Ciclismo | Adrie Van der Poel: "Si pasa un buen invierno, en 2022 veremos al mejor Mathieu de todos los tiempos"

Adrie Van der Poel analizó el papel de su hijo Mathieu en la París-Roubaix 2021 que acabó con victoria de Sonny Colbrelli, un segundo puesto para el sorprendente y jovencísimo belga Florian Vermeersch y ese tercer cajón en el podio para su hijo. El portento neerlandés fue quien más lo intentó con sus ataques y llevando la iniciativa desde el grupo de favoritos en todo momento, pero ese desgaste y el gran estado de forma de Colbrelli al que también hay que añadir su perfecta lectura de la carrera en todo momento, hizo que Van der Poel cayera desfondado sobre el césped del velódromo y se lamentara de esa gran oportunidad perdida.

De cara a la campaña de clásicas de 2022, Adrie Van der Poel lanza una advertencia de cara a los rivales de su hijo y también hablando de todo su potencial:

Estas palabras de Van der Poel padre se sustentan también en la experiencia que ha adquirido Mathieu esta temporada, donde ha aprendido a perder finales apretados como este de Roubaix o en el Tour de Flandes frente al danés Kasper Asgreen y especialmente donde también ha visto como no debe atacar siempre desde lejos ni ir a tope en todo momento, ya que esto puede favorecer a otros rivales: “Debe aprender a darse cuenta de que lo que ha hecho en el último mes, es realmente excepcional. Dentro de unos días lo entenderá, pero ahora está sobre todo muy decepcionado por no haber ganado. Mathieu se lo pone difícil a muchos rivales, pero no se saca a otros campeones de la rueda así como así. Si eres realmente súper, te enfrentas a grandes rivales. Ese tipo de exhibición desde lejos no podía funcionar el domingo. Mathieu estaba demasiado corto en su preparación para eso”.

Van der Poel cierra así su año en ruta, con ocho victorias y estos citados grandes podios en Flandes y Roubaix, aunque de él siempre se espera lo máximo. Esta campaña ha cosechado espectaculares triunfos en la Strade Bianche, las dos etapas de Tirreno-Adriatico, especialmente la de Castelfidardo con Pogacar persiguiéndole y esa segunda etapa del Tour de Francia donde además se visitó con el maillot amarillo durante varias jornadas, un éxito que le pudo dedicar a su malogrado abuelo, Raymond Poulidor.

La temporada se torció para él en la prueba de mountain bike de los pasados Juegos Olímpicos de Tokio, donde sufrió una estúpida caída por creer que había una rampa de apoyo en uno de los obstáculos. Ese golpe le ocasionó fuertes dolores de espalda que le impidieron competir en más pruebas en montaña, incluyendo el Mundial y lastraron esta parte final de ruta, donde llegó corto de forma al campeonato del mundo y también a esta París-Roubaix, donde fue tercero y donde aprendió estas lecciones que destaca su padre de cara a 2022.