Ana Peleteiro, de medallista olímpica a constante tendencia

Fue sin duda una de las grandes protagonistas de la delegación española en los Juegos Olímpicos de Tokio. Conquistó una medalla de bronce histórica (tercera mujer de nuestro país en ganar un metal en atletismo tras María Vasco y Ruth Beitia) en triple salto, un momento inolvidable culminado en el podio y en las celebraciones con una atleta ya legendaria como Yulimar Rojas.

Pero no solo fue la consecución del éxito, también las formas. Ana Peleteiro es sinónimo de espéctaculo, tanto dentro como fuera de la pista. Antes, durante y después del salto. Los gestos, la forma de incentivar al público, el grito de guerra o su transparencia a la hora de transmitir sensaciones. Salga bien o salga mal, lo que está claro es que con la gallega no te vas a aburrir. Es puro carisma.

Han pasado casi dos meses desde entonces y el nombre de Ana, que ha vuelto a los entrenamientos hace apenas una semana, aparece con frecuencia en redes y medios de comunicación. Porque su extrovertida personalidad va más allá del deporte, como se puede ver en cada vídeo que sube a TikTok, donde la siguen casi 300.000 seguidores. Bailes exuberantes al ritmo de Rosalía, Aitana o Daddy Yankee, con o sin acompañantes (en el último aparece junto a la también atleta olímpica Lucía Rodríguez), alcanzan, en algunos casos, las más de medio millón de visualizaciones.

Si eso le añadimos su fuerte temperamento y la facilidad con la que expone sus pensamientos y opiniones tenemos como resultado una deportista que trasciende más allá de sus logros deportivos. Ya antes de los Juegos Olímpicos era un objetivo habitual de los ataques de la ultraderecha, iniciados cuando la propia Peleteiro contestó a Santiago Abascal, líder de VOX, al respecto de un mítin del partido en su tierra. "Mellor queda na casa. O único que ten de verde Galicia son os montes", le respondió Peleteiro.

Nada más ganar el bronce, lanzó un mensaje a aquellos que incitan al racismo mientras era entrevistada junto a Ray Zapata, uno de sus grandes amigos, también de piel morena y medallista olímpico (plata en gimnasia) el mismo día que ella. "A mucha gente le joderá que los dos medallistas de España ayer fuéramos negros. Pero es la evidencia de un cambio”, señaló en El Mundo. Fue precisamente un eurodiputado de Vox, Hermann Tertsch, quién le respondió: “En vez de alegrarse sinceramente de que esta sociedad le ha ayudado a hacer posible esa conquista personal suya que había alegrado que yo sepa a todo el mundo, tiene que salir con la basura del discurso de recelo y atribuyendo odio para revolverlo todo con el victimismo”, sentenció en Twitter.

Estos días también ha sido noticia tras recibido multitud de insultos en redes. ¿La razón? Haberse comprado un coche valorado en 65.000 euros. Uno de esos usuarios fue Juanfran Escudero, exconcejal de Ciudadanos, comparándola con Amancio Ortega, Nadal o Fernando Alonso. "Si Ana Peleteiro se compra un cochazo de 55.000 euros está en su derecho y hace de puta madre. Pero si Don Amancio Ortega, Rafa Nadal o Fernando Alonso se compran un yate entonces son unos hijos de la gran puta. Hipócritas". Peleteiro respondió con elegancia.

Su polémica ausencia en el FID de León, donde iba a dar una conferencia sobre valores olímpicos, también ha sido un fuego difícil de apagar. Grabando un directo de casi un cuarto de hora, al borde del llanto por las circunstancias que tuvo que vivir y los duros comentarios que estaba recibiendo.

En cualquier caso, para bien o para mal, Ana Peleteiro es tendencia prácticamente en cualquier red social en los últimos tiempos. En agosto por su espectacular logro en los Juegos Olímpicos y las declaraciones posteriores, en septiembre por el divertido material que comparte en TikTok y por no querer dejar de ofrecer su punto de vista en los temas de actualidad. Criticada y alabada a partes iguales, la gallega se ha ganado un hueco en el escaparate del deporte español y femenino, creando más repercusión que figuras como Carolina Marín, Mireia Belmonte, Ona Carbonell o Garbiñe Muguruza. Lo dicho: espectáculo dentro de la piesta... y fuera de ella.