Maren Lundby, “la Reina de los saltos de esquí”, se retira

La sorpresiva rueda de prensa convocada para este mismo lunes en Oslo alimentó los rumores y desató los peores presagios. Luego, ante el micrófono y en compañía del director deportivo Clas Brede Braethen y el entrenador del equipo nacional noruego Christian Meyer, soltó la bomba:

“He decidido dejar los saltos de esquí. Llevo pensando esta decisión durante mucho tiempo. En este momento es lo mejor para mí", espetaba Maren Lundby. "Después de 16 años en la cima de este deporte, me falta la alegría y el entusiasmo para continuar. Por eso he decidido dejarlo”.

La cuesta abajo comenzó en 2021, después de convertirse por fin en campeona del mundo. Los cambios empezaban a ser sintomáticos. Ni siquiera pudo terminar esa temporada la Copa del Mundo, y, tras los meses de verano y pretemporada, empezó a notar que ya no era la misma. Ese cuerpo que había domesticado hasta la extenuación para mantener el límite de peso óptimo para saltar en los trampolines dejó de obedecer y Maren perdió la batalla física. Eso la obligó a renunciar a la temporada y darse una tregua para volver a ser la de antes.

Un año en blanco en el mundo del deporte es una eternidad de difícil recuperación. Pero Maren pareció conseguirlo. En septiembre de 2022, después de 553 días después de su último vuelo, volvió a saltar en el trampolín de Lillehammer.

Sin caer en el desaliento, la Reina se tiró a tumba abierta por la Copa del Mundo, pero ya nada fue lo mismo. Aun así, de manera increíble, Lundby acabó “pescando” una medalla de plata en el Mundial de Planica. Quién lo hubiera dicho.

Por desgracia, no fue más que un espejismo en el desierto nevado que Maren seguía atravesando. Difícilmente se reconocía ya, cada día le costaba más alcanzar un tono físico competitivo y las reservas anímicas empezaban a agotarse. Llevaba tres semanas posponiendo su vuelta a la Copa del Mundo. Y este lunes, por fin, se ha quitado la corona para recuperar su condición de plebeya. Una saltadora inolvidable. Pocas como ella.

Digna heredera de otra superdotada desde niña como Sara Takanashi (ella sí ha reconducido los cambios físicos de su cuerpo para seguir compitiendo), Maren Lundby fue la primera saltadora en ganar tres Copas del Mundo consecutivas (2018-2020), coincidiendo con sus mejores años en los que se proclamó campeona olímpica en PyeongChang y doble campeona del mundo en Seefeld y Oberstdorf.

Pero su talla como deportista, no tanto corporal, la llevó a ser la primera en muchos hitos. Con solo 14 años, en Liberec 2009 abrió con el dorsal 1 la primera competición femenina en los Mundiales de Esquí Nórdico. Un año después realizaba el primer salto oficial en el nuevo trampolín Midtstubakken de Oslo. En 2011 participaba en la primera competición de la Copa del Mundo femenina, en el trampolín Lysgardsbakken de Lillehammer, donde terminó decimoséptima, y donde, curiosamente, logró su primera victoria y su primer podio, en 2012. Y en casa también se impuso en las dos primeras ediciones del Torneo Raw Air femenino. Mejórenlo si pueden.

Pero, además de su condición de deportista de elite, Lundby ha peleado con denuedo por los derechos de las mujeres en pos de la igualdad de género en los saltos de esquí. Siempre se manifestó a favor de una competición olímpica en el trampolín grande para mujeres, por un Torneo de los Cuatro Trampolines para ambos sexos y por la presencia de las chicas en los trampolines de vuelo, objetivos que en mayor o menor medida se han ido consiguiendo.

El legado que deja su reinado es inmenso. Hasta siempre, Maren.