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El salto de Fosbury cumple 50 años: El atleta y la técnica que revolucionaron la altura

Pablo Sarmiento

Actualizado 20/10/2018 a las 10:16 GMT+2

La innovación en la prueba del salto de altura siempre ha estado ligada a un nombre, Dick Fosbury. Sin la irrupción del estadounidense en los Juegos Olímpicos de México, hace 50 años, la disciplina nunca se hubiera convertido en lo que es hoy en día, con la técnica bautizada en su honor. En 1968, la manera en la que los atletas superaban el listón en esta disciplina cambió para siempre.

Fosbury - Video - 2017

Fuente de la imagen: Getty Images

Por aquel entonces, un 20 de octubre de 1968, Dick Fosbury era un joven de 21 años, que llevaba preparando varias temporadas su innovadora técnica pero sin entrar entre los candidatos a la victoria, a la par que estudiaba para convertirse en ingeniero. "Estaba en 'high school' cuando empecé con la nueva técnica. Los chicos se burlaban, me decían loco. Ya en la Universidad cumplí un programa destinado a llegar a lo más alto y arribé a México confiado en la posibilidad de ganar", explicaba en una entrevista concedida a la Agencia EFE.
El resto es historia del atletismo. Primero batía su mejor marca personal para clasificarse para la final. Una vez en la lucha por las medallas, superaba a su compatriota Edward Carutherns, (2,22) y del soviético Valentin Gavrilov, (2,20), gracias a un mejor intento de 2,24 metros, un nuevo récord olímpico. Dos días después de que Bob Beamon grabara su nombre en la eternidad con su salto de 8,90 en longitud, que hoy, cincuenta años después, solamente ha sido superado en una ocasión (Mike Powell con 8,95 en los Mundiales de Tokio 1991), Fosbury hacía lo propio, no tanto por la marca, sino por la técnica que desde aquel entonces han adoptado los saltadores de altura.
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Dick Fosbury

Fuente de la imagen: Eurosport

La carrera de Fosbury duró poco más, y tras no clasificarse para los Juegos de Múnich 1972, dejó la altura por la ingeniería a los 25 años. Una base académica que le permitió previsualizar la técnica con la que sorprendió a todo el mundo en México, en una imagen que ha pasado a formar parte de la historia del atletismo.
La contribución del saltador nacido en Portland en forma de técnica, se cimentó en un cambio fundamental, sin el cual no hubiera sido posible, el nacimiento de la colchoneta que hacía su aparición en escena en unos Juegos Olímpicos por primera vez en 1968. Sin ella, Fosbury nunca hubiera podido caer de espaldas sin lastimarse, ya que cuatro años antes, en Tokio 1964, los atletas todavía caían sobre arena y corcho, utilizando el rodillo ventral como forma de superar el listón.
Al contrario que con el Fosbury, el rodillo permitía a los atletas caer con los pies, y no requería la necesidad de que la espalda fuera el primer contacto del deportista con la colchoneta, como proponía la nueva manera de saltar. Un cambio que quizás no se tiene mucho en cuenta, pero que fue crucial para que el germen de la técnica del americano revolucionara el concepto de la altura hasta tal punto, que tras algunos años donde convivieron los dos estilos, desde que Jüri Tarmak consiguiera ganar en 1972, todos los campeones siguientes han utilizado esta técnica, desterrando al olvido el rodillo.
Fosbury había visualizado que afrontando el listón de espaldas, con una carrera de impulso acabada en curva (con el rodillo ventral se entraba totalmente recto), la inercia generada era mayor a la hora de saltar y el punto del centro de gravedad del cuerpo podía elevarse más alto, por lo que se conseguiría saltar más. Por aquel entonces el récord mundial de Valery Brumel era de 2,28 metros, sin embargo, poco iba a tardar en cuajar un estilo con el cual se superó por primera vez la barrera de los 2,30 (Dwight Stones en 1973).
Habían pasado únicamente cinco años de la irrupción de Fosbury y el salto de altura ya prácticamente no usaba otra técnica. Vladimir Yavchenko, último exponente del rodillo ventral, conseguiría saltar hasta 2,35 metros, pero el estilo murió, y el récord del mundo siguió subiendo hasta los 2,45 metros del cubano Javier Sotomayor en 1993, durante la celebración del Mitin de Salamanca.
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1968 Fosbury Flop

Fuente de la imagen: Imago

La plusmarca mundial siempre estuvo algo lejos de la aspiraciones de Fosbury, en una corta pero influente carrera deportiva. Pero si hay algo que nunca le van a quitar es una manera de saltar, que dejó a todo el mundo con la boca abierta en un primer momento y no convenció en una época donde no se había visto nada igual, pero que en poco tiempo se fue imponiendo hasta tal punto de que hoy en día nadie se plantea superar el listón en esta disciplina de otra manera.
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