Blog Romero: Maneras diferentes de afrontar un fracaso

Si el Madrid es capaz de terminar la campaña con un pelotazo en Milán nadie se acordará del desastroso inicio de campaña bajo las órdenes de Benítez. Eso es así. Es más, si Zidane y sus chicos se hacen con la undécima, del posible doblete de Luis Enrique no se va a acordar ni su familia más directa.

El portugués, que no se puede ni ver con Benítez, aprovecha su aparición para darle un palo a su enemigo con su habitual mal estilo y está en su derecho, pero conviene puntualizar que hay diferentes maneras de afrontar una temporada que empieza torcida y hay que intentar enderezar. Su última temporada como máximo responsable técnico del Madrid fue el ejemplo exacto de lo que es un fracaso rotundo: no se ganó un pimiento, se tiró la liga en época de turrones y el club se compinchó con el entrenador para echar mierda sobre los jugadores sin importarle las consecuencias. El resultado fue un entrenador que tuvo que salir con el rabo entre las piernas y un vestuario roto moral y físicamente que agradeció la llegada de Ancelotti echándose en sus brazos y ganando la Copa de Europa.

Este año, en el que la cosa iba encaminada a un desastre absoluto, el club apostó por cambiar al entrenador en lugar de reírle las gracias y la cosa, pase lo que pase en los dos últimos partidos, ha salido bien. Mucho mérito el de Zidane, que se ha dedicado a entrenar, a ser el mejor embajador del club y a ganarse a los jugadores en vez de ponerles en el ojo del huracán. El último año de Mourinho y esta temporada son dos ejemplos claros de años que empiezan con olor a fracaso absoluto, pero la medicina empleada para curar al enfermo ha sido radicalmente distinta. En el caso del portugués se dejó morir al paciente por falta de arrestos para utilizar un tratamiento agresivo y este año el médico ha sido valiente y ha acertado en el diagnóstico. No es lo mismo un fracaso que el otro…