Giro de Italia 2024 | Pogacar repite la historia y emula la gesta de Pantani: Avería, remontada y victoria en Oropa

El Santuario di Oropa. Lugar de la mística. Terriotorio 'Pirata'. Allí precisamente donde Marco Pantani realizó su última gran gesta como ciclista y en el que este domingo Tadej Pogacar ha edificado la primera de la suyas, en esta preciosa carrera categorizada como el Giro de Italia. El esloveno, además de demostrar una vez más su voracidad por coleccionar victorias (van 71 con sólo 25 años), sigue también empeñado en emular aquellas hazañas de los más grandes de la historia de este deporte.

Como si de un déyà vu se tratara, Pogacar tuvo que echar pie a tierra en el inicio de la subida final. Pinchó y hasta se fue al suelo en un momento en el que, irremediablemente, llevó a recordar lo ocurrido 25 años atrás en el tiempo. Fue en la decimoquinta etapa del Giro de 1999, cuando ‘El Pirata’, flamante líder de la clasificación general, sufría una avería en la cadena de su bicicleta y se quedaba descolgado del grupo principal en las faldas de esa misma y tan mítica ascensión. Tocaba remontar.

El italiano comenzaba con 45 segundos de desventaja. Vestido con la maglia rosa y derrochandoesa furia endiablada, tan característica suya, iba superando a cada uno de sus rivales. Primero ayudado por sus compañeros y luego en solitario, hasta llegar a Laurent Jalabert. Ahí quedaban cinco kilómetros. El francés poco pudo hacer ante la arrancada de Pantani, sin mirar atrás, endiosado en una de sus tardes más mágicas. En el Santuario no sólo ganó, sino que firmó una de las mayores proezas de todos los tiempos. La última del ‘Pirata’.

Para el esloveno el retraso era de medio minuto. También enfadado, en su caso con el coche de equipo, poseído por el espíritu de Pantani, uno de los más grandes de siempre, inició su particular remontada. 'La vida pirata, la vida mejor', debió pensar. Y dos kilómetros después ya estaba relamiéndose detrás de sus compañeros. A la estela primero de Mikkel Berg y después de Rafal Majka, hasta que a cuatro kilómetros y medio de meta no se iba a aguantar más. Un hachazo a la carrera y al que sólo intentó responder Ben O’Connor, quien luego acabaría pagando esa osadía.

Porque Pogacar es inalcanzable (para cualquiera que no se apellide Vingegaard). Y eso que no superó los 17'04'' de subida de Pantani aquel día. El esloveno ascendió en 17'31'', siendo por ejemplo 6'' más rápido que Tom Dumoulin en 2017, último ganador hasta la fecha, o 41'' mejor que Piotr Ugrumov en 1993, cuando puso contra las cuerdas al mismísimo Miguel Induráin. Tadej iba a escribir su nombre en la icónica cima de Oropa, donde terminaba su peregrinaje al mismo tiempo que celebraba con la devoción de aquel que proclama que va a seguir ganando. Así ha sido la primera tarde de gloria del ‘Príncipe’ en este Giro de Italia. Y tengan por seguro que no será la última.