El 'efecto Netflix' en el ciclismo: ¿por qué ahora los ciclistas hablan sin tapujos de su pasado?

El ciclismo es en ocasiones un deporte de silencios. A veces incómodos y en determinados casos, cómplices. Pero si algo hemos aprendido a causa de esta pandemia y del parón obligado de las carreras, ha sido a valorar muchísimo más productos informativos como el documental en el que prácticamente sin cortes ni censuras se mostraron las virtudes y miserias del Movistar Team durante la pasada temporada. Un confinamiento en el que nuestro entretenimiento también se ha visto reforzado por conocer mejor la figura de Michael Jordan o, más recientemente, asistir a la penúltima entrega de las confesiones de Lance Armstrong.

Este ‘efecto Netflix’ no es de momento ningún estudio ni corriente sociológica o meramente comunicativa. Tan sólo es un enfoque para tratar de definir por qué al calor de éste y otros documentales donde el día a día está lo menos edulcorado o idealizado posible, algunos de sus protagonistas u otros que han tenido algo que ver con ellos están empezando a hablar ya no sin censura, sino más bien sin utilizar discursos tímidos o vacíos que anteriormente se imponían por tratar de ser lo más comedidos posible.

Richard Carapaz, Nairo Quintana y Mikel Landa abandonaron por distintos motivos la estructura del Movistar Team y al hilo de este ‘Día menos pensado’ han manejado diferentes discursos para explicar su salida del equipo español y, de paso, para pasar alguna factura que en otro contexto difícilmente hubieran enseñado de una forma tan clara. El colombiano dijo primero que no lo vio y semanas más tarde, en Eurosport, aseguró que abandonó la casa que le hizo tan grande porque no quería “más guerras ni polémicas”.

Por su parte, Landa optó por un discurso más comedido y de puro agradecimiento, guardándose para sí mismo esas luchas internas o por qué no acabó de triunfar vestido de azul. Sin duda es la figura que más reforzada salió de esta gran obra de Netflix. Y por parte de Richard Carapaz, el excelente comunicador que es Valentí San Juan supo sacarle los mejores titulares, aunque la metáfora del ‘cuchillo en la espalda’ que utiliza el ecuatoriano tal vez sea una proyección de la puñalada que a él mismo le supuso que no le valoraran lo suficiente para firmar una millonaria renovación.

Lo que tal vez nunca se hubiera esperado, o al menos de forma tan clara y elocuente, es que un antiguo gregario del Movistar Team y un ciclista discreto como Rory Sutherland rompiera algo más que el hielo definiendo a Nairo como líder, comparándolo con Alejandro Valverde o desvelando de forma tan gráfica su estado mental antes de la contrarreloj final en la que el colombiano perdió el Giro de Italia de 2017.

Si prensa y aficionados gustan de ‘rajadas’ y si en el ciclismo se echaban de menos broncas, posteriores contestaciones radiofónicas y demás ‘chauchau’ de finales de los noventa, este deporte ha encontrado en este renovado género periodístico la excusa para que todos hablen sin temor a ser reprendidos o para aceptar las consecuencias si las hay. También para que se dejen de inflar artificialmente ‘twitter broncas’ o que simplemente deje de ser noticia o de sacarse de contexto que alguien le haya dado un ‘like’ a otro.

Con estos hechos expresados en palabras claras, el ciclismo está aprendiendo a romper parte de esos silencios que siempre incomodaban. Todos lo agradecen, hasta Lance Armstrong, quien ha dejado de contestar con monosílabos y ambigüedad a las preguntas más comprometidas.