Dos puntos clave, una anécdota insólita y la suerte del lado de Rafa Nadal

Ni fue un gran partido de Rafa Nadal ni se sintió cómodo en ningún momento, sin embargo, el jugador de Manacor demostró una vez más su capacidad para superar la adversidad. Lo hizo desde la fuerza mental que caracteriza su juego y desde la efectividad de su primer servicio, que fue a todas luces la mejor de sus armas a lo largo del envite. Pese a conceder cuatro bolas de break en las 2 horas y 31 minutos que duró el duelo.

El jugador balear cerró el partido con un 81% de éxito (59/73) con su primer saque. Datos que mejoró notablemente en el tramo final del partido y que fueron claves para su victoria final. Al margen de su fuerza mental y su servicio, Rafa Nadal contó con algo de suerte. Algo que él mismo reconoció al final del duelo en rueda de prensa.

Lucas Pouille falló en la red una bola de partido clarísima, una situación que en opinión de Nadal "en un 80 por ciento de los casos" debería haberse resuelto a favor del francés, pero que en esta ocasión se decantó para él. "Hoy gané porque me tocaba ganar", simplificó el tenista balear, quien en todo caso defendió su fortaleza mental en el duelo. "He estado peleando, buscando soluciones, estando positivo, y espero que este partido me dé confianza para lo que viene", sentenció.

Fuera de lo meramente deportivo, el partido estuvo marcado por el resbalón que acabó con Rafa Nadal por los suelos y con su zapatilla izquierda fuera de su pie. La acción acabó sin consecuencias para el campeón español, que pudo haberse lastimado en una acción insólita y apenas vista sobre una pista de tenis.