Tour de Francia 2018: La letra pequeña del pacto que Valverde pide para tumbar al Sky

Leyendo entre líneas esa petición de Alejandro Valverde instando al resto de equipos a moverse se puede deducir fácilmente que lo que está pidiendo el Movistar Team es precisamente lo que ya intentaron ellos mismos sin éxito en Alpes. O que al menos haya maniobras parecidas como la de Steven Kruijswijk camino de Alpe d’ Huez. Aunque a la hora de la verdad todo sea en vano porque tarde o temprano les aplastará el rodillo del Sky.

Valverde también pide una situación que sólo se ha dado una vez en una gran vuelta y en la que Chris Froome se quedó en absoluto fuera de juego. Camino de Formigal en La Vuelta 2016 que ganó Nairo Quintana. Pero esa acción la inició un ya retirado Alberto Contador. El ya exciclista madrileño verá el Tour desde la cabina de Eurosport en Pirineos, y aunque el espectador sale ganando, quien más echa en falta la presencia de un atacante nato no dejan de ser los propios rivales de Chris Froome, Movistar incluido.

Las bajas de un Richie Porte o Vincenzo Nibali también minimizan esas opciones de encontrar aliados fiables, ya que ni el BMC ni el Bahrein-Merida tienen más objetivos que ganar alguna etapa y tratar de colarse en una fuga. En definitiva, que los hermanos Izagirre difícilmente atenderán la llamada de Valverde porque con su líder en casa, bastante tienen con seguir buscando la gloria de un triunfo parcial, como están demostrando día a día.

Lo que no ha dicho Valverde ni nadie en Movistar Team, pese a que Mikel Landa fue triste protagonista hace un año, es que en ninguna de las dos jornadas de media montaña por el Macizo Central ni tan siquiera han intentado toser al Sky o cuestionar el liderazgo compartido entre Geraint Thomas y Chris Froome. Tal vez no recuerden cuando el Team Sky ordenó parar al vitoriano en la 15ª etapa de 2017 camino de Puy en Velac, tras un pinchazo de Froome. Ese día los favoritos, sin complejos, marcharon para adelante y esa orden de equipo salvó el amarillo de Froome y enterró las opciones del vitoriano.

Fue por una avería, correcto. Pero también fue por la ambición del resto de favoritos de querer intentarlo. Landa y Nieve condujeron a Froome hasta el grupo principal, en el que fue el último apuro serio del inglés en la carrera que domina desde 2013.

Mientras el discurso del Movistar es el de tratar de ganar una etapa y acercar a Landa o Quintana al podio de París, el de Tom Dumoulin o el amenazante Primoz Roglic sigue siendo el de ganar la carrera. De hecho, el propio Froome ha señalado al holandés y al esloveno respectivamente como principales y únicos rivales, ya que en caso de recortar algo de tiempo en Pirineos, supuestamente les favorece esa contrarreloj de 31 kilómetros de la penúltima etapa.

Dumoulin ataca por instinto, sin tener un gran equipo detrás que le apoye en una etapa de montaña exigente y sabe que debe valerse por sí mismo. Pero ni en el Giro pudo con Froome ni en el Alpe d’Huez, pese a volverlo intentar con valentía, pudo con los dos Sky. Al menos, Roglic cuenta con Kruijswijk y con el factor sorpresa. Nadie sabe de lo que es capaz este antiguo saltador de esquí reconvertido a ciclista. Ni siquiera un propio Sky que tiene una debilidad, no saber manejarse del todo bien ante lo desconocido.

Restan tres batallas en Pirineos durante los próximos cuatro días, intercalando dos jornadas de 200 kilómetros, la corta y explosiva etapa de 65 kilómetros y una jornada de llano para intentar fuegos artificiales o fiarlo todo a la lotería de la contrarreloj aun a sabiendas de cuál será la combinación ganadora. Con alianzas o sin ellas, si Movistar no lo sigue intentando y si Nairo Quintana sigue sin responder, esos pactos que sugiere Alejandro Valverde volverán a convertirse en papel mojado.