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Ahora sí, Mikel: lo que Landa nunca más volverá a escuchar en el Tour

Adrián G. Roca

Actualizado 11/09/2020 a las 09:03 GMT+2

Mikel Landa Meana no volverá a escuchar por el pinganillo algo así como: “Para, debes ayudar al líder del equipo”. Liberado de jefes de filas o de compartir tricefalias por fin ha llegado el momento que tanto ansiaba el ciclista alavés. Desde este viernes y con el final en alto en Puy Mary, debe demostrar si está para pelear por el podio o por algo más en este Tour de Francia 2020.

Mikel Landa en el Tour de Francia 2020

Fuente de la imagen: EFE

Ante sí, tres etapas consecutivas de montaña para no ceder ni un segundo más del 1:42 de Primoz Roglic, que apenas sería un puñado de segundos de no mediar ese estúpido enganchón que le hizo perder tanto tiempo en la séptima etapa en Lavaur. Este domingo a media tarde, tras el final en el Grand Colombier él mismo y todo el ‘landismo’ podrán comprobar si realmente está para cumplir sus grandes expectativas, si al menos las mantiene intactas o, en el peor de los casos, con daños minimizados.
No está siendo un Tour de Francia 2020 fácil para Landa. Además de ese 1:21 que se fue al limbo, la factura de las caídas de Niza fue demasiado cara para el Bahrein-McLaren. Rafa Valls, un apoyo que se antojaba imprescindible en montaña se fue a casa con diversas fracturas y quien debe ser su mejor lugarteniente y con amplia experiencia en ganar grandes vueltas para su líder, Wouter Poels, ha ido penando por las secuelas de la caída de aquel resbaladizo suelo. Como consuelo, los equipos dominantes como Jumbo-Visma o Ineos no han exhibido su maquinaria de dominio y temor a sus rivales en el fin de semana de Pirineos, por lo que todo lo que suceda será, para alivio y presión añadida del alavés, casi exclusivamente cosa suya.
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Tour de Francia 2020: Landa perdió 1:21 por este estúpido enganchón

Ha pasado el tiempo suficiente de aquel mensaje que recibió por radio en la 15ª etapa del Tour 2017 en pleno ascenso al Col de Peyra Taillade. La orden fue esperar a Froome porque ese era su trabajo. Un punto de inflexión en su carrera, porque más allá de que al final de esa jornada se popularizara entre risas y resignación el hashtag #FreeLanda, pocos días después en los Campos Elíseos y tras no hacerse la foto en el podio por sólo un segundo, se dijo a sí mismo y a todo el mundo que volvería a esta carrera para ganarla.
“Tengo piernas pero no tengo galones” y “tengo esa sensación de no haber podido jugar mis bazas. De haberlo dado todo pero de no haber llegado dónde debería haber llegado” o esta otra, más clara: “Tuve que ayudar a Froome porque me lo pidió el equipo”. De su boca y de la hemeroteca salen estas frases que son pasado y que, manifestadas de otra forma y en otro contexto, también podían valer para esos dos años en Movistar donde tampoco tuvo claro su rol.
No tiene por qué ser un ultimátum, pero se acerca bastante a un ‘ahora o nunca’ de manual. O mejor dicho, a un 'ahora sí, Mikel' Como él mismo dijo en vísperas de este Tour: "Entiendo a los que dicen que si no gano este Tour, se me acaban las excusas”.
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