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Blog De la Calle: 6 balones y 45 medallas

Fermín de la Calle

Actualizado 13/04/2016 a las 20:50 GMT+2

El rugby español vivirá una de las citas más relevantes de su historia por la iniciativa de VRAC y El Salvador, ante el abandono de su arcaica Federación.

Los presidentes en el campo de Zorrilla.

Fuente de la imagen: Eurosport

El próximo domingo el estadio José Zorrilla vivirá una de las citas más relevante de la historia del rugby español. Cuando los dos clubes de Valladolid, VRAC y El Salvador, se clasificaron para la final de Copa, surgió la idea de proponer al Ayuntamiento la posibilidad de disputarla en el estadio de fútbol, con capacidad para 26.000 espectadores. A priori iba a ser difícil, pero Óscar Puente, alcalde de Valladolid perteneciente al PSOE que llegó al cargo en 2015, lo vio como una oportunidad de proyectar la imagen de la ciudad.
Los clubes se pusieron en contacto con la Federación Española de Rugby y obtuvieron una respuesta que retrata perfectamente la ruinosa situación del rugby español. ¿Qué puede apostar la FER? "Nosotros os apoyamos y ponemos 6 balones y 45 medallas". Tan mezquino como real. El donostiarra Alfonso Feijoo, el actual presidente, ex jugador, ex entrenador y ex seleccionador, ha heredado una federación en bancarrota de su sucesor, Javier González 'Cancho' (vallisoletano y ex de El Salvador) y anda corrigiendo la deuda federativa. En lo deportivo, se ha priorizado por encima de cualquier proyecto de futuro el rendimiento de las selecciones seniors, con especial incidencia de las de VII, que viven año olímpico.
El balance es paupérrimo. La selección de XV, que realizó un buen curso la pasada temporada reforzada por jugadores franceses con ascendencia española, este año ha completado un VI Naciones B desalentador con tres derrotas, un empate y una triste victoria sobre el peor Portugal en años. En VII el asunto es aún más descorazonador. Mientras se clausuraban todo tipo de actividades en las categorías inferiores, la selección masculina se marchaba de gira por Fiyi y Sudáfrica para preparar el torneo de Hong Kong (clasificatorio para ganar la plaza en las World Series de 7) y el Preolímpico que da derecho a participar en los JJOO de Río al ganador del torneo. En Hong Kong España fracasó estrepitosamente. Después de pasar líder de grupo sin encajar un solo punto, fue eliminado por los anfitriones en el cruce de cuartos. Se fue arriba al descanso 0-7 ofreciendo una imagen solvente, pero en la segunda mitad sufrió un bajón físico, entregó la pelota a los asiáticos (un equipo formado por locales y jugadores de origen británico) y cometió errores que le costaron la derrota con un ensayo de oro en la prórroga: 12-7. Ahora nadie tiene fe en que puedan ganar el Preolímpico, porque entre otras cosas hay rivales de más fuste. Las chicas no andan mejor y su supervivencia, siempre cuestionada por la falta de apoyos y de licencias, pasa por los éxitos de las Leonas, cada vez menos habituales. Con el XV hipotecado a los 'franceses' o el VII sin justificar en su juego la exótica gira por los mares del Sur, el fracaso deportivo de la Federación es incuestionable.
A esto se suma que la FER pierde patrocinadores a un ritmo preocupante. Orange se fue cansada de los desaires federativos por más que se volcó con la promoción del rugby en numerosas ciudades de España. Esto provocó que se quedase sólo Heineken, que el domingo verá como Zorrilla luce la publicidad de Mahou al tiempo que se queda sin palcos para sus invitados vips por la mala gestión federativa. No es la primera vez que se barrunta la marcha de la marca cervecera por la ineptitud de los dirigentes de la FER. Incluso es muy posible que el acuerdo que se firmó con la marca de ropa deportiva O'Neill no llegue a cumplir los cuatro años firmados porque la marca se retira antes de tiempo, cansada de poner dinero sin recibir retorno. La culpa, sin duda, es de la nula iniciativa y capacidad ejecutiva de la FER, en la que los hombres que toman las decisiones son Rafa Sempere y José Manuel Moreno, un hombre que lleva décadas dedicado al rugby en la FERR, con una praxis clásica de los años 80, lo que llevó al anterior presidente a despedirlo. Pero al no haber dinero en las arcas, Feijoo no solo lo ha recuperado, sino que le ha entregado el mando en plazo en Madrid, mientras él lo vigila en la distancia.
Mientras esto ocurre, miles de niños, más de los que nunca han jugado en España, se inician en el mundo del rugby gracias al trabajo de sus clubes con la ayuda, en unos sitios más que en otros, de sus federaciones territoriales. En esas categorías la Federación Española es una cuestión de fe: todos saben que existe, pero nadie la ha visto. El domingo Alfonso Feijoo saldrá en la foto del palco que presidirá el rey Felipe VI en el palco de Zorrilla, escoltado por Óscar Puente, por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Jamás estuvo el rugby tan bien acompañado, ni en una instalación de tanto fuste con el cartel de 'No hay entradas' colgado en la taquilla.
Valladolid es la capital del rugby español. Un deporte que nació en los patios de las Universidades y se fraguó en las barras de los bares. Un estudiante de veterinaria, Baldiri Adeu Torres, llevó el rugby a Sant Boi de Llobregat, donde nacería posteriormente la UE Santboiana. Corría 1921. Años después, septiembre de 1939, en Valladolid, Pepe Hurtado entró en las dependencias del SEU y pidió "un balón oval y ropa para dos equipos". Meses más tarde, en la barra del 'Cantábrico' (calle Santiago esquina Plaza Mayor), Hurtado, apodado El Bufanda, junto al ingeniero Ángel Audibert y al inolvidable Pepe Rojo consiguieron completar el primer XV del rugby vallisoletano.
Recogió el testigo el Padre Bernés, cura francés que era profesor de El Salvador, quien llevó el rugby al patio del colegio cosechando éxitos en categorías inferiores. Bernés, con la ayuda de los Enciso, los Berdugo, los Candau... Los 'chamizos', como se les conoce, encontraron una dura pugna en el colegio Lourdes, donde se fundó el primer equipo allá por la temporada 1976-77. De esa semilla brotó un árbol recio, el VRAC, el equipo que lleva años ganando todos los títulos que se ponen en juego en nuestro país. La relación entre chamizos y queseros siempre ha sido complicada. Pero hace unos meses las directivas de ambos equipos entendieron que, abandonados por la Federación, debían unir sus esfuerzos para andar este camino juntos. El domingo, cuando Silverstorm El Salvador y Quesos Entrepinares, pisen el césped de Zorrilla los dos habrán ganado ya antes de enfrentarse. Vender todas las entradas ha sido un triunfo. Y que esté el rey Felipe es el bonus de esa victoria. ¿La Federación? El futuro del rugby pasa porque los clubes rompan con ella, se organicen y tiren hacia adelante. Si no, ya saben la receta que ofrece para profesionalizar nuestro rugby: 6 balones y 45 medallas.
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