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Blog De la Calle: ¿20 años no es nada?

Fermín de la Calle

Actualizado 10/02/2017 a las 14:17 GMT+1

España camina hacia el Mundial de Japón 20 años después de su única participación. Por estructura seguimos en 1999. Por recursos en 2009. Por compromiso en 2019

España Rugby en 1999

Fuente de la imagen: Eurosport

Dicen los que saben que España arranca un camino que esta vez sí terminará con final feliz en Japón. Un camino que, en el mejor de los casos, pasará por una repesca en alguna isla del Pacífico como Tonga, Fiji o Samoa después de salir airosos de la temible Europa del Este arrancando algún bonus (la clasificación está ahí) y que inevitablemente debe finalizar conquistando el torneo a muerte súbita con algún país sudamericano, alguno asiático y un tercer rival. Los Leones comienzan en Madrid un trayecto que durará casi 20 meses (si todo va bien) y que nos dará el último billete que se pone en juego para Japón 2019. Y todo comienza en el Central. Más que un campo una metáfora del estado del rugby español. Alfonso Feijoo se ha remangado para rescatar a la Federación de la ruina en la que la heredó de su predecesor, Javier González Cancho. Unas penurias que condicionan cada una de las decisiones que se toman en Ferraz. Y de las que no se toman.
Georgia está ya clasificada y sus resultados no computan. Y Santi Santos habla de ganar seis o siete partidos para estar en la repesca, lo que equivaldría a ser segundos en este VI Naciones B. Rumanía es la gran favorita y nosotros miramos a Rusia como la rival a batir para lograr esa segunda plaza. La historia nos dice que les hemos ganado dos partidos de 20. Y la realidad nos habla de un grupo que juega a un nivel por encima del español, ya que cuentan con equipos en la segunda competición europea, la Challenge Cup.
Sin embargo, a eso se aferra el seleccionador español. Históricamente los rusos llegaban a este torneo descansados (debido al parón invernal), pero sin ritmo de competición. Esta vez traen ritmo por la Challenge, pero llegan descompasados porque hay jugadores que llevan parados varias semanas y otros suman sin descansar meses. Por eso Mar Álvarez, la preparadora física (y entrenadora) y Santi Santos han diseñado un plan de trabajo físico para que los Leones lleguen finos al duelo. Menos volumen, pero más calidad.
La buena noticia es que Santos contará con el grueso de sus primeras opciones, llegadas todas desde el rugby francés. El plan era contar con tres jugadores de nivel por puesto y lo ha conseguido. La mala noticia es que tres talonadores son baja por una inoportuna epidemia de lesiones en el sóleo. Este grupo trabaja desde hace tres años conjuntamente, lo que comienza a reflejarse en el césped. España tiene una identidad de juego que encaja perfectamente en las debilidades de los poderosos y pesados equipos del Este. Velocidad de juego, delanteros muy dinámicos y apoyo, apoyo, apoyo… Y al mando estará Guillaume Rouet, un medio melé que es un molinillo incansable con buenas piernas y mejores pulmones para llegar rápido y mantener viva la pelota.
Pero no podemos esconder la realidad del rugby español. Un rugby que se mantiene varado en aquel año 99. De hecho, la World Rugby ha exigido a la Federación, además de un plan de desarrollo, un cambio de las estructuras federativas, consciente del lastre insalvable que supone esto último para la modernización de un mercado rugbístico tan interesante como el español que ha disparado de forma insospechada el número de practicantes en categorías inferiores en nuestro país.
Somos la selección con menos recursos de la competición, al nivel de los belgas. No extraña escuchar a Alemania apuntar que su objetivo "es dejar por detrás a Bélgica y a España". Por estructura y recursos es donde debería estar, pero afortunadamente el rugby español depende de unos jugadores cuyo compromiso y talento nos coloca varios escalones por encima de nuestra dimension real. Hace 20 años que no pisamos un Mundial, desde 1999, cuando precisamente Alfonso Feijoo lideró como seleccionador a la selección que ilustra este artículo. Confíamos en que el presidente vuelva a ser talismán.
Mañana comienza un bonito reto, un desafío complicado, como todos los que afronta el rugby español. El milagro perpetuo que arranca en el Central, con su aroma tradicional y su aire litúrgico que ofrece una imagen sepia de nuestro rugby social con ese punto de postureo entrañable de Colegio Mayor. Pero luchamos por entrar en el Mundial de los profesionales. Y ante Rusia sabremos si estamos para seguir tomando cervezas en el Central o si toca ir ahorrando para el billete a Japón para ver a España en una Copa del Mundo 20 años después. ¡Vamos Leones!
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