La opinión de Luis Jiménez: El Giro en modo letargo

Es posible que este Giro esté definitivamente gafado, que alguien se haya empeñado en poner todo su arte para convertirlo en toda una pesadilla para organizadores, equipos, corredores y seguidores de ciclismo. El viernes, la mejor etapa de la semana, se vivió todo un ejercicio esperpéntico de negociaciones para, debido a las adversas condiciones meteorológicas, recortar el recorrido. Un fraude, para un amplio sector de este mundillo; algo lógico y lleno de sensatez, desde el prisma del corredor. Y un debate recurrente cada vez que se frustra una gran etapa: ¿se ha acomodado el pelotón? El aficionado veterano mantiene en su retina fotos épicas de corredores a los que apenas se puede distinguir en medio de la nieve, condiciones dantescas, sufrimiento agónico, batallas entre el hombre y los elementos que han pasado a la historia de este deporte. Comparaciones son odiosas y, obviamente, el ciclismo moderno que ven cada día es una carrera de juveniles comparado con esas gestas heroicas ¿Es justa esta comparación?

Supongo que, como en casi todo en esta vida, en el término medio está la virtud y que, por muy estética que resulte la foto, es poco saludable hacer competir a un deportista en esas condiciones extremas. Pero, por otro lado, el ciclismo es un deporte de resistencia, de desgaste, duro y al aire libre, con calor, frío, lluvia y viento y que no se puede pretender correr todos los días en condiciones ideales. Posiblemente, la etapa de Crans Montana se tendría que haber disputado con el recorrido original pero los corredores, la mayoría de los corredores, decidieron que esas no eran las mejores condiciones así que el organizador del Giro, qué remedio, tuvo que plegar velas y aceptar la demanda. El problema vino después con la propia actitud de los gallos del pelotón, sin un mísero ataque, sin ambición alguna por ofrecer algo con lo que compensar mínimamente el dramático recorte del kilometraje. Y para rematar, un domingo radiante, un recorrido con posibles y, de nuevo, nada, absolutamente nada. Error, enorme error que dejó tocada la credibilidad de estos deportistas hacia un aficionado que no comprendía casi nada de lo que veía en un contexto, además, en el que la carrera ya estaba alterada por una cantidad inusual de abandonos, carne de cañón para la corte celestial de los amantes de la conspiración ¿Mereció la pena?

El deporte, como parte importante de la sociedad en que nos toca vivir, también se ve afectada por las teorías de los fanáticos conspiranoicos que siempre ven manos siniestras que mecen la cuna de lo que pasa y beben y secretan extrañas conspiraciones para criticar y poner en cuestión Ligas de fútbol, designaciones arbitrales y abandonos de corredores importantes en una carrera ciclista. Eso sí, como toda conspiración que se precie, sin prueba alguna que sostenga la existencia de intereses ocultos, aunque muchos compren la teoría sin pedir factura y sin mirar la letra pequeña del contrato de venta. Que un corredor tiene COVID es la excusa perfecta para borrarse de un Giro que, en cuanto lleguen los días duros de montaña, sabe que tiene perdido ¡Oiga, que lo mismo es que está enfermo! Siguiente pregunta, te responderá algo molesto el abraza conspiraciones. Más tarde, el resto del equipo también hace las maletas porque, claro, como están enfadadísimos por los palos que les han dado, pues ahí os quedáis. Lo de convivir con un contagiado es algo que un conspirador que se precie jamás tendrá en cuenta. Ya saben, no dejes que la realidad te estropee una linda teoría maquiavélica. Y así, todo.

Pues nos quedan cinco días intensos, más que nada porque está todo por decidir. Hay quien piensa que el organizador se equivocó cargando todo el peso de la dureza en la última semana y eso que el viejo axioma ciclista nos dice que son los corredores quienes hacen dura o no una carrera aunque, visto lo visto, no parece que hayan mostrado demasiado interés en hacerlo en esta ocasión. Monte Bondone, Tre Cime di Lavaredo y la cronoescalada del sábado al Monte Lussari serán los jueces que condenen o absuelvan a un pelotón que ha optado por la legítima, pero poco vistosa, táctica de correr para ganar un maratón de 21 días, que no para ofrecer diariamente un espectáculo.