Giro de Italia 2018: Un doblete y cuatro términos imprescindibles que recordamos gracias al Etna

Una ‘fuga bidón’ que se quedó en un notable intento. Un ‘afilador’ que dio con un ciclista del Movistar Team por los suelos. Un 'trascoche' de Froome para reincorporarse al pelotón. Un líder que ‘hizo la goma’ y perdió la maglia rosa y ese ‘doblete’ de Chaves y Yates, porque esta palabra no sólo define lo que por ejemplo ha ganado el Barça esta temporada con LaLiga y la Copa del Rey. En el ciclismo también hubo dobletes míticos entre compañeros de equipo como el de Greg LeMond y Bernard Hinault en el Tour de Francia de 1986 o el de Bradley Wiggins y Chris Froome en 2012. E incluso ‘tripletes’ como el de la célebre París-Roubaix del equipo Mapei en 1996 con Museuuw, Bortolami y Tafi.

Pero lo que hay que destacar de esta sexta etapa del Giro de Italia 2018 no va de dobletes, tripletes ni incluso de los ‘demarrajes’ que intentaron sin éxito los favoritos Dumoulin, Froome o Thibaut Pinot. Se vivieron grandes momentos de ciclismo y en los primeros kilómetros los grandes favoritos se pusieron firmes por una ‘fuga bidón’.

El Giro de Italia conoce perfectamente este término y no hay que remontarse muy lejos para conocer la más famosa y que casi acaba con la victoria en la general final del talaverano David Arroyo en 2010. Se denomina así a una fuga inesperada, no del todo consentida por el grueso del pelotón y los equipos grandes y en la que están envueltos una gran cantidad de ciclistas y no los cinco ó seis habituales. Ese numeroso grupo se va entendiendo entre sí y toman una distancia importante para posteriormente ganar la etapa y tener la posibilidad de colocar como líder de la general a un ciclista que no es favorito pero a quien le pueden quedar opciones de luchar por la victoria final.

Recuperando esa cabalgada de 2010 en la 11ª etapa camino de L’Aquila, numerosos ciclistas tomaron la delantera al pelotón del líder y un entonces jovencísimo Richie Porte recién venido del triatlón se colocó líder para tres etapas después ceder la maglia rosa a David Arroyo. De forma inesperada cogió una ventaja importante respecto a Vincenzo Nibali y su entonces jefe de filas Ivan Basso. La llegada de la alta montaña y especialmente el Mortirolo hicieron que el equipo Liquigas bajara del liderato al talaverano y aquel Giro lo ganara el hoy mano de derecha de Alberto Contador en sus equipos base de su Fundación.

Quien también se aprovechó de una de estas fugas bidón fue Óscar Pereiro en el Tour de Francia de 2006 para ponerse líder y acabar ganándolo tras la descalificación final del norteamericano Floyd Landis por su positivo por testosterona. Incluso otro ciclista legendario ganó así la carrera francesa, siendo la primera ‘fuga bidón’ que se recuerda, la de Roger Walkowiak en 1956. Cogió una fuga, el liderato y la distancia suficiente para que sus principales rivales no pudieran remontarle. De hecho, este francés de origen polaco murió recientemente y dejó al español Federico Martín Bahamontes como ganador vivo más anciano del Tour.

De hecho, hoy en día apenas hay ‘fugas bidón’ y es imposible que alguien vuelva a ganar un Tour ‘a lo Walkowiak’, pero al menos en esta sexta etapa del Giro de Italia 2018 vimos un intento notable.

Realmente fue algo más que un ‘afilador’, el que dio lugar a la caída del argentino del Movistar Team, Eduardo Sepúlveda. Este término viene de cuando la rueda delantera de un ciclista toca la trasera del rival que circula justo delante y le desestabiliza. La acción de Sepúlveda es un afilador de manual, aunque además de la rueda también llega a tocar parte del cuadro, por lo que sufrió una aparatosa caída, cayendo literalmente de culo. Afortunadamente para él, solo fue un susto y mucho dolor en esa zona. Pudo seguir en carrera.

¿Qué ciclista no ha hecho un 'trascoche'? Tras una caída, una avería o una parada forzada es un viejo truco habitual tan viejo como el ciclismo, es decir, ponerse a rebufo de un coche de equipo para ganar velocidad, no desgartarse demasiado, evitar que el viento frene tu trayectoria y que ese 'calentón' para alcanzar el pelotón sea menor. Normalmente los jueces de carrera hacen la vistagorda a no ser que se trate de casos flagrantes, y otra cosa es 'remolcarse' como hizo Vincenzo Nibali en La Vuelta 2015, maniobra por la que acabó siendo expulsado. El caso es que Chris Froome hizo un trascoche o técnicamente dicho un 'abrigo prolongado' para regresar al pelotón. Las cámaras le cazaron junto a un compañero de equipo, y esa maniobra es sancionable bien con unos francos suizos de multa (la divisa con la que se pagan las sanciones en ciclismo) y si hubiera sido más escandaloso, incluso con la expulsión. Porque hay un antecedente claro: el de Romain Bardet en la París-Niza del año pasado.

Rohan Dennis, hasta esta jornada líder del Giro de Italia, hizo la goma y finalmente se quedó sin la maglia rosa. El australiano iba rezagándose del grupo, intentaba entrar nuevamente a su rueda, pero no podía seguir su ritmo y volvía a quedarse. Así hasta que arrojó la toalla y cedió en meta un tiempo importante que le hizo perder el liderato.

Es otra definición castiza del ciclismo y que incluso aplica Chris Froome como método para correr y despistar a sus rivales cuando él no es el más fuerte. Y el inglés lo puso en práctica en el Etna. Me descuelgo, pongo mi propio ritmo, vuelvo a arrancar y al final no perdió ni un solo segundo respecto a Dumoulin, su principal rival por la victoria final. En este caso es ‘hacer la goma’ de forma consciente. En el caso de Rohan Dennis, él no quería.