Roland Garros 2016: El tenis español sale airoso finalmente de París

Roland Garros termina con un buen sabor de boca para el aficionado español. Las dos finales obtenidas por Garbiñe Muguruza en el cuadro femenino y por la dupla formada por Feliciano López y Marc López en el dobles masculino ante la legendaria pareja de los hermanos Bryan han salvado el expediente para el tenis español, que sigue teniendo en la memoria reciente el insultante dominio de Rafa Nadal y sus nueve Copas de los Mosqueteros. Muguruza, a sus 22 años, promete seguir llegando a finales en los grandes escenarios, pero la veteranía de Feliciano y Marc López empiezan a apuntar que se está por afrontar un relevo generacional que, salvo lustrosas excepciones, parece menos numeroso que en los últimos años. Las victorias del presente no pueden opacar el trabajo para cimentar el futuro del tenis nacional.

Se avanza inevitablemente hacia el momento en el que las mayores referencias tenísticas españolas abandonen paulatinamente las segundas semanas de los torneos del Grand Slam. La tierra batida ha sido durante los últimos años el territorio de las mayores conquistas para España en lo que al tenis se refiere, con Roland Garros como máximo estandarte de los triunfos nacionales. La final masculina no contó por segundo año consecutivo con ningún español, algo que se ha convertido en una anomalía histórica, como apunta Fernando Gómez, comentarista de Eurosport, en su cuenta de Twitter. Hoy es una rareza, pero puede ser que esta tendencia iniciada en 2015 pase a ser una nueva dinámica en la que los Nadal, Ferrer y compañía tengan cada vez menos protagonismo.

El balear y el alicantino han sido durante la última década los dos mascarones de proa de la Armada española, pero las lesiones y el paso de los años están comenzando a hacer mella en ambos. Ferrer ha reconocido públicamente que su cuerpo no se recupera con la rapidez de antaño, lo que le ha llevado a protagonizar un inicio de año discreto -en 2015 ya contaba con tres títulos a estas alturas de año-; mientras que el buen momento de juego mostrado por Nadal se ha vuelto a ver frenado en seco por una nueva lesión, esta vez con un tendón de la muñeca amenazando con rotura. El de Manacor cumple 30 años esta misma semana y lucha por volver a hacerse un hueco en la élite que dominan a día de hoy Novak Djokovic y -a mucha distancia del serbio- Andy Murray.

Por detrás de ellos siempre han estado Fernando Verdasco o Feliciano López, quienes también superan la treintena junto a Tommy Robredo, que no ha estado presente en Roland Garros. Ya en el Open de Australia se certificó que la media de edad de los tenistas españoles era suficientemente alta como para que el relevo generacional fuera una preocupación, y en París se ha reafirmado que, más que cuantitativo, las dudas llegan en lo cualitativo, pues fueron 14 los españoles que comenzaron a participar en el cuadro masculino y sólo dos -Pablo Carreño y Roberto Carballés- tienen menos de 25 años. Marc López, pareja de Feliciano en el dobles y especialista más consumado en esta disciplina, suma 33 años, por lo que Conchita Martínez, capitana del equipo de Copa Davis, necesitará encontrarle un relevo a medio plazo para poder seguir compitiendo con garantías. De momento, López se ve con fuerzas para seguir optando a los principales títulos del circuito.

La jornada del miércoles 1 dejó apeados a los cuatro últimos españoles en competición en el cuadro masculino, pero sólo Albert Ramos disputaba un partido de cuartos de final -cayó en tres sets ante Wawrinka-, lugar en el que siempre ha habido un español como mínimo en las dos últimas décadas. David Ferrer, Roberto Bautista y Marcel Granollers dijeron adiós en octavos, la misma ronda en la que cayó Carla Suárez ante la rusokazaja Yulia Putintseva. Garbiñe Muguruza es la excepción a la norma, devolviendo a España al palmarés en el cuadro femenino, algo que no se producía desde hace 18 años, cuando Arantxa Sánchez Vicario destronó a la entonces reina de la WTA, Steffi Graf.

El representante más joven en el cuadro masculino fue Roberto Carballés, nacido en 1993, que llegó procedente de la previa y cayó eliminado en primera ronda. En el femenino, la tenista española de menor edad fue Sara Sorribes, que a sus 19 años también fue eliminada en primera ronda por Anastasia Pavlyuchenkova. La segunda más joven es Muguruza, la única capaz de mantener el tradicional dominio de España en el Grand Slam parisino.

El futuro del tenis español parece recaer en dos jóvenes promesas con doble nacionalidad. Nicola Kühn, nacido en la ciudad austriaca de Innsbruck hace 16 años, firmó unas meritorias semifinales en el torneo junior de Roland Garros, una categoría en la que que triunfó en 2014 Jaume Munar, otra de las perlas que se espera que empiecen a dejarse asomar por la élite para garantizar el cambio de guardia. Paula Badosa, nacida en EE. UU., también triunfó en el torneo de las jóvenes promesas en París y eligió recientemente competir bajo bandera española. Durante la semana de Roland Garros compitió en el torneo 50 000 de Brescia (cayó en segunda ronda) a sus 18 años, preparándose para un futuro cercano en el que tomará el relevo a Laura Domínguez (35 años), Silvia Soler (28) o Carla Suárez (27), las veteranas españolas del circuito femenino. Todos ellos son los grandes asideros a los que se agarran en la RFET para alargar la edad dorada del tenis español.