LaLiga, Sevilla-Real Madrid: El mismo partido, mil historias distintas y adiós al récord (2-1)

2 - Sevilla: Sergio Rico; Mariano, Nico Pareja, Rami, Escudero; N'Zonzi, Iborra (Sarabia, m.77), Nasri; Franco Vázquez (Jovetic, m.68), Ben Yedder (Vietto, m.85) y Vitolo.

1 - Real Madrid: Keylor Navas; Varane, Sergio Ramos, Nacho; Carvajal, Kroos (Kovacic, m.75), Casemiro, Modric, Marcelo; Cristiano Ronaldo y Benzema.

Goles: 1-0, M.67: Cristiano Ronaldo, de penalti. 1-1, M.85: Sergio Ramos, en propia meta. 2-1, M.92: Jovetic.

Árbitro: Alejandro Hernández Hernández (Comité Las Palmas). Amonestó a los locales Iborra (m.31), Mariano (m.65), Nasri (m.81), y al visitante Marcelo (m.84).

Incidencias: Partido de la decimoctava jornada de LaLiga Santander, disputado en el Ramón Sánchez Pizjuán ante algo más de 40.000 espectadores, que prácticamente llenaron el graderío. Césped en buen estado. Estuvieron en el palco el seleccionador nacional, Julen Lopetegui, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y el de Turismo de Puerto Rico, José Izquierdo, entre otras autoridades.

Sergio Ramos y el Ramón Sánchez Pizjuán: Los telediarios llevan hablando tres días del mismo tema y la atención a lo que se pudiese escuchar desde la grada era máxima. Los gritos contra el capitán blanco se repitieron nuevamente y no afectaron a Ramos en ningún momento, quien aguantaba el balón más que nunca ante los pitos. El de Camas erró de manera considerable en los minutos más comprometidos marcándose en propia.

Steven N’Zonzi: Si alguien dice que había más de un N’Zonzi en el campo a nadie le extrañaría. Se multiplicó por todo el campo, repartió juego, peleó, robó e hizo todo lo que se puede hacer y más.

Cuando uno dice al universo ‘El fútbol es así’, no está diciendo ninguna tontería. Explica de la mejor manera posible, es decir, de una forma inexplicable, el juego más mágico del mundo, ese que lo ha conquistado por completo. Sólo así se puede explicar cómo puede cambiar tanto un partido que se ha repetido tres veces en dos semanas. La magia del fútbol.

Sampaoli había tenido dos encuentros para estudiar como igualar al máximo posible las fuerzas con el Real Madrid. La primera vez perdieron 3-0, la segunda empataron 3-3 y en la tercera perdían en el minuto 87. Tan pensado estaba todo que no había un segundo de improvisación en la locura táctica que ambos entrenadores armaron. Con defensas de tres, de cinco, carrileros-interiores, mediocentros-mediapuntas, pivotes-delanteros y cualquier macabra combinación que se les ocurra. Iborra y N’Zonzi cubrían todo el campo y Nasri dirigía la orquesta pero nadie encontraba la portería.

El Sevilla jugaba pausado, moviéndola con mucha paciencia, provocando que el triángulo Casemiro-Modric-Kroos intercambiase posiciones constantemente y alejándoles de su campo. Intercambiaban presión alta con presión media pero cuando más sufrían era tras robo del Madrid, que corría bien pero con pocos efectivos. A Benzema con un amigo del mismo color a quien asistir le basta para armarte la marimorena y junto a alguna incorporación de la banda Carvajal-Modric el peligro acechaba el área de Sergio Rico.

La igualdad era máxima, pero bella; cada mecanismo superado por el ataque tenía un repuesto que volvía a poner en hora el reloj defensivo. La intensidad inicial dio paso a un bajón del ritmo al final de la primera mitad que desapareció tras el descanso. Sampaoli tomó más riesgos, a pesar de que eso le había funcionado muy mal en los otros dos capítulos, y los fallos comenzaron a llegar.

Dos perdonó el Madrid hasta que Carvajal le robó la cartera a Escudero y la internada terminó en penalti innecesario de Sergio Rico, que salió a una zona del área sin peligro y se deslizó muchos metros dejando que el defensor acabase encima de él. La pena máxima tuvo poca historia en el lanzamiento, pero la previa, en el mismo lugar del crimen que el pasado jueves con los gritos contra Ramos, fue polémica. Vitolo pateó el césped del punto de penalti y Cristiano le lanzó el balón a la espalda recriminando la acción. Algún empujón y muchas protestas de los dos lados; gol de Ronaldo.

Se desdibujó el Sevilla en los últimos 20 minutos, por los cambios, por los riesgos y, sobre todo, por la impotencia que debe dar plantarle cara a un gigante y que la historia termine de la misma forma. Hasta que llegó la rebelión final con el actor que había pasado desapercibido pero que indudablemente tenía papel de protagonista. Ramos se precipitó intentando despejar en un centro a balón parado y su gol en propia puerta hizo temblar los cimientos del Pizjuán. Por la celebración y por la remontada que se olía en los pocos minutos que quedaban. Y así fue, un montenegrino recién llegado, que ya ha enamorado en Italia e Inglaterra puso la guinda final.

Min. 26’ Jugada muy rápida del Madrid en la que Cristiano se planta en su perfil preferido en la parte izquierda del área. Chut cruzado pero Sergio Rico reacciona bien.

Min. 31’ Larga jugada del Sevilla que finaliza el Mudo Vázquez con un chut alto a la media vuelta. Se giró muy bien en la frontal y no se marchó lejos el disparo.

Min. 33’ Tuya-mía de Vitolo y Nasri en banda izquierda que finaliza con un chut duro al centro, fácil para Navas.

Min. 40’ Cristiano falla un remate clarísimo. Aguantó Benzema la llegada en línea de fondo y el centro pasó perfecto entre varias piernas antes del mal disparo de Ronaldo.

Min. 51’ Marcelo se planta en el área con mucha facilidad pero el chut llega con su pierna mala y se marcha elevado.

Min. 54’ Manopla salvadora mágica de Keylor a un disparo cruzado muy cercano de Ben Yedder. Se durmió la defensa blanca.

Min. 55’ Se lía la defensa sevillista para despejar un rechace de Sergio Rico y el balón le cae a Cristiano que remata con poco ángulo.

Min. 63’ Benzema a las nubes al encontrarse el balón encima en el área, tenía todo para marcar menos el equilibrio.

Min. 87’ Ramos despeja un disparo cruzado de Stevan Jovetic, que encontró una buena diagonal en banda izquierda.

A cinco minutos del final, un partido que parecía ganado para el Real Madrid, se acabó la racha de Zidane por un error de Sergio Ramos y por el empuje de un equipo que voló con su afición y logró una remontada basada en lo anímico.