Juegos Olímpicos Tokio 2020, atletismo | Warholm y McLaughlin, una oda a la vuelta a la pista

Warholm era el máximo favorito al oro en la prueba masculino, llegando con el récord del mundo bajo el brazo (46.70), superando la marca de Kevin Young que databa de la final olímpica de Barcelona 1992 (46.78). La presión del estadounidense Rai Benjamin ya hacía presagiar que la prueba iba a ser de las más destacadas del calendario del atletismo en Tokio, pero nadie podía imaginar lo que estaba por suceder en la vuelta a la pista del Estadio Olímpico.

Un mano a mano espectacular entre Warholm y Benjamin le daba un mordisco de más de medio segundo al anterior récord (45.94 y 46.17 respectivamente), viniendo rápidamente a la mente otras gestas olímpicas como el salto de Bob Beamon en México 1968, que necesitó de una cinta más larga para su medición debido a lo imprevisto del registro. Ese fue el sentir con la marca del titán noruego, que no daba crédito a la hora de confirmar con el marcador la barbaridad de la que había sido protagonista.

Con dos estilos muy diferentes, basado en la garra y la lucha por parte de Warholm y en la técnica y el ritmo de Benjamin, los 400 metros vallas masculinos han alcanzado un nivel estratosférico, en el que el tercer clasificado, el brasileño Alison dos Santos (46.72), también rebajó el anterior récord de Kevin Young, que se mantuvo impertérrito al paso del tiempo durante 29 años.

Una nueva dimensión que también ha visto el reflejo en la prueba femenina gracias a la figura de la estadounidense Sydney McLaughlin, que como Warholm, no se metía en la gran final de los Juegos Olímpicos de Río en 2016, para cinco años después ser la gran estrella de una disciplina en la que se ha convertido en la primera mujer en bajar de la barrera de los 52 segundos. Lo hizo en los Trials americanos, donde arrebató la plusmarca a su compatriota Dalilah Muhammad, defensora del oro y campeona mundial, que batió cara su derrota en la final de Tokio, donde volvió a saltar por los aires el cronómetro.

Otro mano a mano que ha elevado a límites insospechados los 400 metros vallas de categoría femenina, con registros inimaginables como el 51.46 de McLaughlin y el 51.58 de Muhammad, oro y plata en la prueba celebrada en la madrugada del martes al miércoles (hora española). Y es que, la estela de la prueba masculina sirvió de mecha para que la femenina también protagonizara otro de los momentos de los Juegos.

Por si no hubiera sido poco, la tercera en discordia, la neerlandesa Femke Bol, batía el récord europeo de Yulia Pechonkina, y a sus 21 años se quedaba muy cerca de ser la primera atleta continental de bajar de la barrera de los 52 segundos (52.03). Un futuro muy prometedor para una prueba en la que McLaughlin dentro de tres días cumplirá los 22.

Las dos carreras de 400 metros vallas han entrado de lleno en la historia olímpica como dos de los registros más sorprendentes y dos de las mejoras de récord mundial más espectaculares hasta la fecha. Se podría decir que son marcas que durarán mucho en el tiempo, pero quién sabe con el hambre de pista que han demostrado Warholm y McLaughlin.