Sergio Garcia encuentra su destino

Desde aquel mes de agosto de 1999, el pensamiento colectivo del golf había pasado de estar entonces seguro de que el destino de Sergio era marcar una época y que serían múltiples sus victorias en los cuatro grandes, a tener hasta el domingo pasado prácticamente la certeza de que nunca ganaría uno solo de ellos. Este cambio parecía más que justificado por las desilusiones que cada año se iban sumando, especialmente duras las del British Open del año 2007, la del PGA del año 2008 y, sobretodo, las declaraciones del propio Sergio al finalizar el Masters del año 2012 en las que decía que no era lo suficientemente bueno como para ganar ninguno de estos torneos.

Pero no. Cuando ya pocos creían en él, cuando la mayoría esperaba su fallo una vez más, en el campo en el que él mismo dijo que no era capaz de hacerlo, en el día en Seve Ballesteros, su ídolo y mejor jugador europeo de la historia, hubiera cumplido 60 años, Sergio encontró por fin su destino y se hizo con su primer grande. Fueron 5 horas de un duro duelo con el inglés Justin Rose que quedará ya para la historia del Masters de Augusta, para la historia del golf. Épico.

¿Qué ha cambiado para que ésta victoria haya sido posible? El juego de Sergio parece ser el mismo: sus estadísticas de tee a green son de lo mejor del tour, pero sigue fallando putts de menos de 1 metro, como hizo el domingo en el hoyo 16. El cambio claro aparece en su actitud; como encaró los últimos 9 hoyos del torneo, sin ninguna queja en los momentos difíciles como el del hoyo 13, y jugando al ataque como hizo con los tiros a bandera del hoyo 15, el 18 y otra vez el 18 en el desempate, algo que parecía imposible de ver en él estos últimos años. No sabremos si será por la madurez de la edad, por la estabilidad encontrada con su nueva novia y prometida la periodista Angela Akins, por haberse deshecho de parte de la responsabilidad del golf profesional español traspasándosela a Jon Rahm, o por las palabras de ánimo que le dio el gran capitán Jose María Olazabal el miércoles. Lo que sí es seguro es que su actitud en el campo es diferente, mejor.

¿Será este un punto de inflexión y ganará más grandes?, pronto lo veremos. Desde luego se ha quitado mucha presión, los domingos en cualquiera de los cuatro grandes no volverán a ser tan duros mentalmente para él, y ese había sido siempre, hasta este domingo, su punto débil.