Xavi medita quedarse

Conoció de primera mano la intención de convertirle en su referente, de tratarle como a uno de los mitos del fútbol moderno que es. A su regreso le esperaron las cámaras en el aeropuerto de El Prat donde ni confirmó ni desmintió si sería su destino. Aún así la mayoría dio por hecho que había ido a cerrar el trato. Xavi no dijo esta boca es mía a su llegada a Barcelona porque aún no lo había decidido y sigue sin hacerlo. El jugador que más veces ha vestido la camiseta del Barça se resiste a abandonar su casa, su club y a su gente. Se debate entre seguir siendo un hombre importante en el vestuario del Barça, aportando su fútbol único aunque sea a ratitos y pasar a ser un futbolista en fase de retirada.

El club le ofrece tres años más y eso le ha hecho reflexionar. En pocos días decidirá qué es lo mejor para su futuro pero el corazón tira mucho. Se siente valorado y querido. La estima que percibe día a día por parte de la afición que le dedica cánticos en el Camp Nou, también por parte de los miembros de la entidad, hacen que se plantee permanecer como mínimo una temporada más donde lo ha logrado todo y lo ha dado todo. El de Terrassa está disfrutando de un curso en el que vuelven a competir por todo aunque tenga un papel secundario. Se entiende bien con Luis Enrique y éste estaría encantado de que siguiera. Es un importante aliado. Un hombre de club que piensa en el bien común por encima de todo. Un confidente para Leo, un líder tranquilo en el césped y el que guía a los jóvenes cuando llegan al equipo. Su opinión es entre la plantilla palabra de Dios o palabra de Maki, como le llaman todos. Le respetan y admiran por todo lo que ha logrado con la humildad y la profesionalidad por bandera. Todos le piden que se quede y eso también es importante para él. Tras la marcha de Puyol es el primero que llega a los entrenamientos, el primero en bajar del autobús y el primero en saltar al césped. Conoce muy bien el Barça y sabe que en un club tan exigente incluso los ídolos son cuestionados. No quiere sentir que está de prestado y cuando sienta que no le quieren se irá, pero eso todavía no ha sucedido.

Xavi es culé, muy culé, y duda sobre si sufriría más en la distancia que desde el banquillo con el equipo de sus amores. Medita sobre si debe pasar página y avanzar hacia el futuro entrenador que lleva dentro o seguir aferrado al futbolista que pagaría por jugar hasta el día de su muerte en esa impecable hierba del Camp Nou. No hay nada más difícil que cortar con toda una vida de éxito para emprender una vida incierta y más cuando todos te dicen quédate, te queremos. El verano pasado llegó a anunciar a su círculo íntimo que abandonaba el Barça pero hizo marcha atrás pensando que un año más sería suficiente. Acabó agotado mentalmente después de un año muy complicado para el club a todos los niveles y para él a nivel personal pero ahora todo es distinto. Se siente fuerte físicamente, con recorrido por hacer, ilusionado con el proyecto de Luis Enrique y quizás sienta que todavía no está preparado para despedirse. El sábado cumplió 500 partidos de liga como culé. Pronto sabremos si el cerebro del mejor Barça de la historia y de la España campeona del Mundo quiere seguir agrandando su leyenda.