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Barro, dolor y sangre: la muy impactante imagen de las manos de Lizzie Deignan, la ganadora de la París-Roubaix

Eurosport
PorEurosport

Actualizado 04/10/2021 a las 09:03 GMT+2

Lizzie Deignan entró en la historia del ciclismo al vencer en solitario la primera edición femenina de la París-Roubaix. Tras la carrera, su equipo compartió una foto del manillar de su bicicleta en la que pueden verse restos de sangre. ¿Por qué sangraron sus manos? La ciclista británica corrió sin guantes y debido a la humedad y la fuerza con la que agarró su bici en los duros tramos de adoquín.

Las manos con heridas y sangre de Lizzie Deignan, ganadora de la París-Roubaix

Fuente de la imagen: Getty Images

La noticia es que Lizzie Deignan corrió a lo grande y ganó a lo grande la primera edición femenina de la París-Roubaix gracias a un lejano ataque de la inglesa y un trabajo táctico perfecto de su equipo, el Trek-Segafredo, que tuvo doble premio con el podio de la italiana Elisa Longo Borghini. Pero otra imagen de la carrera, un detalle que no pasado desapercibido, fue ver esos restos de sangre en el manillar de la bici de la campeona del mundo en 2015.
Su equipo compartió la foto, ya que sirve para ilustrar la extrema dureza de esta clásica que es conocida como ‘el Infierno del Norte’. Y tanto, ya que las ciclistas se enfrentaron a infernales condiciones meteorológicas de lluvia, fuertes vientos y un barrizal en los tramos más complicados de adoquines o pavés. Es precisamente durante esta superficie donde más se sufre, ya que hay que mantener un férreo control de la bicicleta al transitar por una superficie muy irregular y llena de pequeñas trampas. Aquí las ciclistas deben agarrar con más fuerza el manillar, aunque lo aconsejable es que las manos acompañen a la parte alta del manubrio, apoyándolas para así poder ‘bailar’ sobre ese adoquín.
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Lizzie Deignan hace historia al llevarse la primera París-Roubaix femenina

Pero las zonas embarradas a causa de la lluvia dificultaban ese particular baile, por lo que era necesario un fuerte agarre para no caerse. De hecho, en los kilómetros finales y cuando Lizzie Deignan ya saboreaba la victoria, estuvo a punto de irse al suelo pero pudo mantener el control de su bicicleta.

La causa principal de las heridas: no llevar guantes

En la París-Roubaix o las carreras con tramos de adoquines, es aconsejable equipar a las bicicletas con una doble cinta en el manillar para tener más y mejor agarre, que también sirva para tener un poco más de amortiguación y que las manos y brazos sufran un poco menos. Pero hay corredores como el mítico Tom Boonen, ganador en cuatro ediciones, que no usaban guantes para proteger sus manos y tener también ese agarre.
Deignan tomó nota y prefirió ser ‘vieja escuela’, no vistiendo guantes como sí aconseja el sentido común para tener mejor agarre y proteger las palmas de las manos contra el asfalto y posibles quemaduras o heridas en caso de una caída.
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Lizzie Deignan, ganadora de la París-Roubaix, entra al velódromo

Fuente de la imagen: Getty Images

La británica no se cayó, pero dadas las circunstancias de humedad y lluvia en sus manos y el hecho de estar agarrando el manillar con fuerza durante tantos kilómetros, sufrió heridas superficiales en sus manos, por lo que entró en meta con visibles restos de sangre que también quedaron inmortalizadas en su propio manillar.
Una muestra más de la dureza y el sufrimiento extremo que hay que pasar para alcanzar la gloria en esta carrera, una de las más duras del calendario. Aunque no sólo sufren quienes ganan, ya que todas las ciclistas conocieron por primera vez lo que supone este Infierno, el del Norte, el de la reina de las clásicas que por fin ha llegado para quedarse en el calendario femenino.
Lizzie Deignan, Trek Segafredo wins Paris-Roubaix Femmes
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