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Blog De la Calle: Apolicaplisis del scrum

Fermín de la Calle

Actualizado 21/10/2016 a las 20:32 GMT+2

Con motivo (o tras) las lesiones graves ocurridas en Argentina, World Rugby propone limitar a 1,5 metros el empuje de la melé. ¿Es el fin de la primera línea?

Melé entre argentinos y neozelandeses

Fuente de la imagen: Eurosport

Los últimos casos de lesiones graves en melé ocurridos en Argentina han justificado la activación de una serie de normas experimentales en el scrum promovidas por World Rugby. Los argentinos, especialmente sensibilizados por esos sucesos recientes, han sido los primeros en probar esas reglas que entrarían en vigor en 2017.
Antes de analizarlas es necesario puntualizar que Unión Argentina de Rugby (UAR) y World Rugby parten de premisas distintas. La UAR ha vivido en un periodo muy corto tres lesiones graves de este tipo, cifra altísima que pone en entredicho la seguridad de nuestro deporte. Por eso la UAR prioriza la seguridad de los jugadores por encima de todo y con tal propósito ha querido implementar estas normas. Por su parte, World Rugby (sin olvidar el tema de seguridad) anda más pendiente de desarrollar un estilo de juego más abierto y con mayor continuidad para seguir convirtiendo el rugby en un ‘producto’ más televisivo. Prosiguen así una línea de desarrollo iniciada hace unos años en la que el ‘rugby cerrado’ o estático sigue perdiendo peso.
En este proceso, para muchos involutivo, propone ahora normas que cuestionan uno de los elementos identitarios del rugby: la melé como elemento de disputa. Un escenario determinante en el que se provocan golpes por la superioridad del pack que se traduce en tres puntos de golpe o en avances de decenas de metros con balones a touch en la 22 rival que desembocan en mauls invadiendo la zona de ensayo. Unos pilares sobre los que se han erigido durante décadas la filosofía de juego de selecciones como Inglaterra, Escocia o los Pumas, con su histórica fórmula de scrum, pateo y tackle.
World Rugby ha cambiado la concepción de la melé, que entiende ahora como una plataforma de relanzamiento del juego, en lugar de como una herramienta de disputa y sometimiento físico del rival. Por ello redefine el scrum como una plataforma para “poner en juego la pelota de manera rápida y segura” y con el fin de acentuarlo ha implementado dos reglas nuevas en lo referente a la melé:
  • Ley 20
  • Talonaje después de la introducción: Una vez que la pelota toca el piso en el túnel, cualquier jugador de la Primera Línea puede utilizar cualquiera de sus pies para ganar la posesión de la pelota. Un jugador del equipo que introduce la pelota, debe buscar la pelota. Sanción: Free kick.
  • En todos los niveles, mayores y juveniles, no se podrá empujar más de 1.5 metros. Sanción: Free kick. Como excepción, en mayores exclusivamente, en una melé a 5 metros se podrá exceder esa distancia de empuje y se permite al Nº8 a tomar la pelota de los pies de la segunda línea.
La segunda medida, que impide empujar la melé más allá de 1.5 metros, buscando evitar una disputa sostenida que aumenta el riesgo de lesiones irreversibles, ha sido especialmente cuestionada por piliers y talonadores de medio mundo, con especialmente beligerancia en Argentina, donde se ha llegado a plantear una huelga de ‘primeras líneas’. El argentino Tristán Mozimán, entrenador del Rugby Independiente Club de Santander desde 2012 y primera línea de gran experiencia en su etapa como jugador, se alinea en la vertiente romántica que aprecia una pérdida de protagonismo de la melé, aunque entiende la intencionalidad de las nuevas reglas.
La principal objeción que hace Chucho al cambio de reglas viene precisamente de este espacio de 1.5 metros de disputa de la melé. Es una contradicción que permitan esa disputa en la distancia de 1.5 metros de la melé, para después prohibirla en el resto del campo. ¿Por qué no existe el mismo trato para el 100% de los espacios de la cancha? Con esa decisión evidencian que no existe el mismo trato para la seguridad en ese tramo que en otro cualquiera de la cancha. Estas reglas nos advierten que en pos de la seguridad de los jugadores debemos ceder el orgullo de someter al rival un par de metros más arriesgando su integridad física, para cumplir con el objetivo de la formación, que no es otro que poner en juego la pelota de manera rápida y segura”, reflexiona en voz alto Mozimán. Para inmediatamente después apuntar resignado: “Uno diría que han querido contentar a todos. Implementan reglas en pos de la seguridad, que además permiten un juego más fluido para aumentar la eficacia de la melé al incidir en su utilización, y al tiempo permitir a los románticos que aún se produzca disputa, aunque la limitan a ese metro y medio”.
La propuesta de la WR no ha sido precisamente celebrada, mucho menos en Argentina, donde existe una cultura del scrum y de la primera línea tan prolija que en este último campeonato de la URBA, Belgrano se ha hecho con el título gracias al descomunal dominio del front row que han formado Benjamín Espinal, Agustín Gómez Di Nardo y Francisco Ferronato. Precisamente Ferronato, autor de dos tries en la final, advertía que si hubieran jugado con las nuevas reglas, “Belgrano difícilmente habría salido campeón”.
Sobre el tema de las lesiones no hay una solución genérica porque los accidentes se producen tanto en el primer espacio de disputa de la melé como en el arrastre posterior. La grave lesión cervical del pilar del SIC Jerónimo Bello se produjo en el empuje inicial después de perder apoyo al intentar transmitir la bola por el canal con el pie izquierdo y caer al suelo. Sin embargo, recientemente un segunda línea de Duendes sufrió una lesión grave, en este caso al ser arrasado por la delantera rival más allá de la distancia habilitada en las nuevas reglas.
Para Mozimán hay otros dos aspectos a analizar para explicar todo lo referente a la melé: “En primer lugar debemos exigir lealtad y honestidad a los jugadores que compiten en el scrum, incluso en condiciones de inferioridad. Y también a los entrenadores, que muchas veces predisponen a los primeras líneas a equilibrar la disputa con deslealtades. Debemos competir desde el físico, la coordinación o el trabajo individual de la técnica de cada jugador. Desafortunadamente es muy habitual ver a pilares entrar cruzados, derrumbando, aflojando de un lado para provocar un giro, empujar hacia adentro contra el talonador…Todo con tal de equilibrar una inferioridad manifiesta ante el adversario”.
El otro punto es un problema que afecta de lleno a World Rugby y a las federaciones: el desconocimiento por parte de los árbitros de la melé, más allá del reglamento. Hay un mundo de habilidades o destrezas al que el referee es ajeno. “Necesitamos que se acerquen a los clubes a ver trabajar en los scrums, a comprender las inercias, los movimientos, las indisciplinas que se cometen. No conocen los secretos de la melé y es algo fundamental para tener criterio a la hora de juzgar y para preservar una seguridad que se pone en juego con cada deslealtad del rival. Ellos tienen que acercarse a nosotros y nosotros a ellos. Es algo que pasa en España, en Argentina y en muchas sitios. Allá no hace mucho han comenzado a acudir a clínics de melé para aumentar su capacitación sobre el asunto”, afirma Chucho.
La corriente crítica con esta nueva reglamentación sostiene que lo que está ocurriendo se resolvería si se formase mejor a los árbitros y se sancionase con rigor las indisciplinas haciendo cumplir las leyes existentes. No eliminando la esencia de la melé, que pasa por la disputa leal por el dominio psicológico con el paquete rival haciendo pesar el valor del pack como unidad sobre el esfuerzo individual de los ocho delanteros. También advierten que con la implantación de las nuevas reglas, los primeros líneas, especialmente pilares izquierdos y talonadores, que podrán taponar/hookear, serán jugadores menos específicos y pesados con una preparación técnica inferior para la melé, lo que aumentará el riesgo de lesiones.
Mientras la WR sigue reglamentando el rugby atendiendo a la estadísticas para buscar cada vez menos melés, scrums más rápidos y con un mayor grado de obtención de la bola tras introducción para una mejor utilización y una salida más veloz de los agrupamientos. “El paradigma son los All Blacks” -recuerda Mozimán- “que desplegaron el scrum más efectivo del pasado Championship con un 94% de pelotas utilizadas, seguidos de los Pumas con un 89%… Así que la labor de la primera línea ahora parece que pasará por estabilizar la melé y talonar rápido para utilizar esa pelota con eficacia. Se terminaron esos pilares que barrían al rival cinco metros en el empuje ”. Corren malos tiempos para los primera líneas que entre cerveza y cerveza lanzan la siguiente pregunta: ¿Por qué se empeña World Rugby en cambiar las reglas del rugby XV si lo que está buscando ya existe y se llama Rugby XIII?
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