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Euroliga, Panathinaikos-Real Madrid: Cuestión de creer y... actuar (20:15, serie 1-0)

Adrián G. Roca

Publicado 18/04/2018 a las 22:55 GMT+2

El Real Madrid afronta el segundo partido de cuartos de final de Euroliga ante Panathinaikos con la obligación de cambiar su imagen y falta de intensidad del primer partido para evitar que los de Xavi Pascual se pongan 2-0 y dejen a los blancos al borde del abismo. El discurso del equipo es el de mejorar y recuperar su juego, pero conviene aplicarlo en la cancha.

Chason Randle, Panathinaikos-Real Madrid

Fuente de la imagen: EFE

Tras la paliza del primer partido en el OAKA, Rudy Fernández pidió “tener la cabeza fría” para huir de dramatismos y cambiar la imagen y el juego del equipo radicalmente en el segundo choque (jueves 19 a las 20:15). El escolta mallorquín volvió a reforzar su propio discurso con palabras como ‘autocrítica’, ‘jugar en equipo’ o ‘mejorar’, dejando bien claro en todo momento que los blancos se saben la teoría, pero ahora hay que ponerla en práctica para evitar un 2-0 que sería casi determinante y alejaría un poco más de la Final Four de Belgado al Real Madrid, pese a que tendría dos opciones de igualar la serie en casa.
"Lo hemos demostrado durante la temporada y ahora es cuando se debe ver al mejor Real Madrid, con todos remando en la misma dirección (Rudy Fernández)
La falta de intensidad desde el primer segundo condenó al Real Madrid, que con el 20-0 de salida ya perdió todas sus opciones y ni tan siquiera estuvo cerca de meterse en el partido o remontar. El caso es que pese a este discurso de moral de Rudy Fernández y los tópicos que rodean este tipo de eliminatorias apelando a cambiar al chip y que cada partido es una historia, la dinámica del equipo blanco desde que perdió la final de Copa del Rey ante el Barcelona no ha sido positiva en partidos grandes ni en momentos decisivos.
Si Pablo Laso hizo virtud de la necesidad durante la plaga de lesiones este invierno, su Real Madrid dio más sensación de ser invencible durante noviembre y diciembre, cuando por ejemplo ganó en casa del campeón Fenerbahce, se paseó en Rusia ante el Khimki o perdió en la última posesión ante Panathinaikos en el OAKA o en una prórroga de infarto en su visita a Olympiacos. Como decía Rudy Fernández horas antes de medirse de nuevo a los verdes, la solución es “saber que si jugamos en equipo podemos ganar a cualquiera”.
Ese discurso llevado a la práctica sólo se vio en esos meses más duros donde el Real Madrid aprendió a sobrevivir, pero parecieron disiparse cuando se fueron recuperando jugadores lesionados (Ayón o Randolph) cuando parecía que su vuelta haría la inercia y la consistencia aún más ganadora. Llegaron las derrotas en casa ante Fenerbahce y Olympiacos, complicando ese decisivo factor cancha que perdieron en la última jornada, o la inesperada derrota ante un Valencia ya eliminado.
Es muy importante hacer un partido en el que seamos el Real Madrid (Pablo Laso)
Si este jueves el Real Madrid vuelve a perder en intensidad desde el salto a inicial y se deja acomplejar por el ambiente del OAKA y por la superioridad física de la plantilla de Xavi Pascual, no sólo volverán con un 2-0 difícil de remontar, sino con la sensación de que la temporada se complica, de la necesaria renovación -o algo más- del proyecto Laso y de todo el histerismo colectivo que acompaña a este club por el mero hecho de llamarse así y ser quien es.
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