Nueva York: La gran cita de los 42 kilómetros (14:30, E2)

A Nueva York no le hace falta entrar en la disputa por ofrecer grandes sumas de dinero –ya sea en premios o en fijos de salida- no contratar muchas liebres” para que ayuden a que se logren marcas del máximo nivel. En los últimos años son varios los maratones en todo el mundo, entre ellos el de Valencia, que buscan esa brillantez de marcas; ya sea para el atleta de elite como para el aficionado que se entrena para conseguir su máximo rendimiento. Basta decir que la mejor marca masculina está alrededor del puesto 350 de la lista de todos los tiempos (contando varias marcas por atleta) y la femenina hacia el 150. Pero ninguna de esas carreras tiene el prestigio y la repercusión de la que se disputa cada primer domingo de noviembre en la gran manzana”.

Si Nueva York tiene ese “algo” que le hace ser destino deseado para turismo, con su maratón sucede lo mismo dentro del mundillo de los corredores. Participan unos 50.000 -desde hace unos 10 años se ronda esa cifra- de unos 150 países, lo que para los que vienen de fuera de los Estados Unidos supone un importante gasto entre viaje, alojamiento e inscripción; dado que suele aprovecharse para estar al menos cinco días por allí con familia o amigos. Y son 50.000 porque la organización lo limita, porque los que les gustaría inscribirse probablemente sean cada año 10 veces más. Hay que pasar varios filtros para hacerlo a quien no es estadounidense. El primero es acudir a través de alguna de las agencias de viajes oficiales que la carrea tiene contratadas por todo el mundo. Porque, como tantos otros eventos deportivos, la empresa que lo organiza evidentemente lo hace para ganar dinero. Y aun haciéndolo a través de una agencia, hay lista de espera de varios años para la plaza. A no ser que se participe en alguna de las campañas benéficas donando dinero, algo que los corredores de bolsillo más desahogado se pueden permitir a cambio de la participación.

La primera edición fue en 1970, con poco más de 100 en la salida y 55 en la meta. El auge de corredores aficionados no solo ha multiplicado por 500 los participantes, sino que el porcentaje de los que acaban ronda el 95%. Porque en muy mal estado físico se tiene que estar para no cruzar la línea de meta en el Central Park tras todo el esfuerzo económico y de entrenamientos que se ha realizado. Además de que, con varias de las avenidas por la que va el recorrido, quien se para recibe tanto ánimo que difícil es que no vuelva a emprender la marcha, aunque sea casi andando.

Con respecto a esa primera edición alrededor del Central Park, a los pocos años se cambió el recorrido, para discurrir pasó a discurrir por todos los barrios;, no solo para que el participante conozca de esa manera toda la ciudad, sino también para que lo haga el resto del mundo a través de la televisión. La salida es en el puente Verrazano, que comunica Staten Island con Brooklin. Sigue en línea recta hacia el norte para enlazar con el de Queens; de ahí cruza a Manhattan, pero no para ir ya al famoso parque, sino que sigue hacia el norte para salir de la isla y tocar por unos kilómetros Harlem. De ahí por otro puente (uno de tantos del recorrido) vuelve a Manhattan para tirar hacia el sur, entrar en el parque y acabar junto a Columbus Circle, es decir la plaza de Colón. Un recorrido con pocas curvas, pero sí con varios sube-baja, ya sea por los puentes como porque el tramo final por dentro del parque que no es para nada llano.

Con tanta participación no salen todos a la vez sino que van siendo colocados en “cajones”. Para lo que hay que llegar allí varias horas antes en transporte público o vehículos de las agencias oficiales. Llegada escalonada porque la salida es por tandas: a las 8:00 los atletas en silla de ruedas; a las 8:40 las mujeres de elite (para que compitan sin mezclar con hombres); 9:00 hombres de elite. Y, desde las 9:30 cada media hora, las 5 tandas de corredores aficionados, ya mezclados ambos sexos, dependiendo de la marca que hayan acreditado o crean pueden hacer.

Al menos se da la casualidad de que la noche previa es cuando se hace el cambio horario en ese país, de ahí que el madrugón sea una hora menos que si fuese en otra fecha. Hay que ir bien abrigado porque una noche de noviembre en Nueva York puede ser gélida; eso sí la organización ofrece el desayuno a los corredores para que no tengan que hacerlo en sus alojamientos. La salida del río de atletas por ambos lados y niveles del puente es una de las imágenes emblemáticas del deporte mundial, y analizando fotos y vídeos se detecta como los participantes van quitándose sudaderas o chándales -se supone que no los favoritos del armario de cada uno- que la organización recoge y dona a gente necesitada de ropa. A partir de ahí, cada uno va a lo suyo: los de élite en busca del mejor resultado posible y el resto de las decenas de miles, a disfrutar de tener a “la capital del mundo” a sus pies.

Ponerse a citar nombres de favoritos tampoco es muy relevante ante la carrera de este domingo. Compiten evidentemente varios de los de la elite mundial, con grandes resultados en este maratón, en otros prestigiosos, así como en campeonatos mundiales y Juegos Olímpicos. Pero este maratón no va a tener más o menos repercusión porque esté tal o cual atleta, sino que es este maratón quien le da prestigio al atleta sea cual sea su nivel. Porque en los grupos de amigos que se juntan para correr cada día en todo el mundo, el haber participado en Nueva York da prestigio y envidia. Un maratón que se emitirá en directo desde las 14:30 tanto en Eurosport 2 como en la APP/Player.