiro está recuperado plenamente y lo único que se le exige al entrenador y a su estilo es que sea capaz de jugar un poco mejor. En los dos partidos que jugarán en Japón en el Mundial de Clubes, también se requerirá máxima concentración para no dejar escapar un título que da más prestigio social que deportivo, pero que es obligatorio volverlo a traer a las vitrinas del Bernabéu por su repercusión.

El más delicado el de James, quien no jugó ni un minuto en el Camp Nou y quien amenaza con irse en el mercado invernal. Varane parece que ya se ha hecho con la titularidad por delante de Pepe y en la libreta del francés está si seguir apostando por el 4-4-2 de los últimos partidos o si seguir con el dibujo habitual aunque no esté Bale. Con Casemiro presente, otro rompecabezas táctico.

El mensaje que dejaron los jugadores del Barcelona tras el empate fue el de la promesa de apretar al Real Madrid y fallar lo menos posible para alcanzarles en el liderato. Quedan 24 jornadas y los de Luis Enrique también se encuentran cómodos en el papel de implacable perseguidor, como sucedió hace dos temporadas, también tras las navidades y tras un momento extremadamente dulce del Real Madrid. Como dijo Sergio Ramos: “No nos vamos a volver locos”.

El colchón de seis puntos es amplio, pero conforme avance el calendario los blancos tienen salidas complicadas como Mestalla, Sánchez Pizjuán, El Madrigal y recibir en casa a Atlético y Barcelona. Y sin ir más lejos, en la primera vuelta el Madrid llegó a ceder dos empates en el Bernabéu ante dos equipos mucho más pequeños. En los dos años de Ancelotti en el banquillo el Madrid dejó escapar dos títulos ligueros que acariciaba en las últimas ocho jornadas. Una historia que podría repetirse.

El Real Madrid ha forjado su historia y su leyenda por remontadas que parecían imposibles y en los últimos tiempos por esos goles milagrosos de su central y capitán. Tal vez, al aficionado y a los propios jugadores también les gustaría sacar los partidos de forma más holgada. La grandeza de un club como el blanco también debe forjarse por el buen juego y los resultados que plasmen su teórica superioridad, no por esos zarpazos de última hora. No siempre funcionan y la buena suerte algún día puede cambiar de equipo.