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"Placar" los prejuicios contra los refugiados, nueva regla del rugby en Viena

PorEFE

Publicado 01/12/2016 a las 14:59 GMT+1

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Fuente de la imagen: EFE

Viena, 1 dic (EFE).- La tarde cae en Viena mientras se oyen las risas y charlas distendidas de un grupo de jóvenes. Son los participantes del proyecto "Rugby Opens Borders" (El rugby abre fronteras, en inglés), que ayuda a jóvenes refugiados a integrarse en la sociedad austríaca gracias al deporte.
Uno de esos muchachos que ríen y corren de un lado a otro con un oval practicando placajes y driblando rivales es Mohamed Hijazi.
Hace un año, con 17 años, dejó en su Damasco natal a sus padres y sus seis hermanos y se aventuró a buscar un futuro mejor en Europa.
"Desde que estoy aquí, "Rugby Opens Borders" se ha convertido en mi familia. Pasamos mucho tiempo juntos: comemos, festejamos...", cuenta Hijazi a Efe tras el entrenamiento semanal.
"Rugby Opens Borders (ROB)" es una iniciativa creada el año pasado por el club local "Rugby Union Donau Wien", con el objetivo de fomentar su integración en la sociedad austríaca a través de este deporte de contacto.
En los últimos dos años han llegado a Austria unos 130.000 refugiados que en su mayoría huyeron de los conflictos en Oriente Medio y África, sea en Siria, Irak, Afganistán o Somalia.
Muchos son jóvenes no acompañados y el club vienés ha formado ya unos 150 chicos y chicas.
"El problema realmente es que en muchas ocasiones tienen que esperar hasta un año para que se decida si se pueden quedar o no en el país", explica el creador del proyecto, Udo Richson.
"En ese tiempo no pueden hacer nada, solo esperar en los centros de refugiados, y no conocen austríacos ni aprenden el idioma", se lamenta el responsable de "Rugby Opens Border".
El pasado 13 de noviembre su iniciativa fue premiada en Londres con un premio especial del "World Rugby", el órgano mundial de este deporte, especialmente popular en el mundo anglosajón y en Francia.
"Nunca soñamos con que esto podría pasar, pero demuestra que la gente aprecia el trabajo que hacemos", cuenta Richson.
"Pensamos que es importante hacerlo por los chavales, que sólo quieren vivir una vida normal, pero también por la sociedad, que se beneficiará de todo ello", agrega.
Cada domingo se entrenan unos 20 jóvenes en el parque "Prater" de Viena, cerca del famoso estadio "Ernst Happel", donde España ganó en 2008 la final de la Eurocopa de fútbol.
Muchos de los que se lanzan el oval de un lado a otro del campo apenas hablan inglés, aunque ya comienzan a familiarizarse con el alemán y las costumbres de la ciudad que les acoge.
El rugby es un deporte con valores arraigados, como la pasión, la disciplina, la integridad y la solidaridad, enseñanzas que cada semana el club inculca a sus jugadores, explica Richson.
La mayoría de ellos ni siquiera sabían antes de llegar a Europa lo que era el rugby, pero ahora les apasiona y quieren dedicarse a ello incluso profesionalmente, asegura Adam Wael Sheibani, otro joven sirio de 20 años que llegó al club hace un año.
Sin embargo, el proyecto es algo más que jugar un par de horas cada domingo, ya que, aparte de los entrenamientos, los entrenadores y voluntarios realizan actividades sociales y culturales con ellos como recorrer la ciudad, cenas en grupo o ir al cine.
Hay también varias chicas en el grupo de refugiados, con el objetivo de crear una división femenina del "Rugby Opens Borders"
Su entrenadora es Ana Ruiz, una española que estudia en Viena y que juega en el equipo femenino del club, que domina la ARC Premiership, la liga compartida de rugby entre Austria y Eslovenia.
Al principio, el centro no contaba con un espacio para que entrenaran chicos y chicas por separado, uno de los principales problemas a los que se han tenido que enfrentar, recuerda.
"Estas chicas vienen de países en los que el contacto con los chicos, entrenar con los chicos, o estar en el mismo espacio con ellos es un problema", cuenta Ruiz.
Cuando no están entrenando, los jóvenes acuden al colegio y tratan de mejorar su nivel de alemán, algo que el entrenamiento ayuda al ser todas las comunicaciones en este idioma.
Los jóvenes residen en centros de acogida hasta que se les concede la condición de asilado y una vez que se les garantiza ese derecho, tratan de buscar un piso compartido.
Aunque el proyecto va dirigido principalmente a los adolescentes, el club no los abandona cuando alcanzan la mayoría de edad, ya que tienen la oportunidad de unirse a las filas de uno de los tres equipos sénior con los que cuenta el "Rugby Union Donau Wien".
"Rugby Opens Borders" se financia con donaciones privadas, pues no cuenta con ningún apoyo público, aunque Richson espera que eso cambie pronto. Todo gracias al premio del World Rugby.
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