Roland Garros 2016: Murray y las nuevas páginas del tenis británico

El presente de Andy Murray está marcado por el dominio tiránico que han impuesto sobre el circuito ATP durante las dos últimas décadas Novak Djokovic, Rafa Nadal y Roger Federer. El actual número dos del mundo, figura junto a David Ferrer, Jo-Wilfried Tsonga o Tomas Berdych como un miembro destacado de esa generación de jugadores que se ha quedado a un escalón de distancia de los tres tenistas que se han ido turnando el número uno recientemente sin poder optar a ocupar su lugar más que puntualmente. La realidad, no obstante, es que Andy Murray será considerado un jugador legendario cuando decida colgar la raqueta, pues la historia de este deporte en su país natal está cambiando notablemente gracias a él.

Durante los últimos años ha sido constante el número de ocasiones que aparecía el nombre de Fred Perry vinculado a él. Lo fue porque ningún tenista de las islas Británicas consiguió representar en la élite absoluta a su país en las finales de los torneos del Grand Slam hasta que Murray, poco a poco y siempre en constante progresión, fue poniendo su nombre como referencia más reciente. El de Dunblane consiguió poner fin a siete décadas de ausencia de las grandes finales.

En esta ocasión los ecos de Fred Perry vuelven a aparecer en escena, aunque como último campeón (1935), ya que no fue él el último en aparecer en una final en la Philippe Chatrier, sino Bunny Austin, que llegó al partido decisivo en 1937. Desde entonces, la presencia británica en París el último día de competición ha brillado por su ausencia hasta la aparición de Andy Murray.

Murray, que nunca ha sido considerado un especialista en tierra batida, cuenta con una estadística a su favor en esta final frente a Djokovic: el tenista con mejor balance sobre tierra batida en los últimos doce meses, con la final del Masters 1000 de Roma como referencia más reciente entre Djokovic y él. El 85 % de triunfos sobre las pistas anaranjadas que luce en su currículo anual convierten a Murray en un rival a tener muy en cuenta, como ya destacó el experto de Eurosport Patrick Mouratoglou.

Stan Wawrinka dio públicamente como favorito para el partido que se disputará en la Philippe Chatrier a Djokovic, pero Murray consiguió sacar de sus casillas al serbio en unas circunstancias difíciles de frío y lluvia, precisamente lo que se espera en la final de Roland Garros. Además, Murray llega con el aval de haber dejado en la cuneta al vigente campeón, mientras que Djokovic ha tenido como rival con más caché al joven prometedor Dominic Thiem, aún poco curtido en estas instancias del torneo.

Dunblane, Escocia y el Reino Unido estarán pendientes de París este domingo, cuando Andy Murray estará en disposición de sumar su tercer Grand Slam y alejar aún más los sempiternos fantasmas de Perry y Austin. El escocés no ocupará el mismo nivel histórico que Djokovic y compañía, pero sí será el tenista que al menos pudo plantarles cara de forma puntual, algo de lo que muy pocos pueden presumir.