Opinión | Superman López y el alto precio de su espantada en La Vuelta

Parecía un buen fichaje. Y, pese a todo, lo fue. La incorporación de Miguel Ángel López Moreno al Movistar Team vino marcada por la frase de “son los mismos tontos de siempre” que tanto le perseguía desde que la pronunció. Una vez apagado el chascarillo y hasta que decidió bajarse de la bici, siempre respondió en la carretera. El colombiano dio al Movistar Team sus cuatro victorias de más peso en 2021: etapa y general de la Ruta del Sol, Mont Ventoux Dénivelé Challenge y etapa reina de la Vuelta a España.

Uno de los mejores escaladores puros del pelotón y que pese a su ya sabida inconsistencia a la hora de la verdad en grandes vueltas decidió dejar un Astana inmerso en problemas económicos para recalar en un ecosistema a priori arisco para él pero donde tuvo la oportunidad de demostrar su clase ganando y ayudando a ganar, como demostró con Alejandro Valverde en su victoria de etapa en Dauphiné.

Todas las piezas estaban bien encajadas en la relación ciclista-equipo, independientemente de los permanentes debates tácticos del Movistar Team en grandes vueltas en cuanto a liderazgos compartidos y que casi siempre acaban en más debate, en desenlaces polémicos o en un argumento extra para alimentar una nueva temporada de su documental ‘El día menos pensado’. Antes de la espantada, renovó por dos temporadas más garantizándose un buen contrato con la estabilidad económica y deportiva que eso conlleva, algo de lo que no todos los equipos del WorldTour -la primera división del ciclismo- pueden permitirse ofrecer a las estrellas.

Por esta razón llama tanto la atención que a la hora de romper su silencio hablando de este capítulo, Miguel Ángel López asegure que sentía “la misma tensión que Nairo y Landa”, que actuar así para salir de Movistar fue “lo mejor que pude haber hecho” y especialmente que bajarse de la bici en la penúltima etapa de una Vuelta a España donde marchaba tercero en la general, "pueda parecer a la gente que es una falta de respeto, pero estar en los hechos es otra cosa”.

Los hechos no se vieron, ya que el operador de televisión que proporciona la señal de la Vuelta a España no captó ese momento, salvo un vídeo grabado por uno de sus reporteros y emitido tiempo después, cuando en directo todavía no se sabía bien qué estaba pasando y si Superman había recapacitado para volver a subirse a la bici y, al menos, acabar con pundonor la carrera.

Lo que sí se ha visto claramente es que el corredor, con cierta dosis de oportunismo una vez de vuelta en el Astana, se ha despachado contra su ya exequipo aunque haya callado u omitido hablar de cómo fueron esos hechos que le llevaron a tomar aquella controvertida decisión. Se dice que hay firmado un acuerdo de confidencialidad entre él y el equipo para que nadie diga qué pasó exactamente y, por tanto, si hay tercera temporada en ‘Netflix’ muy probablemente nos quedaremos sin verlo.

Por otro lado, algo que tampoco se ha visto y no se puede calibrar en números pero existe es el daño a la imagen de marca del patrocinador del principal equipo ciclista español y a la propia estructura. Los antecedentes de Quintana y Landa que cita López en sus quejas se quedaron a años luz de ser tan dañinos, pues el alavés y el boyacense siempre mantuvieron las formas en el durante y en el después de su paso por Movistar Team.

La compañía telefónica es quien pone el dinero encima de la mesa para dotar de un sólido patrocinio y, por tanto, un buen status WorldTour a la estructura ‘Abarca Sports’ y con capítulos como el de López o el de La Covatilla con Richard Carapaz en La Vuelta 2020, ve de alguna forma afectada su imagen corporativa en un mercado estratégico como el latinoamericano. Hasta tal punto que un senador colombiano entró con fuerza y resquemor a incendiar esta polémica el día que Superman decidió abandonar camino de Castro Herville.

Nadie puede poner filtro ni freno a los ‘memes’ y comentarios en redes sociales surgidos al calor de esta crisis, y aunque López no salga vestido de superhéroe, sí queda mejor parado que el propio Movistar Team, al menos para la mayoría de la numerosa afición colombiana. En cualquier caso, y esperando que decida no volver a repetirlo nunca, si Miguel Ángel López protagonizara otro capítulo similar vestido de Astana, los ecos y ese daño sufrido -en este supuesto caso- por el estado kazajo como principal patrocinador, no serían comparables a esta película de los hechos.

Por tanto, ahora cabe plantearse: ¿quién ha perdido más, Miguel Ángel López o Movistar? Cada cual tendrá su opinión formada y lo mejor sería olvidarse de esto cuanto antes y que cada uno prosiga en paz su camino. Lo que está claro es que cualquiera de las dos partes seguirán perdiendo si siguen hablando del tema o, en caso de continuar hablando, si no lo aclaran del todo para que el asunto se extinga y siga dañando a ambos.