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Blog Basket: El ciclón Mirotic convulsiona al mundo del baloncesto

Fernando Ruiz

Publicado 01/07/2019 a las 11:42 GMT+2

Se viene. Con una fuerza difícil de pronosticar, en una categoría complicada de calibrar, pero se viene. El más que probable fichaje de Nikola Mirotic por el Barça, uno de los más sorprendentes de la última década, ha dejado boquiabierto al mundo del baloncesto, a ambos lados del charco.

Mirotic

Fuente de la imagen: Getty Images

Desde la perspectiva NBA, que un jugador en plenitud, con claras opciones de ser titular en muchas franquicias, decida volver a Europa es algo sorprendente. Simplemente, les cuesta entenderlo. En Estados Unidos, Mirotic podría ganar bastante más dinero, entre 12 y 15 millones de dólares brutos por temporada (50% menos tras pagar impuestos). Eso no ayuda a despejar la x de la ecuación.
En Europa, el impacto es tremendo. Hasta el punto de que podríamos estar hablando, perfectamente, de un antes y un después en el baloncesto FIBA. Las cifras que se manejan, aun no oficiales, superan ampliamente los 4 millones de euros que percibe Alexey Shved. Incluso hay fuentes que hablan del más del doble de esa cantidad. Una pasada.
Todo ello en un entorno en el que el conjunto blaugrana ya ha fichado al pívot Brandon Davies (Zalgiris) al alero Corey Higgins (CSKA) y según mis fuentes a otro ex NBA, el alero Alex Abrines. La renovación de Heurtel, cerrada, y las negociaciones para prolongar el contrato de Claver y Singleton, ahora en compás de espera, van a provocar que el presupuesto de la sección de baloncesto del F.C. Barcelona se dispare más allá de los 40/45 millones de euros. El presidente Bartomeu quiere la Euroliga y un nuevo pabellón, cuya inauguración está prevista para la primavera de 2021, claro está, justo antes de las elecciones. La apuesta está clara. Y el paraguas del equipo de fútbol, que tampoco escatima en fichajes, permite excesos que en clubes de baloncesto no pueden ni tan siquiera soñar.
Ese condicionante también preside las cuentas del Real Madrid C.F. Al otro lado del puente aéreo, en Concha Espina, andan “ojipláticos”. La imagen de aquel mirlo blanco, que llegaba a Madrid siendo un chiquillo, y que se convirtió en el símbolo de la resurrección de la cantera, y casi de la sección, está aún muy reciente. En el recuerdo, su debut en la Euroliga en Siena, con Messina en el banquillo. O más en lo social, aquellos partidos de Champions en los que Niko se unía a los jóvenes canteranos procedentes de varios países de Europa para animar al equipo de fútbol, como un madridista más.
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Mirotic y Nachbar, en el Real Madrid-Barcelona de la final

Fuente de la imagen: EFE

La “fuga” del hispano-montenegrino ha destapado la ira de los aficionados blancos. Es lógico. Lo viven con la pasión con la que se entiende el deporte. Y es difícil ponerse en la piel del otro, pensar como un profesional que busca lo mejor para él y para su entorno. Porque la pregunta que todo el mundo se hace es:
¿Por qué vuelve Nikola Mirotic a Europa, ganando menos dinero, a una competición de menor nivel?
Hay varios factores. El familiar parece obvio y es muy entendible. La estabilidad no es precisamente el denominador común en la NBA. Hoy juegas aquí, mañana vaya usted a saber. Tú coges el avión y juegas cada dos días, pero tu familia permanece en Milwaukee, en Chicago, en Nueva Orleans o donde te toque.
Y luego hay que apuntar un segundo factor, quizás sorprendente para mucha gente, epro absolutamente clave en toda esta historia. Mirotic quiere competir cada día. Es algo, si me permitís, muy balcánico. No entiende jugar partidos con poco o nada en juego, no aguanta, incluso, períodos de transición en los que el resultado no parece lo más importante. Y cuando se sienta delante de la televisión a ver partidos de Euroliga, con su espectacular Final Four, o en el ámbito más doméstico, la ACB, con su mediática Copa del Rey, le hierve la sangre. Echa de menos esos ambientes, esos días tan de basket europeo en los que si ganas eres un héroe y si pierdes suena a final del mundo.
Su vuelta a Europa, con la camiseta del Barça, le va a dar eso que necesita. Y no os quiero contar el día que aparezca por el WiZink Center con la camiseta blaugrana. Los decibelios serán incalculables. Y el público madridista estará en su derecho a dejarnos sordos, faltaría más. Va en el precio de la entrada. Ante Tomic sabe de lo que hablamos.
El morbo, si se confirma el fichaje, está servido. Pero más allá de esta historia, queda por ver cómo se dibuja el escenario de los clubes más poderosos del continente, tras este movimiento espectacular en Can Barça. Si los equipos turcos, rusos, griegos o italianos reaccionan y se suman a fichajes impactantes, para contrarrestar la llegada de Mirotic. Si el Real Madrid entra en la guerra y hace lo propio. Si vamos, en definitiva, a un relanzamiento de la Euroliga. Si los ricos son más ricos cada vez y ponen las cosas cada vez más difíciles a las clases medias.
El fichaje de Niko Mirotic no es un fichaje cualquiera. Por lo que puede representar, se viene un ciclón. O un huracán. Abróchense los cinturones.
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