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Tour de Francia 2017: ¿Qué pierde este Tour (y el ciclismo en general) sin Peter Sagan?

Adrián G. Roca

Actualizado 04/07/2017 a las 22:28 GMT+2

A vueltas con la expulsión de Peter Sagan del Tour de Francia 2017 por su peligrosa maniobra en el esprint con Mark Cavendish, que dio con el británico en el suelo, la gran carrera ciclista pierde al ciclista que más y mejor garantiza el espectáculo. El eslovaco es el corredor más mediático del mundo y de aquí a París, un Tour sin él será mucho menos divertido.

Peter Sagan acudió al bus del Dimension Data para disculparse con Cavendish

Fuente de la imagen: Other Agency

No es cuestión de debatir en estas líneas si la expulsión de Peter Sagan fue justa o injusta. Si hubo o no codazo o si Mark Cavendish no debió haber buscado ese hueco tan estrecho para intentar remontar. Tras esta decisión del Jurado del Tour de Francia 2017, toca preguntarse qué pierden el ciclismo y la carrera más importante del mundo sin él. Y a este lado de la balanza hay demasiados y muy buenos motivos para concluir que efectivamente, el Tour se queda huérfano de competitividad y de mucho espectáculo.
¿Merecía Peter Sagan la expulsión del Tour de Francia por su codazo a Cavendish?

¿Qué más se puede perder sin Sagan?

Lucha por el maillot verde más descafeinada. Que Peter Sagan haya ganado el premio al ciclista más regular durante los últimos cinco años habiendo ganado ‘sólo’ ocho etapas, dice mucho del altísimo nivel de competitividad que este ciclista aporta al Tour de Francia. Y no sólo a las llegadas llanas y al esprint, sino también en jornadas de media montaña donde era un habitual en las fugas.
No sólo caballitos: Espectáculo en todos los terrenos. El portento eslovaco jamás tendrá los números de Mark Cavendish, ya que no es un esprínter puro. Pero más allá de que el público de las cunetas se quede sin ver de cerca y saborear sus característicos caballitos con su bicicleta cuando la carretera se empina, el aficionado se pierde un reclamo y un ciclista cien por cien batallador. A sus 27 años todavía debe ganar una etapa de media montaña, por ejemplo, o una de alta montaña como ya consiguiera hace unos años un clasicómano-esprínter también campeón del mundo como Thor Hushovd. Por no hablar de sus espectaculares descensos, como el que protagonizó hace dos ediciones persiguiendo al español Rubén Plaza.
Las dudas que deja esta sanción. Entre las muchas opiniones que ha levantado esta descalificación, que puede interpretarse como ejemplarizante para que los velocistas asuman menos riesgos en las llegadas pedaleando de forma más recta y limpia en su trayectoria y sin necesidad de utilizar codazos, empujones, cabezazos u otras artimañas. Pero además de ser un ejemplo, también levanta la sospecha de si los comisarios van a actuar igual siempre, si se van a visionar y revisar con lupa todos los esprints. De ser así, el ciclismo perdería parte de su esencia y conviene recordar que el esprint es una de las mayores expresiones del ciclismo, por no decir la que más.
Menos expectación en salidas y llegadas por ver a Sagan. Es el ciclista más mediático del mundo, alguien que apenas tenía detractores y que generaba buen humor y simpatía dentro y fuera del pelotón por su forma de ganar y también por su forma de perder. Esto se ha extendido a cientos de aficionados, eslovacos o no, que exhiben banderas nacionales de Eslovaquia en cada llegada, naturalizando esta enseña como las de Flandes, País Vasco u otras regiones o países y que son muy familiares en este deporte. Esa afición se desplaza en masa hasta el autobús del equipo Bora a verle, a perseguirle, a buscar un autógrafo, una foto, un selfie o que el propio ciclista responda con su inconfundible sonrisa.
Ni récord de Erik Zabel ni la victoria de más prestigio. Si Sagan siguiera en carrera podría haber igualado la marca de seis maillots verdes de la regularidad ganados por el alemán. Lo logrará porque todavía tiene 27 años. Pero a la foto de los Campos Elíseos le falta la del eslovaco levantando los brazos en esa etapa, es decir, ganando ese esprint que todavía no ha sido capaz de conquistar.
Cierta animadversión al Tour de Francia. El Tour ha sido, es y seguirá siendo la carrera ciclista más importante del mundo con o sin Peter Sagan, con o sin cualquier ciclista. Pero esta sanción, para muchos desproporcionada incluso para ciclistas en activo o exciclistas polémicos como el esprínter australiano Robbie McEwen, puede hacer que el eslovaco se repiense si el año que viene toma la salida y si no opta por otros objetivos, como por ejemplo el Giro de Italia en el que todavía no ha debutado. Tal vez, en alargar su estado de forma para intentar conquistar clásicas de Ardenas tras la campaña de pavé. Esto último sería bienvenido para sus amantes, pero el Tour es el Tour, aunque un poco menos interesante sin él.
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